El ex jugador de Huracán, River y la Selección juvenil, que fuera secretario de Deportes de la Nación durante los gobiernos de Néstor y Cristina, recuerda a su hermano desaparecido y reivindica el papel que asumió el fútbol en materia de derechos humanos.

Se inició en el club de sus amores: Huracán, donde cumplió el sueño de debutar en Primera. En el Globo de Parque Patricios disputó 286 partidos y marcó 84 goles. En el 85 lo compró River y conformó una dupla memorable con el uruguayo Enzo Francescoli. Con la banda roja conquistó un título local y las copas Libertadores, Intercontinental e Interamericana. También vistió las camisetas de la Selección juvenil, de Vélez y Platense. Fue secretario de Deportes de la Nación, durante todo el mandato de Néstor Kirchner, y gran parte del de Cristina Fernández, y actualmente se desempeña como legislador de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Ferviente defensor de los derechos humanos y con una historia familiar atravesada por el terrorismo de Estado –que secuestró, desapareció y asesinó a su hermano Norberto–, Claudio Morresi aceptó el convite de este semanario para hablar de su carrera, del daño que perpetró la dictadura y de las banderas de Memoria, Verdad y Justicia que comenzaron a flamear con fuerza en los últimos tiempos en las canchas argentinas.

Juguemos en el Parque

Claudio Morresi comenzó a parir la pasión por la redonda en las canchitas del club Bristol, en el Parque Patricios de su infancia. Y por eso, no fue casualidad que este hijo de los Juegos Evita apenas unos años más tarde luciera la camiseta del Globo. “Primero jugué en el club que estaba al lado de mi casa, también fui al GEBA (como se lo conoce a Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires), y participé de los Juegos Evitas en el 74 y en el 75”, rememora el también dirigente del peronismo, que apenas pasada su primera década de vida alcanzó su sueño máximo de defender los colores de sus amores. “Me fichó Huracán cuando tenía 12 años. Me habían visto jugar en un torneo escolar, una persona me dijo de ir a probarme. Cuando fui, jugamos en una cancha chica y me dijeron que vuelva para hacer la prueba en una más grande, en el club Piraña, que era donde hacía las prácticas Huracán. Y a partir de que hice un gol y que creo rendí bien, me ficharon”.

Desde su debut en el 81, este ex volante y delantero logró pavada de trayectoria en el deporte de la redonda, donde se alzó de varios títulos importantes, disputó un Mundial juvenil con la camada que luego se coronaría en México 86, y además de los clubes antes mencionados, también jugó afuera –aunque fue un muy breve paso– para el Independiente Santa Fe de Colombia y Santos Lagunas de México. “Entre los mejores momentos, destaco: el día que me puse por primera vez la camiseta de Huracán, el día que me puse la camiseta argentina en la Selección juvenil, y las vueltas olímpicas que di con River”.

De todas formas, las medallas que colgaron de su cuello y los trofeos que supo levantar, jamás le pesaron. Es que alguna vez aseguró, sin vacilar: “Elegiría no haber sido futbolista y que mi hermano siguiera vivo”.

Los viejos amores que no están

“Mi hermano jugaba muy bien, era un 5 aguerrido, solidario, y con mucha recuperación de la pelota. Y también tenía técnica como para jugar”. Así define Claudio Morresi a Norberto, su hermano muerto a tiros por la peor de las dictaduras cívico militares, en 1976, y cuyo cuerpo fue encontrado 13 años después, con seis disparos. Claro que también era quemero y su nombre se lo debe –según revela Claudio– a Norberto Tucho Méndez, una gloria del club de Parque Patricios.

Más allá de la habilidad con la pelota entre sus pies, Norberto “en su momento eligió la militancia política”, relata este miembro de Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas. “Tenía 15 años cuando empezó a participar en lo que era la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) –cuenta Morresi– y eso lo fue alejando un poco de las canchas. A los 17 años lo desaparecen, después sabemos cómo fue asesinado porque pudimos encontrar su cuerpo”, con seis disparos a muy corta distancia.

Claudio Morresi y Santiago Roberto forman parte del bloque del Frente de Todos en la Legislatura porteña y, además, están unidos por el pasado común: el hermano del primero y el padre del segundo fueron ejecutados y desaparecidos juntos por la última dictadura militar | Foto: Agustina Cerase/Prensa Legislatura

Su hermano lo recuerda como “un pibe sumamente inteligente, había salido tres años seguidos en el Cuadro de Honor del colegio como mejor alumno, muy comprometido con su tiempo, con el hecho de hacer una patria más justa, un país más igualitario y que le tocó por desgracia ese tiempo maldito que nos tocó vivir”.

Por eso, cada 24 de marzo Claudio juega un partido aparte, independientemente de que en esta ocasión no se pueda salir a la cancha, a las calles, debido a la pandemia del coronavirus. “A mí me reconforta, me emociona, el hecho de la respuesta popular que hay en cada 24 de marzo. Cómo las grandes mayorías de nuestra sociedad acompañan, apoyan, se comprometen con este día que es una manera de trabajar por la memoria, por la verdad y la justicia. Es una forma de decir «Nunca más al terrorismo de Estado», es un hecho contundente que hace que se pase de generación en generación, y que cuando suceden hechos como el 2×1 que se quiso implementar, la Plaza de Mayo y muchas plazas del país se llenaron de pañuelos blancos e hicieron retroceder esa acción que quisieron llevar adelante”. Y resume: “Es algo que nos va a preservar como sociedad, para que nunca más ocurra lo que sucedió en ese tiempo”.

El fútbol no se lo comió todo

Por último, Morresi celebra más que un gol las distintas actitudes futboleras que levantan las banderas de los derechos humanos, desde clubes que crearon secretarías para atender ese tema, restituciones a socios desaparecidos (como hicieron Banfield y Central), expresiones como las que se han observado en los guantes del ex Newell’s, Nahuel Guzmán (con la imagen del pañuelo de las Madres), entre tantas otras. “Eso es muy emocionante porque nace desde el lugar en el que uno tanto tiempo ha estado, donde uno tan feliz ha sido. Y aparte de esa felicidad que uno tuvo en los clubes donde ha podido jugar, existe ese compromiso de los socios por sostener la memoria. Son semillas que siguen floreciendo, y que van pasando de generación en generación. Es muy importante que esto esté sucediendo”, resalta.

Morresi, cuando aún era funcionario, resultó una pieza clave para lograr que la Selección dirigida por Diego Armando Maradona, con Lionel Messi y compañía, le tirara un centro bárbaro a las Abuelas de Plaza de Mayo, en su campaña para encontrar a los nietos desaparecidos. “Los futbolistas apoyaron mucho esa lucha. Los planteles de River, de Boca, de muchas instituciones, la Selección Argentina también, varios deportistas que tienen posiciones tomadas y las dicen”.

“En la época de Passarella los jugadores firmaron una solicitada acompañando la búsqueda de las Abuelas. Después se fue desencadenando con Bielsa, con Sabella, con Diego. Siempre las han recibido con todo el cariño, se han sacado fotos con ellas y con la bandera que decía: «Si tenés alguna duda, acercate a Abuelas de Plaza de Mayo»”, subraya.

La década ganada. Claudio Morresi fue secretario de Deportes de la Nación entre 2004 y 2014. Acompañó a Néstor y gran parte de la gestión de Cristina en esa área clave que luego fue casi sepultada por el gobierno de Mauricio Macri. Por eso, ahora en su rol de legislador porteño, presentó un proyecto para subsidiar a los clubes de barrio en tiempos de coronavirus.

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