El poeta cubano José Lezama Lima (1910-1976) consideraba que Cuba era la isla de la posibilidad, un lugar en el que, a través de la imaginación y la poesía, lo imposible se torna posible. Y hoy sus palabras suenan proféticas: pese al genocida bloqueo que desde hace décadas le impone EEUU, que priva a la isla de insumos básicos, Cuba lo hizo otra vez: El Director Nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud de Cuba, Francisco Durán, anunció estemartes 17 que su país también está trabajando en una vacuna contra el coronavirus.

Si bien se están experimentando cientos de vacunas en el mundo (en distintas etapas de desarrollo) la cubana se sumará al pelotón que lleva la delantera en esta carrera. Unas 29 potenciales vacunas se encuentran siendo probadas en seres humanos, seis de las cuales están en la fase 3 (última) de los estudios clínicos, entre las que se cuenta la elaborada en Rusia, la Sputnik V.

De hecho, Rusia anunció que quiere que su vacuna se produzca en Cuba. Y los científicos cubanos agregaron que, además, la isla tiene proyectos de investigación conjuntos con la Unión Europea (UE) y con China.

“Lograr una vacuna efectiva contra el COVID-19 es una prioridad para todo nuestro sistema de ciencia e innovación en BioCubaFarma. Hoy vemos en el Instituto Finlay cómo se ha avanzado con solidez y de forma acelerada en este proyecto”, agregó Eduardo Martínez, presidente de la empresa de biotecnología BioCubaFarma, a través de un tuit que reprodujo el sitio de noticias del servicio de radiodifusión internacional de Alemania Deutsche Welle (DW).

Según agregó la agencia argentina Télam, los estudios clínicos se realizarán en diferentes centros de salud de la isla y está previsto que comience con el reclutamiento de voluntarios el 24 de agosto y que finalice con las pruebas a fines de octubre.

La vacuna, denominada “Soberana 1”, ya fue aprobada por las autoridades regulatorias de ese país y comenzará en unos días su etapa de reclutamiento que alcanzará a más de 600 personas, indicó Télam. Podrán participar de las pruebas (que se realizará en diferentes centros de salud de la isla) cualquier persona que tenga entre 19 y 80 años. El objetivo es alcanzar en estas fases a 676 voluntarios, señaló Télam.

En realidad, “Soberana 1” es apenas una de las cuatro vacunas que se desarrollan en estos momentos en Cuba, más precisamente en el Instituto Finlay, un centro científico gubernamental en La Habana dedicado a la investigación y fabricación de vacunas.

Allí, en el Centro de Inmunología Molecular (CIM) y en el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), científicos cubanos trabajan actualmente en cuatro posibles productos. Y según aseguran las autoridades sanitarias cubanas, una de ellas está ya muy avanzada en sus pruebas de ensayos.

Los estudios que permitieron desarrollar “Soberanía 1” fueron financiados por el Instituto Finlay de Vacunas a través del Fondo Cubano para la Ciencia e Innovación (Fonci) del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente.

Según recordó el sitio de noticias alemán DW, “Cuba tiene mucha experiencia con vacunas”. El portal señaló que, hasta ahora, Cuba tuvo bien controlada la pandemia de coronavirus, con resultados muy superiores a los de la mayoría de los países del mundo. Pero aclaró que, desde hace unos días, el país caribeño viene reportando nuevamente un número creciente de infecciones. En consecuencia, el Gobierno reactivó las medidas de confinamiento en La Habana, a inicios de la semana pasada. Los bares y restaurantes volvieron a cerrar, se suspendió el transporte público y se cerraron las playas.

“Dada la incertidumbre de la pandemia en el mundo, tenemos dos prioridades: la capacidad de diagnóstico rápido y masivo, que permita la vigilancia epidemiológica; y el desarrollo de vacunas específicas, que contribuyan al control de la enfermedad en nuestro país”, dijo Rolando Pérez, director de Ciencia e Innovación en BioCubaFarma, en una transmisión especial de la TV cubana.

La investigación cubana, informó DW, se concentra en “las vacunas basadas en partículas semejantes al virus, que tienen ventajas en cuanto a la capacidad de potenciar y activar el sistema inmune”.

Los científicos cubanos disponen de plataformas a partir de las cuales avanzar en nuevos desarrollos, explicó el director de Investigaciones Biomédicas del CIGB, Gerardo Guillén, en una conferencia de prensa en junio pasado.

Por vía nasal, una innovación cubana

Como novedad, agregó Guillén, los cubanos trabajan en una “plataforma de administración nasal, que es algo que en el mundo está poco explotado y se investiga poco”. Para ilustrar, citó una vacuna terapéutica desarrollada en Cuba contra la hepatitis B crónica, que fue la primera en el mundo en administrarse por vía nasal contra una enfermedad infecciosa crónica.

“Y ahora que estamos hablando de una enfermedad respiratoria [COVID-19], creemos que una plataforma de inmunización por la vía mucosa lógicamente tendrá un mayor impacto en lograr una respuesta funcional, efectiva contra este virus”, argumentó.

“A diferencia de muchos otros países en desarrollo, Cuba tiene una poderosa división de biotecnología y sus propios laboratorios. La experiencia de la biotecnología cubana en el desarrollo de vacunas es útil para el desarrollo de vacunas contra el SARS-CoV-2. Y hace que el país sea interesante para proyectos de colaboración”, señaló DW.

“Cuba produce casi el 80 por ciento de las vacunas que consume el Programa Nacional de Inmunización”, aseguró a la prensa internacional el director de la Organización Panamericana de la Salud en la isla, el chileno José Moya. Por lo que consideró que la isla tiene “capacidad de producción de vacunas”. Y agregó que en el Instituto Finlay “hay un gran área de innovación tecnológica”, recordó Moya.

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