Fervorosos profetas del odio, supuestos influencers estrellas de paneles de “periodismo” berreta, cipayo y botón del sistema de medios hegemónico, noveles y veteranos columnistas voceros del establishment, inoculan veneno a diario en contra de toda política que pueda ser etiquetada de “populista”, cualquiera que apunte a defender los intereses de los sectores nacionales y populares.

Esto no es nada nuevo. Antes y después de la Ley de Medios, con o sin pandemia, el periodismo siempre fue militante. El tema es qué intereses milita.

Mariano Moreno, el hombre a quien le debemos de algún modo la instauración de la fecha del día del periodista, fundó La Gaceta para acompañar una revolución popular, democrática y a la postre nacional y latinoamericana. Sí, se podría decir que representaba una especie de cronista grasa militante de la época.

También Bartolomé Mitre creó un diario, La Nación, para sostener un muy claro y definido proyecto de país: el de la oligarquía portuaria y agroexportadora. Éste, para peor, no sólo se dedicó a “relatar” el presente con ese pasquín que sigue haciendo daño hasta nuestros días, sino que sentó además las bases de la historia oficial, liberal y pro británica (el imperio dominante de la época), que también produce estragos hasta el día de hoy.

Más acá, el propio Ovidio Lagos puso en marcha el rosarino y varias veces pasado de manos “Decano de la Prensa Argentina” –hoy propiedad de un grupo que concentra los principales medios de la ciudad y la provincia, La Capital, Canal 3, LT2, LT8, El Litoral de Santa Fe, por sólo nombrar algunos– a pedido de nada menos que Justo José de Urquiza.

Cada medio de comunicación que nace se inserta en un campo específico de ideas políticas, en un modelo de sociedad, de país. Y sus fundadores y propietarios siempre defienden intereses determinados.

Lo hemos repetido tantas veces en estas páginas. Vale recordarlo ante un nuevo y complicado Día del Periodista: el medio aséptico, objetivo, “independiente” –como gustaba definir Clarín a TN, hasta que se les cayó la careta cuando uno de sus editores admitió ejercer un “periodismo de guerra”–, no existe, nunca existió. La historia demuestra que siempre han estado atravesados por objetivos políticos.

En esta trinchera, en la cooperativa La Masa, las trabajadoras y trabajadores que producimos El Eslabón, no pensamos que la historia se inició con el número cero de nuestro semanario, más bien todo lo contrario. Nos inspira, reconocemos, una larga tradición de prensa popular y nacional. Mariano Moreno, Roberto Arlt, Nora Lagos, Rodolfo Walsh son referencias en ese camino, sólo por nombrar algunos casos.

Por eso no es cualquier fecha el 7 de junio para quienes cada sábado hacemos posible este periódico y redaccionrosario.com. Este es un día en el que hacemos memoria, en el que reafirmamos nuestra identidad, que se manifiesta en estas 16 páginas, en el que recordamos quiénes somos, de dónde venimos, dónde queremos ir y que ese destino, de felicidad del pueblo y grandeza de la nación, sólo lo podremos construir junto ustedes queridos lectores y queridas lectoras.

 

Fuente: El Eslabón

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