La Unión Europea (UE) está dando las puntadas finales a un paquete de leyes que permitirá una estatización masiva de empresas en crisis debido a la pandemia.

Las nuevas normas permitirán la entrada de los Estados en el capital de las compañías, grandes o pequeñas y cotizadas o no, para evitar su quiebra ante la recesión y la pérdida de empleos.

La medida, consideran desde la UE, reduciría el riesgo que representaría “un número significativo de insolvencias”, es decir empresas en quiebra.

La Comisión Europea (órgano Ejecutivo de la UE), perfila la modificación del marco temporal de ayudas públicas para hacer frente a los destrozos económicos del Covid-19, abriendo la puerta a una suerte de nacionalización generalizada de empresas en apuros en Europa.

La medida implica una profundización de la intervención estatal en la economía. A poco de comenzada la pandemia, se puso en marcha un proyecto de salvataje de empresas, que se inició el 19 de marzo y que incluía garantizar liquidez a las empresas (esencialmente mediante avales públicos a préstamos), conceder subsidios salariales, suspender o aplazar el pago de impuestos, u otorgar ayudas directas a los consumidores por los servicios cancelados por la cuarentena.

Pero ahora, este proyecto de nacionalizaciones masivas va mucho más allá y encendió las alarmas de los neoliberales, que hablan de un brote de “proteccionismo” y “populismo”.

El último borrador del proyecto de ley, “ya sin ambages, avala la irrupción del Estado en el capital de las empresas en riesgo de colapso”, señalan con indisimulable horror los medios hegemónicos.

La idea de la norma es “preservar la continuidad de la actividad económica” durante el brote pandémico, asegurando, asimismo, “la recuperación posterior”.

La UE, donde los banqueros y las grandes corporaciones tienen el poder, y donde el capitalismo financiero encontró una de sus expresiones más brutales, adopta esta medida como “último recurso”, y con una gran dosis de culpa. Y como para conjurar el mal y no ser confundidos con viles estatizadores, los líderes de la UE recuerdan que estas medidas “distorsionan la competencia entre empresas”, e inciden en el mercado de forma negativa.

Fuente: El Eslabón

 

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