Jefe de una barrabrava “regulada” desde hace casi dos décadas, Andrés Alejandro Bracamonte, apodado “Pillín” o “Pelado”, fue acusado esta semana de realizar maniobras a través de testaferros y sociedades con el fin de lavar algo más de 38 millones de pesos, que es el patrimonio que el fiscal Miguel Moreno le adjudica –provisoriamente– al líder de los paravalanchas Canallas y sus familiares directores. Vehículos de alta gama, seis chapas de taxi, motocicletas, motos de agua, un cuatriciclo y bienes inmuebles integrarían la hacienda del hombre de 49 años que se crió en un Fonavi y fue detenido en una residencia que alquila en un country de Ibarlucea. Para el representante del Ministerio Público de la Acusación (MPA) se trata de un “inexplicable y exponencial aumento patrimonial” que para los defensores del barra se explica por sus actividades comerciales lícitas.

Mito y realidad

Sobre personajes como “Pillín” Bracamonte se sobreimprimen leyendas, historias y rumores legitimados sobre el estereotipo social del barrabrava poderoso e impune, previamente construido tanto por retazos de realidad como por párrafos de origen ficcional. Sufre la peor cara de la narrativa del mito, despotrican sus abogados defensores, cuando el Poder Judicial le señala presuntos ilícitos. También la debe haber disfrutado, agregamos nosotros.

El fiscal Moreno lo acusó de presunto lavado de activos, agravado por su habitualidad. Durante la audiencia imputativa le adjudicó “haber realizado un conjunto de maniobras” a través de prestanombres y “de la creación, adquisición y/o utilización de sociedades comerciales”, por medio de las cuales “puso en circulación en el mercado bienes provenientes de presuntos ilícitos” como amenazas coactivas, extorsiones y posibles defraudaciones”.

“Con el objetivo –completó– de que esos bienes, los que alcanzan provisoriamente la suma de $38.404.324 adquieran la apariencia de un origen lícito”.

La persecución penal del lavado de activos vincula ese delito con otro u otros precedentes, que es o son los que permitieron obtener los recursos financieros que luego se procuran dotar de legalidad mediante su inserción en el mercado formal.

El fiscal apeló a literatura jurídica española para explicar que en los casos de narcotráfico o de actividades de las barrabravas es “difícil” probar el delito precedente porque se producen en contextos de temor y amenazas. Por lo tanto, habrá “prueba indirecta” e “indicios” acerca de lo que originó el dinero o los bienes a lavar.

En este caso, Moreno mencionó el cobro de estacionamiento alrededor del estadio, la percepción de “una cuota periódica” a comercios y tiendas que trabajan los días de los partidos y un caso de coacción a personal del club –en 2007– “a quien Bracamonte le exigió los recibos de las cuotas al día de carnets pertenecientes a él y a un grupo que lo acompañaba” para participar de una asamblea societaria, por lo que fue condenado a 2 años de prisión.

TELAM ROSARIO 22-06 2020 La Justicia santafesina por medio del fiscal Miguel Moreno, allanó la sede del Club Rosario Central en el marco de la causa relacionada con el jefe de la barra brava de la institución ´Canalla´, Andrés «Pillín» Bracamonte, quien hoy fue detenido por presunto lavado de activos. Foto sebastian granata

Socios y familiares

De esas actividades y de la presunta participación en la compra-venta de jugadores del club, así como de la constitución de sociedades comerciales que, al menos en un caso, le brindaban servicios a la propia institución, habrían surgido los recursos de Bracamonte que se convirtieron en su patrimonio directo o indirecto, de acuerdo a la acusación.

Moreno describió que el lavado de activos se habría producido en dos etapas: la primera a través de su ex esposa Natalia Salas (se divorciaron en 2019) y de su hijo Andrés Guillermo.

La investigación determinó que Salas es propietaria de cuatro licencias de taxi –valuadas en 20 mil dólares cada una– y los siguientes automóviles: 2 Chevrolet Classic, un Prisma y un Cobalt; un BMW 125 y un Seat León. Su patrimonio también está integrado por la casa de Álvarez Thomas que fue allanada que compartió con Bracamonte y dividieron luego de la separación. Y mencionó que entre 2012 y 2013 tuvo tres departamentos en “Altos Alberdi” de calle Vila al 700.

El hijo homónimo de Pillín, en tanto, presentó a través de la defensa de su padre un recibo de sueldos de una empresa porteña llamada Dragados y Obras Portuarias por $25.589, que representan sus ingresos.

Es propietario de dos chapas de taxi que explota mediante dos Chevrolet: un Corsa y un Prisma. Y de un VW Scirocco valuado en 820 mil pesos. Una contadora presentó en Fiscalía una certificación de ingresos de Bracamonte (h), de 20 años, por $ 489.000 correspondientes al período septiembre 2019 a fines de marzo de este año.

Moreno también le adjudica a “Pillín” una BMW a nombre de la sociedad Vanefra en las que es socio, así como dos camionetas Amarok y una moto de agua.

Además, la acusación recuerda que cuando fue allanada por primera vez, en abril pasado, la residencia de Bracamonte en el barrio cerrado Los Álamos, se secuestraron 2,5 millones de pesos en efectivo; 2.844 dólares y cheques por 841 mil pesos.

Uno de esos cheques, por un monto de 660 mil pesos y a nombre del representante de jugadores Jorge Andrés Bilicich, fue secuestrado en la casa de Bracamonte. Según personal de Rosario Central, fueron extendidos 10 cheques iguales por la venta a Boca del jugador Gastón Ávila y los retiró Bilicich. Para la Fiscalía, que apareciera en la casa de “Pillín” es una prueba de su participación en la compra-venta de jugadores.

También es un indicio la sociedad que tiene con otro representante, Juan Carlos Silvetti, en Kabrasi SRL. Silvetti fue expulsado del club por un sumario iniciado por el entonces presidente, Horacio Usandizaga, a raíz de denuncias que señalaban que la barra presionaba a los padres de jugadores de inferiores para que le dieran la representación al socio de “Pillín”.

“Los negocios de Bracamonte en las actividades del club parecen no encontrar límites”, aseguró Moreno, para quien “ser el líder de los llamados «Pillines», posteriormente «Guerreros», dejó de ser un simple puesto desde el cual obtenía cierto beneficio como algunas entradas a los partidos para los integrantes de la barra o colectivos para viajar de visitante a otro estadio”.

Así, “Bracamonte supo convertir su posición para crear un verdadero negocio ilícito y millonario”.

 

Fuente: El Eslabón

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