Los socios canayas desparecidos en la dictadura serán homeajeados por los jugadores en el partido ante Colón, este lunes
Primero, hace unos cuantos años, fue invitar a los organismos de derechos humanos a ingresar al terreno de juego en el partido más cercano al emblemático 24 de marzo. Después, la decisión de marchar oficialmente el día en que se recuerda el inicio de la etapa más oscura y sangrienta de la historia argentina. Más adelante, la creación de una subcomisión que se lanzó a la búsqueda de desaparecidos y desaparecidas que estuvieran inscriptos en el padrón de asociados y los homenajeó con una placa con sus nombres en el Gigante. Ahora, el club de Arroyito resolvió que a esos 11 canayas, que nunca renunciaron, que no fueron expulsados ni dejaron de pagar la cuota por voluntad propia, se les restituya la condición que nunca debieron perder: la de socios de Central. Y no sólo eso, también gritarán ¡presente! en las camisetas que los futbolistas del plantel profesional lucirán en el encuentro ante Colón, y que al igual que en 2019 llevarán estampado el pañuelo de las Madres.
Una movida Gigante
“Cuando Banfield les restituyó la condición de socios a sus desaparecidos, pensamos que sería muy interesante replicarlo acá. Y por suerte ahora lo podemos hacer”, cuenta Martina Estévez, quien está al frente de la subcomisión de DDHH de Rosario Central, conformada hace unos años, y que también participó de la búsqueda incesante de víctimas de la dictadura que figuraran en los padrones del club. “Más allá de la investigación y de poder hacer un reconocimiento a los desaparecidos de Central, también se le puede entregar algo a sus familias, como el carnet que acredita que son socios de la institución”, destaca. “Se lo comentamos a la comisión directiva y tuvimos muy buena respuesta –continúa–. El carnet va a decir «socio detenido desaparecido, víctima del terrorismo de Estado», que es la categoría que se creó para poder hacer esto”. Estaba previsto llevar adelante ese reconocimiento en la previa al duelo de este lunes ante el Sabalero, pero debido a la decisión de cerrar al público todas las canchas del fútbol argentino en el marco de la lucha contra el Coronavirus, el evento quedó –por lo menos al cierre de esta edición– en suspenso respecto al día y horario a llevarse a cabo.
“Cuando desde la subcomisión de DDHH del club me avisaron, me generó una sorpresa muy linda. Y cuando me enviaron la foto con los once socios desaparecidos, el impacto fue doble, me pone muy contento”, dice emocionado Jorge, hermano de Osvaldo Mario Vermeulen –empleado bancario y militante peronista desaparecido el 1° de abril de 1977–, e hijo de Norma Birri, histórica madre de la plaza 25 de Mayo de Rosario, y añade: “Y eso se potencia porque somos canayas desde la cuna: mi viejo nos hizo socios a mi hermano y a mí cuando teníamos un mes de nacidos”.
“Soy de Central como mi vieja y mi abuelo Ponce, y es un orgullo enorme que Central levante las banderas de los DDHH”, se engancha Laura Cámpora, hija de Ángela Noemí Ponce, desaparecida el 5 de julio de 1978, y acota: “Además, es una forma creativa de volver a poner en discusión el tema de la dictadura y generar conciencia democrática, y sobre todo para poder decir ¡Nunca más!”.
“Se siente mucha emoción que el club del que soy hincha reconozca a mis familiares”, aporta Renata Labrador, nieta de Palmiro y sobrina nieta de Miguel Ángel, también víctimas del terrorismo de Estado, y agrega: “Ellos eran socios y no es que no quisieron pagar más la cuota o cualquier otra razón, sino que los desaparecieron, los asesinó la dictadura”.
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“Comenzamos invitando a organismos a hacer una ronda en el terreno de juego en los partidos previos al 24, también marchamos como club y en un momento decidimos conformar la subcomisión, dentro de la secretaría de Actividades Sociales y del Área Social”, repasa el camino recorrido hasta aquí Martina Estévez. “En 2018, con compañeros y compañeras de Hijos hinchas de Central, iniciamos la investigación en los padrones, que fue muy tediosa porque no está ordenada alfabéticamente, sino por fecha, y de la mayoría de los desaparecidos que creemos pueden haber sido socios, no sabemos en qué año se pueden haber hecho”, confiesa, y adelanta: “Pudimos recuperar 11 y tenemos varios candidatos posibles más, pero nos falta confirmarlo en los libros”.
Este no será el primer reconocimiento del club para esos militantes que compartían la pasión por el Canaya. “El año pasado descubrimos una placa con los 11 nombres y logramos que el plantel salga con el pañuelo de las madres en la camiseta”, recuerda Martina, y remarca orgullosa: “Este año no sólo se les va a entregar el carnet a sus familiares sino que los jugadores van a llevar estampado en sus espaldas el nombre de cada uno de ellos. Eso sí es la primera vez que se hace, y es histórico”.
“Cuando le comunicamos a los familiares se pusieron muy contentos y emocionados. La idea es que vengan sus hijos, hermanos, nietos, amigos, y que lo sientan como propio porque esto también es para ellos”, cuenta emocionada, y destaca el papel de la dirigencia “que nos dio el espacio para hacer todo lo que venimos haciendo y nos impulsan incluso a realizar muchas actividades más”.
La memoria es Central
Normita Vermeulen era una de las referentes de Madres de Plaza 25 de Mayo Rosario y llegó a ser reconocida, hace un par de años, por el club de sus amores. “Le entregaron una camiseta (con su nombre y la leyenda 30 mil. Memoria. Verdad. Justicia) y ella se la regaló al mayor de mis hijos un año antes de fallecer”, cuenta Jorge Vermeulen, y señala: “Estamos muy expectantes con esto de la entrega de carnets. Ayer le conté a Gloria Martínez, esposa de mi hermano, y me dijo que quería ir, que le parecía muy lindo”.
“Mi hermano no era tan futbolero. Era Canaya pero no de ir tanto a la cancha, habrá ido dos o tres veces –confiesa, en referencia a Osvaldo–. Sí íbamos con mi vieja y mi viejo, y el partido que más recuerdo fue cuando se dio vuelta el 0 a 4 con el Mineiro y salimos campeones de la Conmebol”.
“Esto sirve también para recuperar la memoria de todas aquellas personas que fueron desaparecidas durante la dictadura”, afirma Renata Labrador, que no sólo perdió a manos de la dictadura criminal a su abuelo Palmiro y a su tío abuelo Miguel Ángel, sino también a la compañera de este último, Edith Graciela Koatz, y a su bisabuelo Víctor. “No sólo eran militantes, sino que además eran personas como cualquiera de nosotros, eran hinchas de Central en este caso, iban a la cancha, les gustaba el fútbol”, continúa Renata, que vivió muchos años en España. “Nosotros en Barcelona íbamos a ver al Barça, pero no tanto como acá porque la cultura de ellos es distinta. Cuando vinimos acá, mi viejo nos llevó por primera vez a la cancha y nos volvimos locos, era todo pura fiesta. Sentí mucha emoción, algo que no se siente en ningún otro lado”, remarca la joven, y agrega: “El club reconoce y le da importancia al 24 de marzo y está bueno que Central se involucre en esos espacios de lucha”.
“Cuando me invitan a estos homenajes, no es nada más lo que yo siento al respecto sino también en quienes los organizan, a quienes hay que darles el reconocimiento, y también a quienes asisten a escuchar”, explica Laura Cámpora, que sufrió el secuestro de sus dos padres. “Está buenísimo que las nuevas generaciones, que nacieron en democracia, sean las que sigan construyendo y pensando qué pueden hacer cuando se acerca un 24 de marzo para mantener viva la memoria”, concluye.
Presentes
Para enfrentar al Sabalero, en la noche del próximo lunes, Central formará con Felipe Rodríguez Araya, Carlos Alberto Belmont, Jorge Luis Francesio, Juan José Funes, Juan Carlos Gauseño, Miguel Ángel Gauseño, Miguel Ángel Labrador, Palmiro Labrador, Ángela Noemí Ponce, Antonio Tovo y Osvaldo Vermeulen.
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