Cuando el 8 de marzo el senador estadounidense Bernie Sanders anunció su decisión de retirarse de la carrera presidencial, un día después de celebrarse las primarias demócratas en el estado de Wisconsin, y Joe Biden quedó como único candidato para enfrentar a Donald Trump, muchos pensaron que el magnate tenía grandes posibilidades de ser reelegido.

Pero dos hechos históricos, dos crisis (la pandemia y las protestas por el racismo), golpearon duramente al gobierno de Trump. Ahora la realidad es bien distinta a la de los primeros días de marzo.

La mayoría de las encuestas le otorgan mayor intención de voto a Biden, en algunos casos con más de 10 puntos de diferencia sobre Trump.

La intención de voto de Biden oscila entre un 53 y un 49 por ciento (según los distintos sondeos) y las de Trump entre el 43 y el 41 por ciento.

Hay que recordar que el sistema electoral de EEUU es muy poco democrático, por la escasa incidencia del “voto popular” (el directo, de los ciudadanos y ciudadanas), frente a los votos de los delegados del colegio electoral.

En la historia de EEUU, cinco candidatos presidenciales obtuvieron más votos que su oponente pero perdieron las elecciones. La más reciente fue Hillary Clinton, quien en 2016 logró casi tres millones más papeletas que el actual presidente Trump.

En el colegio electoral, los candidatos deben conquistar cada estado para sumar electores y obtener al menos 270 votos de un total de 538. En este momento Biden también tiene ventaja en el “voto de los electores” (que con ese nombre se diferencia de los “votos populares”). Cuenta con 337, mientras que Trump sólo cosechó hasta ahora 201.

La pandemia y la militancia anti-cuarentena de trump

Pese a que en Europa la curva de contagios está descendiendo, no sucede nada parecido en EEUU, donde la crisis sanitaria y social se profundiza. La cantidad de muertos está cerca de los 150 mil, y los contagiados superan los dos millones. Trump, desde el principio, se mostró contrario a toda medida de restricción para evitar contagios.

Las encuestas muestran cada vez más que los estadounidenses desaprueban la actuación del presidente Trump en su cargo, y que, al menos por ahora, no está asegurado su deseo de otro mandato de cuatro años en la Casa Blanca.

En la últimas encuestas de la cadena televisiva CNN (que se opone e Trump) el índice de desaprobación del mandatario llegó al 57 por ciento, con un 38 por ciento de aprobación.

El magnate se burló de los números de la CNN en un tuit, afirmando que la encuesta era tan “falsa como sus reportes”.

El bajo índice de aprobación de Trump se da cuando los electores evalúan su manejo de la pandemia del coronavirus en los últimos tres meses. A esto se sumaron las protestas por el asesinato del afro estadounidense George Floyd, perpetrado por la policía en Minneapolis, Minnesota.

Según el último sondeo de CNN, el índice de aprobación de Trump cayó siete puntos el último mes y ahora registra el peor porcentaje desde enero de 2019.

Acaso lo que más lacere a Trump, es que el canal de noticias recordó, además, que el índice de aprobación de Trump (38 por ciento) es similar al de dos ex presidentes estadounidenses (Jimmy Carter en 1980 y George H.W. Bush en 1992) que no pudieron ser reelegidos y que integran la lista corta y vergonzante de mandatarios que no lograron un segundo período.

Trump a menudo insiste sobre su alta aprobación entre los votantes republicanos, pero los demócratas se oponen igualmente en un alto porcentaje a su presidencia, según las encuestas. El sondeo de CNN muestra que el 52 por ciento de los electores independientes dicen que favorecen a Biden para la presidencia, versus un 41 por ciento que apoya a Trump.

La encuesta de CNN afirmó, asimismo, que el efecto de las protestas por la muerte de Floyd en el electorado estadounidense es significativo, con los electores indicando que las relaciones raciales en EE.UU. son ahora un tema de campaña tan importante como la economía y la atención médica.

El sondeo dice que la mayoría (63 por ciento) de los consultados cree que Biden manejaría las relaciones raciales en EEUU mejor que Trump (31 por ciento). Los números pasan a ser mucho más contundentes si lo encuestados son afro estadounidenses: el 91 por ciento aseguró que confía más en Biden para el manejo de las relaciones raciales. Apenas un 4 por ciento de afro descendientes prefiere a Trump es este tema.

Biden también supera a Trump en el manejo de la pandemia del coronavirus: 55 por ciento para el demócrata, contra un 41 por ciento para el mandatario. Pero hay una excepción: los consultados favorecen a Trump en la supervisión de la economía por un 51 por ciento frente a un 46 por ciento para Biden.

En su nota “Cuestión racial y elecciones en Estados Unidos”, firmada por el docente de Ciencia Política de la Universidad de Buenos Aires (UBA) Javier Cachés y publicada el miércoles 10 en Página 12, se analiza el voto a cada candidato en el contexto de las diferencias raciales.

“Trump encarna los miedos de un grupo demográfico que se siente amenazado y en retroceso ante el avance de las minorías. El del Partido Republicano es un voto crecientemente racializado. En 2016, Trump aventajó a Hillary Clinton por alrededor de 60 por ciento a 40 por ciento en el segmento de votantes blancos. Es un fenómeno reciente. En la elección de 1992, George H. Bush se impuso en este grupo demográfico por apenas dos puntos porcentuales sobre Bill Clinton. La diferencia se profundiza entre los votantes blancos sin título universitario. En ese subgrupo, el actual presidente le ganó hace cuatro años a Hillary por 70 por ciento a 30 por ciento. Perdedores de la globalización y nostálgicos de un EEUU que quedó atrás, los blancos sin educación fue la clave que le permitió a Trump romper el muro demócrata de los estados del Medio Oeste fabril. Ahora que resurge la tensión racial, a ellos volverá a acudir para ir por la reelección”, afirmó Cachés.

Todo indica que Biden va a utilizar las protestas callejeras, y el siempre discutible progresismo de parte del electorado demócrata (que los convierte en menos racistas que buena parte de los republicanos) para ganar votos. Pero su respuesta ante el asesinato de Floyd fue fluctuante. Primero llegó a pedirle a los policías que ante un manifestante desarmado, “disparen a las piernas y no al corazón”. Luego, se reunió con la familia de la víctima de la brutalidad policial y envió un video que se pudo ver en el funeral de Floyd transmitido por televisión: allí habló de “justicia racial” en EEUU.

Biden dijo que él y su esposa Jill “conocen el dolor” que pasa por los corazones de la familia de George Floyd. Le habló también directamente a Gianna, la hija de 6 años del joven afroamericano: “Eres tan valiente, papá está mirando hacia abajo y está muy orgulloso de ti”. Y agregó: “Sé que tienes muchas preguntas… Ningún niño debería tener que hacer preguntas que los niños negros se han tenido que hacer por generaciones», agregó el ex vicepresidente, que pidió además el fin del “abuso sistémico que plaga la vida estadounidense”.

El plena campaña, Biden está dispuesto a apelar a lo que sea para ganar votos. La posición de Trump es conocida: apoya al virus, a la policía, y a todo aquello capaz de matar.

Sumate y ampliá el arco informativo. Por 300 pesos por mes recibí todos los días  info destacada de Redacción Rosario en tus dispositivos por mail, y los sábados, en tu casa, el semanario El Eslabón. Suscribite en este enlace: Redacción Rosario + El Eslabón. O comunicate al WhatsApp +54 9 341 6407379.

Más notas relacionadas
Más por Pablo Bilsky
Más en Mundo

Un comentario

  1. Miguel Tardewski

    13/06/2020 en 7:26

    Buenos días profe. Hay un «está» de más.
    » … desaprueban la actuación del presidente Trump en su cargo, y que está, al menos por ahora, no está asegurado su deseo de otro mandato».
    La expresión «asegurado su deseo» pide ser mejorada.
    Lo saludo con el respeto y la admiración de siempre.
    Sus clases han sido maravillosas.
    Miguel.

    Responder

Responder a Miguel TardewskiCancelar respuesta

Sugerencia

Las niñas de Alcáser

Fantaseábamos con ellas. Nos parecíamos en que éramos tres y teníamos quince años. La hist