“Niñas y niños de 9 años se comprometieron en resguardar su territorio: ríos, cerros, el aire, las casas”, rememora con orgullo María Pissaco, ex directora de la escuela 29 de la comunidad Ancalao de Ñorquin Co, a unos 100 kilómetros de El Bolsón, en el suroeste rionegrino. La iniciativa, enmarcada en el programa de Educación Intercultural, se desarrolló en junio de 2015. “Recordamos la fecha porque coincidió con la designación de dos maestras interculturales, y con la primera marcha por «Ni una menos»”, agrega la docente, ahora jubilada, y que vive en Mallín Ahogado, (15 kilómetros al norte de El Bolsón).
Compromiso y territorio
La profe, quien participa del equipo de Interculturalidad del Instituto de Formación Docente, cuenta: “El eje de la escuela 29 es lo intercultural, por eso trabajamos, para el 20 de junio de 2015, sobre la resignificación del símbolo que es la Bandera, sobre cómo fue creada, por quién, cómo estaba presente en la construcción del ser nacional y el nacionalismo”.
Los estudiantes, tras de hacer dibujos sobre temas que los identificaban, crearon banderas con esas imágenes: “El rio Ñorquin Co, el cerro Cruz, su casa, el campo del abuelo. Luego se comprometieron en resguardarlos, y para hacer efectivo esa intención plantaron maitenes”. “No hicimos –admite– la formal ceremonia de la jura de a Bandera, porque también es representada por su papel con el Ejército en la campañas patagónicas y el genocidio”.
“La interculturalidad es una herramienta para garantizar los derechos de una sociedad. No enseñamos a ser mapuches, trabajamos sobre la historia y los relatos silenciados. Además, el resguardo territorial es responsabilidad del mapuche y del no mapuche también”, define.
“Estaban acá”
“En la escuela 29, existen registros de documentos desde 1911, así, aparecen apellidos chilenos, pero eran mapuches y no había frontera, estaban acá”, destaca María.
En 1899, Roca crea una reserva mapuche en Ñorquin Co (Aguada de Apio) en tierras saqueadas por el Ejército. Se instalaron decenas de familias desplazadas de la zona bonaerense de Azul, y se encontraron otros grupos mapuches nativas de la zona.
María relata: “Una vez un padre nos preguntó por qué hablamos de los mapuches. Él conocía más a los incas, mayas y aztecas, culturas más desarrolladas y con un concepto de Estado, que otras comunidades no tenían”. “Casi ni se habla de los mapuches en esa zona, donde muchas familias –entre ellas de maestras– de origen turco (sirios, libaneses), fueron los que se quedaron con muchas tierras pobladas por comunidades”.
“Alterar las ceremonias”
La iniciativa del compromiso con la Bandera fue denunciada por “alterar la ceremonia” y llegaron advertencias de las autoridades provinciales de Educación. Además, algunas docentes participaban en la reivindicación de recuperación de territorios y en la defensa de mujeres, que casi nadie hacía en esa época.
También denunciaron que “personas que no eran de la escuela entraban a dirección”. “En realidad –dice María– eran de la comunidad y debían conectarse, entonces dejábamos que usaran la computadora de la dirección. Quizás las autoridades creían que tras sentarse en el escritorio de la dirección, podrían llegar a sentarse en el sillón del gobernador”.
María remarca que la planificación de la actividad fue presentada como “proyecto educativo”. “Desde Supervisión no hicieron una observación negativa y nos felicitaron por la iniciativa”, contó. “Pero nos llegó una prevención sumarial a los compañeras y como directora fui apercibida en la actuación profesional y baja de concepto”.
El desafío de la interculturalidad
“Cada comunidad educativa decide cómo implementar la interculturalidad. No enseñamos el mapudungun (lengua mapuche), creíamos que los chicos y chicas no estaban preparados para eso, pero si tratábamos todo lo relacionado con la identidad. Luego aparecieron inquietudes e interés de ellos para saber cómo se decía en esa lengua algunas palabras. Pero, tras leer que alguien escribió en el pizarrón «Mari, mari», un saludo en mapuche, nos decían que siempre lo decían en sus casas”, narró.
Un lugar en el mundo
María resalta que el trabajo en interculturalidad tiene apoyo oficial: “En 2012 hicimos un encuentro provincial en Jacobacci con tres ejes: territorialidad, educación y salud intercultural y comunicación con identidad. Desde entonces el Ministerio nos reconoció como capacitadores y nos dio puntajes por esa actividad”.
Además, el 20 de junio de 2012, Prensa de Gobierno de Río Negro, en su sitio digital difundía que el entonces gobernador Alberto Weretilneck “presidió en Cipolletti el acto provincial de «Promesa de Lealtad» a la Bandera Argentina, ante unos 1.200 alumnos de diferentes escuelas rionegrinas”. Y tras abrir el mandatario el acto, “la promesa fue dirigida por la directora de la Escuela Primaria Nº 29, María de las Nieves Pissaco”.
El registro de prensa oficial reprodujo lo que María dijo en esa oportunidad: “Somos un pueblo multicultural y, queridos alumnos y alumnas, esta es la Bandera que creó Manuel Belgrano en los albores de nuestra libertad. Simboliza la República Argentina, nuestra Patria, es el símbolo de nuestra libre soberanía. Representa a nuestra tierra y a nuestros mares, nuestros ríos y bosques, nuestros llanos y montañas, el esfuerzo de sus habitantes, sus sueños y realizaciones, simboliza nuestro presente y futuro”.
Y los estudiantes prometieron “defenderla, respetarla y amarla, con fraterna tolerancia y respeto, aceptando solidariamente en sus diferencias a todos los que pueblan nuestro suelo…” María aclara que aceptó leer la promesa, por propio pedido de la comunidad.
Fuente: El Eslabón