El clima de fiesta carnavalesca de la comunidad boliviana del barrio porteño del Bajo Flores inunda el estadio del Deportivo Español. Cientos de músicos y cuerpos de baile se suman a la conmemoración del Día del Estado Plurinacional que tiene un protagonista esencial: Evo Morales, el primer presidente boliviano de origen indígena. Ese orgullo, esa realidad de reconocimiento de la identidad originaria, le da el tono de cariño y respeto que aglutina en la convocatoria a familias enteras de bolivianos residentes en Buenos Aires, desde ancianos a los más pequeños, a pesar del sol de las dos de la tarde de un día tórrido de verano.
Después de los números artísticos, hay muy breves intervenciones y luego de las palabras de un dirigente en representación de las comunas bolivianas, ante una tremenda ovación hace su aparición para cerrar el acto Evo Morales Ayma.
Abajo del escenario, desde el palco de honor, junto a su vicepresidente Álvaro García Linera, está el flamante candidato a presidente, el ex ministro de Economía Luis Arce.
Los acompañan en la misma fila de sillas los dirigentes sindicales argentinos Pablo Moyano, de Camioneros, y Hugo Yasky, de la CTA, además del ex presidente de la Suprema Corte Raúl Zaffaroni, entre otros invitados.
La mayor parte de los miles de asistentes que colman el lugar son de la numerosa colectividad boliviana de esa región de Buenos Aires y del conurbano, y que ocupan la zona del césped del estadio. En las tribunas, se ubican las organizaciones amigas argentinas como el Movimiento Evita, Barrios de Pie, la CTA, Peronismo Militante, el Partido Comunista, la CCC y otras tantas organizaciones de base y barriales de Buenos Aires y otras zonas del país.
El bullicio de pronto se detiene al comenzar hablar Morales. La multitud, que hace más de dos horas está bajo el impiadoso sol de enero, con sombreros, pañuelos y remeras en su cabeza, ahora escucha en silencio, y aplaude entusiasta cada vez que el líder subraya el reconocimiento durante su gestión a las comunidades originarias, las obras y las inversiones. Y se convierte en un gran estallido de aplausos y vítores cuando destaca los avances en hospitales y en la atención de la salud pública.
A pesar de cierta impotencia ante los acontecimientos que ocurren en Bolivia, hay serenidad en el ambiente, no hay odios ni resentimientos, y sí hay entre la gente un brillo de esperanza en los ojos.
Los bolivianos convocados expresan ante las consultas de los periodistas un deseo de paz, el fin de la represión, y un anhelo de que Bolivia vuelva a ser un faro de la restitución de derechos y reconocimiento de las distintas identidades originarias que dieron sello al Estado Plurinacional. El grito desgarrador resuena en la Bajo Flores: ¡Que viva el Estado Plurinacional!
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