La historia de Rosalía es la de una nena en situación de esclavitud y que vive en tierras santafesinas, en 1810. La historia de esta niña afrodescendiente es también parte de nuestra historia, de nuestra identidad no siempre develada. Julia Broguet se propone contarla en Rosalía y el revés de las cosas, un libro ilustrado por Romina Biassoni y editado por Litocalisto.

El libro puede leerse como un cuento infantil al que Rosalía le pone su voz para contar cómo es un día en su vida, qué hace, a qué juega, a qué le teme, cuáles son sueños. Pero también para hacerse preguntas por nuestro pasado y pensar el racismo de todos los tiempos. Así planteado es un libro para disfrutar en cualquier momento de la vida.

Julia estudió antropología, es docente e investigadora. Trabaja en la Escuela Normal N°3 de Rosario, donde integra el consejo académico. Desde ese lugar señala que estaba a la vista la necesidad de que haya más recursos “para poder trabajar una mirada intercultural de la educación y pensar las presencias étnico raciales en nuestra historia nacional”. Rosalía y el revés de las cosas es el primer eslabón de un proyecto prometedor.

La historia de Rosalía está pensada sobre la base de muchas lecturas e investigaciones de quienes trabajan la temática afrodescendiente y la del racismo. Julia Broguet dice que también está hecha sobre motivaciones relacionadas con su historia personal. “Lo personal es político”, dispara, y sonríe antes de contar que gracias a su trabajo de investigadora conoció una parte de su historia familiar que desconocía, relacionada con antepasados por línea materna descendientes de africanos y que estuvieron en situación de esclavitud. “Y hubo una figura particular –comparte– que conocí en esas fuentes, que fue la de Benita Rosalía Villamonte, que me movilizó y a quien está dedicada el libro; por eso el nombre del personaje dedicado a ese pasado afrodescendiente”.

El libro se pudo concretar dentro del programa cultural de Espacio Santafesino.

Romina Biassoni

La “negrita simpática”

Quién no ha sido parte de un acto escolar, donde las niñas y los niños se pintan sus caras de color negro para representar al pescador, a la “negrita simpática” que es la esclava y siempre acompaña a una “dama antigua” de envidiable vestido. Una imagen que naturaliza la esclavitud y que sigue vigente.

Para armar el cuento de Rosalía una de las primeras tareas que se dieron fue revisar cómo se revelaba este pasado en los manuales escolares. En esta meta trabajaron con Gabriela Orbe, maestra de 4° grado de la Normal N°3. “Nos encontramos con imágenes de los cuerpos negros sobrerrepresentadas, como los músculos en los hombres o las caderas en las mujeres. También las que remiten a la esclavitud pero en el contexto brasileño o del Caribe, una manera de volver ajeno el fenómeno de la esclavitud a nuestra región cuando esto no fue así”, describe Julia. En el libro, textos e ilustraciones se dieron la tarea de romper con esos relatos escolares más estereotipados.

La autora marca “lo importante que fue en la construcción de la historia poder señalar las formas cotidianas de resistir de Rosalía en ese contexto, vinculadas al afecto, a la construcción de lazos de amistad y a la posibilidad de imaginar otros mundos”.

La historia de Rosalía se propone hablar del racismo, haciendo hincapié en lo local. “El racismo opera distinto en cada contexto nacional porque justamente tiene que ver con la conformación de cada Estado-Nación. Lo que necesitamos comprender y visibilizar es la manera en cómo funciona el racismo en nuestro contexto”, explica Julia.

La paleta de colores

Romina Biassoni es ilustradora y docente. Habla marcando el plural, porque al igual que Julia considera a Rosalía y el revés de las cosas (historias cotidianas de infancias afrodescendientes) un proyecto colaborativo y colectivo. Todo el tiempo su trabajo fue un ida y vuelta con la autora para que cada ilustración respetara el contenido histórico, “la vajilla, la indumentaria, el espacio, si había césped o no…”.

Los colores usados fueron especialmente elegidos para resaltar el momento de la historia de Rosalía más cercanos a la realidad de su vida cotidiana y diferenciarlo de aquel donde ella se permite soñar en los brazos de su mamá, cuando le cuenta las historias del Congo.

Historia, colores, dibujos se mezclaron para darles forma al personaje de Rosalía y los demás de esta historia. “De alguna manera te metés en el personaje, tratás de pensar cómo viviría y si tuviese esa edad qué gestos me imagino haciendo. En todas las ilustraciones me planteé imaginar que soy el personaje principal y qué siento”, describe Romina.

Romina tiene un deseo especial para las chicas y los chicos que lean la historia de Rosalía: “Espero que se encuentren con una realidad no contada, que se sorprendan con esto, para saber qué es lo que pasó, pasaba y también que se enamoren de las ilustraciones”.

El relato de Rosalía y de su mamá está escrito sobre la base de registros históricos, reales. En esta tarea han aportado –entre otras personas e instituciones– Vanina Cánepa, María Laura Corvalán, Magdalena Candioti, Lucía Molina y Rosa García. Además de la Casa de la Cultura Indoafroamericana, la Escuela de Antropología (UNR), el Museo Histórico Provincial Brigadier Estanislao López, la Dirección de Cultura y Educación de la Municipalidad de San Lorenzo y la Comuna de Pueblo Andino.

El sitio rosaliayelrevesdelascosas.wordpress.com aporta más recursos e información para darle continuidad a esta iniciativa.

 

Fuente: El Eslabón

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