En despachos y corrillos se asegura que está decidido el traspaso del organismo oficial de cooperativas y mutuales desde Desarrollo Social al ministerio a cargo de Matías Kulfas. La novedad reaviva expectativas en el sector de la autogestión.

Aunque todavía no se dice públicamente, funcionarios nacionales informaron a allegados y dirigentes del sector de cooperativas y mutuales que el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes), presidido por Mario Cafiero, dejará de funcionar en la órbita del Ministerio de Desarrollo Social y pasará a depender de la cartera de Desarrollo Productivo, a cargo de Matías Kulfas. “La decisión la tomó el propio presidente, para que cooperativas y mutuales participen más directamente de la recuperación de la actividad económica y el empleo que necesitamos”, se comenta en estos días en despachos, pasillos y grupos de whatsapp del mundo de la llamada Economía Social, donde la novedad se recibe con expectativa pero a la vez con cautela, a la espera de confirmaciones oficiales. Es que lo de “llevar el Inaes a Producción” sonó también en la transición del macrismo al actual gobierno, pero no se concretó para el inicio de la gestión de Alberto Fernández.  

Entre los más entusiastas impulsores del traspaso se cuentan trabajadoras y trabajadores autogestionados de empresas recuperadas y cooperativas de trabajo, que ya en julio del año pasado, en plena campaña electoral, lo plantearon con claridad: “El sector del trabajo organizado bajo los criterios de la autogestión, es parte del movimiento obrero y como tal, de la fuerza fundamental de la economía. Debe ser reconocido como un importante elemento de la política económica y productiva desde el Estado, a través de la integración de su tratamiento como política pública en los organismos estatales acordes a esta importancia”, se expresó en el documento surgido del Foro Federal de Economía Cooperativa, Autogestionada y Popular.

Aquel encuentro convocó tanto a miles de trabajadoras y trabajadores de las organizaciones más convocantes del sector, como a numerosos referentes y dirigentes políticos que se posicionaban para asumir funciones si se confirmaba el triunfo de Alberto y Cristina. Entre esos dirigentes participantes del Foro se contaron justamente los que hoy están a cargo de las áreas ligadas al “viaje” del Inaes: los ministros Matías Kulfas y Daniel Arroyo, de Desarrollo Social; y el propio Mario Cafiero, presidente del organismo oficial de cooperativas y mutuales.

La vuelta a la agenda de lo del cambio de cartera del Inaes surge en un enero signado por las urgencias y reordenamientos permanentes, que parecen lógicos en un gobierno nacional recién asumido y con la pesada herencia del macrismo. 

Tanto en el Inaes como en el Ministerio de Desarrollo Productivo, aún falta formalizar estructuras y nombramientos en varias áreas, incluidas las destinadas a empresas recuperadas y autogestionadas. Un panorama similar se da en el Ministerio de Trabajo y su Programa de Trabajo Autogestionado (PTA). 

En fábricas recuperadas y cooperativas de trabajo, donde se sacrificó calidad de vida para sostener una economía solidaria, se espera como al agua en el desierto la vuelta de la llamada Línea 1 del PTA, consistente en un subsidio directo al retiro mensual de cada trabajador, en los mismos términos que los llamados Repro, destinados a empleadas y empleados registrados de empresas privadas.

Son varias más las reivindicaciones del sector, cuyos referentes encuentran en el nuevo gobierno las puertas abiertas y las coincidencias que esperaban. En cada reunión o encuentro con funcionarios, se escuchan compromisos de apoyo y trabajo conjunto, pero siempre acompañadas por un “hay que esperar hasta marzo” para tener más precisiones respecto de interlocutores y herramientas concretas con que se va a contar.

Con este panorama, lo del traspaso del Inaes se vislumbra como una nueva señal positiva entre quienes impulsan la revalorización de la autogestión y la economía social. Es una señal que acrecienta expectativas y tal vez ameniza ese “hay que esperar”, que choca con ansias propias de quienes anhelan recuperar derechos perdidos en los últimos años. “Y bueno, si llegamos vivos hasta acá, a marzo llegamos seguro”, vaticinó entre sonrisas un referente de una federación de cooperativas.

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