Para Diego Colomba, poeta, ensayista y profesor, su trabajo en este periódico, desde 2000 a 2008, tuvo una fuerte conexión con su desarrollo como narrador. Recuerdos y anécdotas de una aventura periodística.

Por la Redacción*

El escritor Diego Colomba es, además de profesor y licenciado en Letras y doctor en Humanidades y Artes con mención en Literatura, ex integrante de este periódico, en el que colaboró desde sus inicios. En el marco de las notas por los 20 años de la aparición del primer ejemplar de El Eslabón, recuerda su paso por este medio y los distintos trabajos, notas y reseñas que realizó “sin ningún tipo de limitación”, lo que considera y admite: “Derivó finalmente hacia mi escritura poética y ficcional”.

“Me vine de San Nicolás a estudiar letras en el 90. En el 97 me recibí de licenciado, dos años después de profesor. Ya daba clases, y quería hacer periodismo cultural. Empecé con notitas en el diario El Norte de San Nicolás y en la revista de un amigo. Como en Rosario me hice íntimo amigo de Pecos (Jerónimo Principiano, uno de los integrantes del grupo fundador de este periódico), padrino de mi primera hija, seguí de cerca el origen de El Eslabón”, cuenta Colomba, una de las plumas eslabonianas desde el 2000 hasta el 2008.

“En El Eslabón aprendí a escribir reseñas y notas, haciéndolas sin ningún tipo de limitación ni guía, ni siquiera me hacían correcciones –se ríe–, publicaban todo lo que mandaba”, agrega con humor. “De alguna manera, todo ese trabajo derivó finalmente hacia mi escritura poética y ficcional, fue mi escuela en la escritura que cursé, paradójicamente, como un autodidacta”, dice el literato que tiene diez libros publicados, dos de crítica y el resto de poesía.

En la memoria Colomba, tiene grabada además su primera nota sobre la serie televisiva Okupas. Después destaca sus primeros trabajos en los que relacionaba la literatura con la política. “Escribía al comienzo sobre libros o autores que no correspondían a las novedades editoriales, teníamos esa libertad, y yo creía que así conectaba con la línea editorial del periódico. Más tarde se me ocurrió analizar las letras de rock y eso terminó siendo el tema de mi doctorado, que empecé a cursar en el 2002”. Años después, en 2011, publicaba el libro Letras de rock argentino. Género, estilos y transposiciones.

“Finalmente, me terminé ocupando de novedades editoriales, narrativa, ensayos y libros de poesía”, enumera y detalla con precisión: “Publiqué 51 notas en El Eslabón, lo sé porque las anotaba en una lista, y unas cuantas en Redacción Rosario.En 2012 gané el premio provincial de ensayo (el premio Juan Álvarez) con un libro que incluía algunos textos publicados originalmente en el periódico”. (Se refiere a Mesa de novedades. Poesía y narrativa del presente).

Colomba comenta que su paso por las redacciones eslabonianas, siempre caóticas, eran muy poco frecuentes, que las conocía solo por ir a buscar algún periódico y que trabajaba más como un colaborador entre las sombras. “Iba más a las fiestas que organizaban: ahí veía a algunos de los que integraban la redacción”, admite. Claro que la conexión eslaboniana pasaba por lo que se generaba como lugar de posibilidades de expresión y creación. Y en ese sentido, funcionaba como disparador. Colomba cuenta que justamente a partir de una reseña del Eslabón, el periodista Pablo Makovsky, también nicoleño, lo invitó a colaborar en El Ciudadano, donde publicó reseñas durante un año. Después empezó hacerlo en La Capital y también en otros otros medios, pero manteniendo con fidelidad las colaboraciones para El Eslabón.

“La importancia de El Eslabón fue inocultable. Pero sobre todo en el tema político más que en lo cultural. En lo político se podía decir otra cosa, sobre todo en relación con La Capital, siempre expresando a la derecha agro sojera. No tanto en lo cultural, ya que la misma La Capital, Rosario 12, o El Ciudadano eran permeables a lo cultural y artístico aún en sus formas más complejas, marginales o políticamente incorrectas”, analiza.

Como a veces los caminos se cruzan, Colomba adelanta que en breve publicará un cuento de ovnis en la colección de Libros Silvestres, la editorial con la que El Eslabón ha promocionado la colección infantil Tarumba en el marco de los festejos de sus 20 años. Y además cuenta que para el año que viene, Barnacle, una editorial de Buenos Aires, publicará El lado de la sombra, de poesía, un género que cultiva además en Op.Cit , (Obra citada) la Revista-blog de poesía argentina, hispanoamericana y traducida. “Es una publicación cuyo staff tengo la suerte de integrar con poetas de diferentes puntos del país”, destaca el ex integrante de este proyecto periodístico autogestionado.

* Entrevista: Juan Pablo de la Vega | Edición: Ernesto Ávila

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