“Estoy estudiando 4°año y no tenemos intérpretes. Necesito que estén porque es muy difícil leer y la comunicación con las personas oyentes se dificulta. Es importante para poder hablar y comunicarme en Lengua de Señas Argentina. Necesito que se respete mi idioma y que se cumplan mis derechos”, expresa en un video que recorre las redes sociales, Rebeca González (21), una joven sorda que termina sus estudios secundarios en la Eempa N° 1.147 de Rosario. En diciembre del año pasado, el Ministerio de Educación de Santa Fe dio de baja las horas de intérpretes de Lengua de Señas Argentina (LSA) de esta escuela, y que sostienen un proyecto de inclusión educativa para personas sordas e hipoacúsicas. A pesar de los numerosos reclamos y las leyes a favor, hasta la fecha no hay ninguna respuesta oficial favorable.

Además de Rebeca otros cinco estudiantes sordos cursan en la Eempa de Italia al 1200 para terminar la educación obligatoria. En el video, la joven también pide que las intérpretes de LSA estén “en el horario completo” para poder “avanzar y estudiar mejor hasta finalizar el año”. “Sin las intérpretes es difícil, yo estudio sola y me esfuerzo muchísimo. Necesito sí o sí la intérprete en la escuela”, continúa y agradece que se atienda a este reclamo.

Este proyecto de inclusión educativa comenzó a desarrollarse en 2006 en la Eempa 1147, primero con el apoyo de diferentes instituciones, en particular de la Dirección de Inclusión de la Municipalidad de Rosario. En 2013, el Ministerio de Educación de Santa Fe toma la iniciativa y la llama “Señal de futuro”, y destina para su funcionamiento 30 horas cátedra. Como las horas de cursadas en las Eempas son 20 semanales, las de intérpretes cubren la mitad del tiempo necesario. De allí también pedido de Rebeca de contar en tiempo completo con esta mediación.

Hasta el 10 de diciembre pasado, con las limitaciones del caso, pero con mucha voluntad y compromiso de la docencia, las clases se dieron y cada año egresaron del secundario jóvenes y adultos de la comunidad sorda. Apenas asumió Adriana Cantero como ministra de Educación de la provincia –entre otras medidas restrictivas– le dio de baja a las horas de este proyecto. Desde entonces los pedidos para recuperarlas recorrieron papeles, despachos, reuniones y hasta manifestaciones públicas en plena pandemia. Pero nada. La ministra Cantero, inmutable ante el llamado de inclusión educativa.

El trabajo clave de las intérpretes

Amorina Flores es profesora de educación especial en chicos sordos e hipoacúsicos, también intérprete de lengua de señas. Una tarea que venía cumpliendo hasta el 10 de diciembre del año pasado en la Eempa 1147. Hasta esa fecha, no había problemas con las horas que sostenían el programa de inclusión. Eran a término, cesaban cada 28 de febrero y el 1° de marzo retornaban. Eso respetaba el trabajo docente y aseguraba continuidad a la propuesta.

Si bien las horas de intérpretes reconocidas por el Estado provincial cubrían la mitad del tiempo de clases en la Eempa, se pactaban estrategias de trabajo, para que cuando no se contase con esta ayuda las y los estudiantes realizaran tareas, como copiar consignas o actividades, que luego serían explicadas por las intérpretes. “Un trabajo de ajedrez para poder cubrir la mayor necesidad de presencia de las intérpretes, como en los exámenes, paseos o en actos escolares, también”, dice Amorina de esa ingeniería pedagógica y comprometida con la que enseñan. También recuerda que esa diferencia de horas siempre fue reclamada a la Provincia.

La profesora repasa que el 16 de diciembre del año pasado, unos días después de que se notificaran que no siguen en funciones, la directora de la Eempa 1147, Andrea Porfiri, eleva el proyecto a la supervisora, quien a su vez se compromete a darle trámite ante las autoridades correspondientes. “A partir de ahí no tuvimos ninguna respuesta”, señala la educadora.

Al empezar el 2020, estar cercanos al inicio de las clases y no tener ninguna noticia de Educación, las y los estudiantes deciden llevar una nota detallando el reclamo ante la Dirección Provincial de Inclusión de Personas con Discapacidad. “Tampoco hubo respuestas. Empezaron las clases y sin intérpretes. Quedó ese vacío”, dice Amorina.

En este ciclo hay seis estudiantes que responden al proyecto de inclusión de personas sordas e hipoacúsicas. Dos en primer año, dos en segundo y dos en cuarto año. Hay que recordar que en las Eempas de 2do a 5to años el cursado es cuatrimestral.

“Estos chicos están cursando en la modalidad virtual pero sin intérpretes. Es decir, reciben las actividades que envían los profesores, pero no tienen accesibilidad porque no tienen el servicio del intérprete que es el que va haciendo este puente de comunicación entre lo que el profesor quiere y ellos tienen que resolver”, explica la profesora cuál es la situación actual.

La tarea de las intérpretes de LSA es clave porque traducen a la lengua de señas los contenidos a aprender. “Cuando hay que interpretar un cuento o leerlo, nosotras lo contamos en LSA, para poder facilitar el análisis y comprensión, o abordarlo en la lectura, pero primero es recibirlo en su lengua, que es la LSA”, explica Amorina. Esa mediación clave es la que ahora no tienen.

“Aquí hay vulneración de derechos, se está vulnerando el derecho a comunicarse en su lengua que es la LSA, que está enmarcado en la ley 13.258 (de 2012) y en muchas otras de las personas con discapacidad”, expresa la docente quien recuerda desde su especialidad profesional que “una verdadera educación inclusiva señala que hay que eliminar todas las barreras que impidan el aprendizaje, y que para que sea inclusiva debe ser equitativa y de calidad. Y aquí no hay igualdad de condiciones”.

Dice que por ahora las y los estudiantes “hacen los trabajos como pueden, con algunas adaptaciones que les hacen los profesores”. Sin embargo, es un esfuerzo enorme como el que describe Rebeca en el video. “Hay que leer un montón y no entiendo”. Este es un de los mensajes que les hacen llegar las alumnas y los alumnos de lo que sienten cuando deben hacer tareas o estudiar, por no tener la accesibilidad garantizada.

Amorina brega para que el reclamo sea atendido, porque –afirma- “se trata de cumplir con la ley”. A fines del año pasado, eran dos las intérpretes de LSA trabajando en la Eempa, aunque habitualmente siempre fueron tres las profesionales que atendían 10 horas cátedra cada una.

La profesora e intérprete remarca con orgullo que el año pasado egresaron cinco jóvenes sordos de esta Eempa. Un número más que significativo que celebraron colectivamente.

Reclamo general

A fines de mayo pasado, directoras y directores de Eempas expusieron públicamente una serie de problemas propios de la modalidad. Uno decisivo es la ausencia de la dirección provincial, con responsable a cargo, que atienda lo específico de la educación de jóvenes y adultos. También señalaron la falta de las horas de avance para garantizar el cursado de los alumnos de un año a otro, la urgencia de contemplar las necesidades sociales del estudiantado, y de reconocer los diferentes contextos de trabajo, como los de las cárceles.

Además habían reclamado por un cronograma oficial para las mesas de examen para completar carrera y de un sistema de promoción para los ciclos cuatrimestrales de cursado (esto último respondido con la reciente resolución 273).

En ese contexto de reclamos propios de la educación de adultos, la directora de la Eempa N° 1.147, Andrea Porfiri, enmarca el pedido por las horas de intérpretes de LSA. Asegura que a la vez que siguen pidiendo al Ministerio de Educación recuperar esas horas cátedra, los estudiantes participan de las clases, con las adaptaciones posibles de las docentes y el apoyo de los demás compañeros. Una tarea que reconoce difícil al no contar con las intérpretes, porque son quienes tienen las herramientas adecuadas.

“Lo que una quiere es dar continuidad a este proyecto para que los chicos tengan esta posibilidad. Que no se vean cortados sus derechos, que se respete el acceso a la educación con quienes los pueden acompañar. Nosotros también lo hacemos, los docentes trabajan un montón para eso, pero nos falta la competencia”, señala Andrea.

Ley provincial

En abril de 2012, la legislatura santafesina aprobó la ley 13.258 que en su artículo primero establece que “la presente ley tiene por objeto reconocer la Lengua de Señas Argentina (LSA) y el derecho que tienen las personas con discapacidades sensoauditivas a usarla como medio de expresión, comunicación y aprendizaje”.

También –artículo 2- que “el Estado Provincial deberá garantizar a las personas con discapacidades sensoauditivas” una serie de derechos, como el de “usar la Lengua de Señas Argentina tanto en esferas de la vida privada como pública”. Además –artículo 4- que “el Estado Provincial a través del organismo correspondiente deberá promover las acciones necesarias para que todo niño con problemas de audición y comunicacional, reciba la educación en Lengua de Señas Argentina como primer sistema de comunicación”.

En este artículo se enumeran además otras tareas del Estado como las de brindar capacitación a las y los docentes “de los niveles inicial, primario, medio y superior, y a toda persona de la comunidad educativa que estén interesadas en la temática de la discapacidad auditiva y la utilización de la Lengua de Señas Argentina”. Y realizar talleres de información y capacitación con alumnas y alumnos de primaria y secundaria sobre la importancia de la LSA para la integración de las personas.

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