En este tiempo infame de cuarentena, pero no por eso menos necesario, lo primero que surgió en los medios de comunicación y en las redes (cada vez menos) sociales, fue una cofradía variopinta de gurúes que vomitaban una bolsa siniestra de teorías sobre las maneras de “atravesar” este tiempo de encierro como si existiera una pócima universal para adobar una época en la que el ser humano, irremediablemente, se transformó en una mala y desencajada versión de sí mismo. Y como corolario de un horizonte que cada vez se vislumbra más empañado, nadie puede determinar hasta cuándo mantendrá esa condición, si es que existiera esa posibilidad.

Frente a ese panorama, son pocos los faros donde se puede abrevar un poco de cordura; una pizca de coherencia que además permita, o al menos posibilite intentarlo, remontar vuelo hacia otras extensiones, hacia otros cielos, en donde la música llegue más suave y nítida y las palabras no sean misiles fatuos lanzados por un conjunto de personas que hacen de un baladí set televisivo su vacío hogar y a la vez, tribuna para propalar sus roñas.

La Meta Poesía, ese amplio refugio

El virus llegó para trastocar pasado, presente y futuro, porque logró el afligido podio de instalar a la muerte como amenaza cotidiana. Y todavía no hay vacuna en un planeta que ha hecho de los avances tecnológicos su fetiche más preciado. Es ahí, entonces, donde la poesía se convierte en el antídoto para enunciar lo cotidiano.

Y es ahí también donde emerge Meta poesía; el sitio de Facebook que administra el santafesino Daniel Rafalovich, poeta, peronista y librero.

“A principios de 2014, una compañera y amiga de Facebook, Claudia Chiappino, una activa promotora cultural, armó la página”, recuerda Rafalovich, y añade: “Por motivos de carencia de tiempo y pasados unos meses en los que la página estaba vacía de contenidos, nos propuso a la poeta Sylvia Cirilho y a mí hacernos cargo de Meta Poesía. Sylvia tampoco tuvo el tiempo requerido para mantenerla activa así que me hice cargo con mucho placer de comenzar a postear regularmente dos poetas diarios”.

Daniel Rafalovich destaca las figuras de Chiappino y de Cirilho, y ambas aún figuran como administradoras del sitio. “Mi primer posteo fue un poema de Juan Gelman, por lo que durante un largo tiempo Gelman ha sido el poeta más reiterado en la página. Al poco tiempo sumé un grupo del mismo nombre en el que los mismos poetas pueden compartir sus trabajos o bien poner avisos de eventos y demás actividades vinculados con la poesía. Ahí fui vinculándome con poetas, conociendo a cientos que desconocía, por lo que la página fue mutando en lo que ahora es: una muestra de poesía contemporánea hecha en Argentina, alternando esa característica con poemas que yo elijo de poetas de distintos lugares del mundo, activos o fallecidos, con un criterio de subjetividad personal”, acentúa Rafalovich a El Eslabón.

Militancia y libros

Si bien los contenidos de Meta poesía están focalizados en poetas nacionales que se encuentran en actividad también pueden leerse a escritores de Chile, Paraguay, Uruguay, Ecuador, Venezuela, España y otros países europeos. “La repercusión es buena, los posteos son compartidos por poetas u otras páginas de poesía del mundo. La página tiene alrededor de 11 mil «me gusta» y un número semejante de seguidores. El grupo homónimo cuenta con unos dos mil miembros”, indica Daniel Rafalovich, que además es dueño desde 1986 de Argonauta, una librería de canje y venta de revistas y libros.

En Santa Fe, Rafalovich militó en la UES entre 1972 y 1975. Casi diez años más tarde estuvo en la JP, a la par que cursaba la carrera de Historia. “Fui y soy peronista. Me peronicé a los 12 años, apenas empezado el secundario”, remarca y también cuenta que actualmente integra la agrupación peronista-kirchnerista, Militancia para la Victoria.

La poesía en la virtualidad

Rafalovich tiene bien en claro que la virtualidad ocupó el escenario de la comunicación y muchos formatos de circulación poética potenciaron su circulación desde ese trampolín.

“Siempre hubo buenos poetas y buena poesía. Hoy, a través de Internet y las redes sociales, hay una gran oportunidad de difundir lo que se escribe. Eso provoca una especie de florecimiento del género”, afirma Rafalovich, que durante la década del ‘80 participó de los talleres gratuitos que brindaba la Universidad Nacional del Litoral. “Éramos un grupo reducido, y del taller estaban a cargo dos verdaderos capos: Edgardo Russo y Juan Manuel Inchauspe”, rememora.

Como administrador, cuasi editor y seleccionador de poetas y poemas, Rafalovich está plenamente seguro de que “hay muchos poetas jóvenes y lo que resulta muy visible es el ascenso cuantitativo de las mujeres que escriben, y de poetas que escriben desde las diversidades sexuales. O sea, se multiplican los medios en los que se puede mostrar lo que se escribe y se amplía la diversidad de voces y de miradas”.

A modo de conclusión, Daniel Rafalovich le cuenta a este semanario que el panorama literario está “muy activo. Mucha gente se anima a escribir y mostrar lo que escribe. Los medios virtuales son fundamentales para que los poetas o escritores en general puedan llegar fácilmente a los lectores interesados de cualquier punto del país o de otros países. Por otra parte los medios como Internet, Facebook, no son tan permeables a las sucesivas crisis económicas que hacían y hacen muy complicado editar en papel. En nuestra patria abundan los poetas, los talleres literarios presenciales o virtuales, y surgen con fuerza poetas en distintas regiones que merecen una lectura muy atenta”.

 

Fuente: El Eslabón

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