La rúbrica del documento (que tiene que ser aprobado por los parlamentos de ambos países) fue en Miami. El objetivo es seguir acosando a Venezuela, además de hacer buenos negocios en la industria armamentística.

El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, y el comandante del Comando Sur de EEUU (Southcom) firmaron un acuerdo de cooperación militar en Miami, Florida, este 8 de marzo de 2020.

Según Faller, el acuerdo estaría encaminado “a ayudar a enfrentar regionalmente amenazas como la que supone, para EE UU y Brasil, la crisis de Venezuela”.

Pero es apenas un acuerdo preliminar, que Bolsonaro, cada vez más servil a los EEUU, celebra como una victoria. Lo cierto es que para entrar en vigor, el documento debe ser aprobado por los congresos de ambos países.

La alianza militar estaría destinada a desarrollar proyectos de defensa que pueden dar a Brasil acceso al financiamiento en este rubro. “Es un acuerdo histórico”, anunció Faller, que recibió a Bolsonaro en la sede del Southcom, en Doral, convirtiéndolo en el primer mandatario brasileño en visitar la institución responsable de las operaciones militares de EEUU en Latinoamérica y el Caribe.

El denominado “Acuerdo de Investigación, Desarrollo, Prueba y Evaluación (RDT&E)”, según informó el Ministerio de Defensa de Brasil, “puede ampliar el acceso al mercado estadounidense, así como la formalización de otros pactos en el sector de Defensa”.

El acuerdo permite alianzas en el desarrollo de tecnología de defensa por parte de compañías privadas, que pueden utilizar financiamiento público de ambos países.

El Ministerio de Defensa brasileño también mencionó en un comunicado que el RDT&E podría facilitar la entrada de productos brasileños en otros 28 países miembros de la OTAN, la mayoría de los cuales tienen acceso al fondo de Defensa estadounidense.

El tratado ya estaba en estudio desde el Gobierno de Michel Temer (2016-2018), pero las conversaciones se encaminaron y finalmente se materializaron bajo el mandato de Bolsonaro.

En este marco, un alto funcionario de la Casa Blanca anticipó a los medios de comunicación que los presidentes discutirían la “maximización” de la presión a Nicolás Maduro.

Según esa misma fuente, la presión ahora mismo contra el presidente venezolano y su cúpula de gobierno está “rondando por el 60 por ciento” y se va a incrementar al “máximo” en alianza con el gobierno colombiano y los demás integrantes del Grupo de Lima, “para lograr la democracia” en Venezuela.

El Southcom reiteró más de una vez que tiene sobre la mesa una “gama de opciones” para enfrentar la “amenaza regional” que, según ellos y sin dar fundamentos sólidos, significa Venezuela.

Las opciones incluyen eufemismos tales como “trabajar con sus socios en la región, compartir inteligencia y estar listos para la asistencia humanitaria”. Bajo este concepto, como quedó demostrado, se encubre la ayuda imperial a los golpistas venezolanos (algunos muy violentos) y la permanente amenaza de una invasión militar.

Bolsonaro también se reunión con los senadores republicanos Marco Rubio y Rick Scott, muy cercanos al presidente Donald Trump en los temas de presiones comerciales y sanciones a las “dictaduras” de Venezuela y Cuba.

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