Hubo más de un peronismo revolucionario. Desde aquella resistencia original lanzada por el pueblo argentino en el arranque de 1956, pasando por los primeros intentos vertebradores en los albores de la década del 60 hasta las corrientes organizadas y potentes que enlazaron el cierre de ese tramo con el lustro inaugural de los 70, las historias, las experiencias y las distintas concepciones se arraciman en un puño con los dedos en V sintetizado en exceso sobre el nombre Montoneros.

Sin precisiones, ese embudo interpretativo empobrece. No porque las batallas de tantos militantes de esa organización numéricamente superior deban quedar fuera de la narración, sino porque el resto también hizo lo suyo; pensó y activó de modo confluyente pero con perfiles diferenciados. Para aportar a una lectura más completa de un tramo esencial de la historia argentina –con rastro indeleble hacia el presente- vale saludar la aparición de “La Patria Socialista. Una historia de la Corriente del Peronismo Revolucionario. MRP – JRP –FRP – MR17 – FR17”.

Los autores estuvieron allí. Se trata de Eduardo Gurucharri, Jorge Pérez, Edgardo Fontana (Cambá) y Sara Alfaro. El libro fue editado -¡en papel y en 2020!- por Ediciones En Lucha. Entre todos han construido una obra apasionante, que cuesta dejar para el día siguiente a pesar de sus casi 500 páginas. Es que la vibración del período abordado contiene todos los elementos necesarios para cautivar y la combinación de una crónica afiatada con documentos de época desconocidos hasta hoy permite absorber el clima con una objetividad no exenta de emoción.

Aunque los protagonistas son varios, hay uno que se lleva los focos: Gustavo Rearte. Personaje mítico pero real de la Resistencia, hombre del movimiento obrero, integrante del Partido Justicialista de La Matanza y líder natural de la corriente historiada, emerge en su dimensión y con posturas que, quizás, los jóvenes que se acerquen a este texto han considerado imposibles cada vez que observaron el ayer por un estrecho espejo retrovisor. Digámoslo: en pleno auge de la lucha armada, este duro entre duros planteó ver el panorama, reflexionar y recordar que la Política, con mayúsculas, debía orientar la acción para no derivar en el militarismo.

“La Patria…” se despereza con la narración de las convulsiones de los años 60. Transita el vínculo de sus integrantes con Juan Domingo Perón, los debates cruzados, la influencia de la Revolución Cubana, los posicionamientos de John William Cooke y, claro, su enlace con el Che Guevara. El decir se va tornando electrizante al trascender la mitad del decenio, con el despliegue de las fuerzas que darían cuerpo a la CGT de los Argentinos. Allí se señala la importancia de Cooke, el mayor Bernardo Alberte, Jorge Di Pasquale, Juan García Elorrio y, ostensiblemente, dirigentes como Raimundo Ongaro.

El material subraya: “Ante el auge guerrillero de 1970, Rearte, al inspirar el MR17 advirtió: la lucha armada sin inserción en el marco de ciertas premisas teóricas, políticas y organizativas, puede deparar al movimiento revolucionario nuevas derrotas más trágicas que las conocidas hasta hoy, con la secuela de vidas sacrificadas prematuramente”. Los narradores avanzan: “En 1973 el triunfo popular pareció desmentirlo. Pero la masacre de Ezeiza resignificó el regreso de Perón y resultó un anticipo de lo que se preparaba. El MR17 polemizó con el último Perón”.

Muchos de los textos incluidos fueron publicados originalmente en el periódico de la corriente en cuestión, En Lucha. El director era Gurucharri, quien hace pocos años también impactó en la interioridad peronista con su libro “Un militar entre obreros y guerrilleros” sobre el mayor Alberte. “La Patria…”complementa las crónicas con fotos, testimonios y entrevistas. Una de ellas, con varias líneas bien significativas, es la realizada por la revista Así a Rearte. Y por supuesto, un imperdible en el terreno estratégico (revivido tantos años después en las páginas de La Señal Medios): Violencia y tarea principal.

Otras regiones del libro iluminan debates y quiebran la percepción esquemática. La posición del periódico En Lucha sobre la política económica del gobierno surgido en el 73, la Ley de Asociaciones Profesionales, así como la caracterización de Miguel Miranda (primer ministro de Economía de Perón) y José Ber Gelbard, expone sobre todo la complejidad de un periodo en el cual el movimiento obrero y las fuerzas transformadoras habían aquilatado un poder que les permitía plantear a cada paso, un paso más. Una lectura desde el presente sin tomar en cuenta el andar movilizador propio de aquél entonces, puede confundir. Es preciso repasar el marco.

En cuanto a la dimensión del debate interno, merecen atención los documentos destinados a los miembros del MR17. Allí se abordan crudamente diagnósticos sobre la guerrilla y el foquismo que no dejan lugar a dudas sobre el perfil político popular de la vertiente; contra la extendida idea de un poder que nace de la punta de un fusil, los realizadores del material explicaban respetuosamente que miles de jóvenes se hallaban ante una equívoca y riesgosa “desviación de ultraizquierda”. Para fundamentarlo efectuaban una disección detallada de las diferencias entre las condiciones de la Revolución Cubana y las que se afrontaban en las contiendas sociales argentinas.

También cabe destacar la asunción de la trascendencia de la unidad continental. Por entonces, primer lustro de los 70, la iniciativa que Perón lanzara en 1953 aún no había sido debidamente digerida. A decir verdad los pronunciamientos en ese sentido rara vez iban más allá de llamados solidarios para respaldar a tal o cual sector de un pueblo en lucha. En la descripción de la situación internacional se observa la comprensión. Todos los materiales están imbuidos por la convicción de estos peronistas que luchaban por el socialismo con el objetivo explícito de vincular la liberación nacional con la revolución social.

Cuando la obra se cierra y el lector se permite un respiro para afrontar el volumen de información, varias sensaciones lo invaden lentamente. Acuerdos y desacuerdos. Cuánto dolor, cuánta lucha. Cuántas razones. Errores. También, algunos aprendizajes, como la importancia de escuchar aún a aquellos que no forman parte de las oleadas que sacuden intermitentemente a varias franjas de la opinión pública.

A veces, alguien señala algo que preferimos no observar. Su planteo puede ser incómodo. Pero también puede ser verdad.

*Director La Señal Medios / Area Periodística Radio Gráfica / Sindical Federal

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