El 10 de diciembre de 2019, tras la victoria del Frente de Todos, la Argentina comenzó a ser un país diferente. Del compromiso de “comenzar por los últimos para llegar a todes”, a la famosa frase “volvimos para ser mujeres” –que algunos medios tildaron de furcio y otros de guiño feminista– pronunciada en esa misma fecha por Alberto Fernández, pasando por la creacion del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, y llegando a la entrega de 9 mil documentos en el marco de la Ley de Identidad de Género, el nuevo gobierno se propuso ampliar el campo de acción política y regresar a los, las y les históricamente olvidados.

El 3 de septiembre pasado fue otro hito más que anota un nuevo punto para las organizaciones y militantes que desde hace muchos años luchan por ampliar derechos: a través del decreto 721/2020 publicado en el Boletín Oficial, se oficializaba el Cupo Laboral Travesti Trans en el sector público, garantizando que al menos un 1 por ciento de la totalidad de cargos y contratos sean ocupados por personas travestis, transexuales y transgénero. La fiesta comenzó y las redes explotaron con el hashtag #CupoLaboralTravestiTrans. Además, las estimaciones no tardaron en llegar y se afirmó que ese porcentaje podría alcanzar a 40 mil travestis y personas trans que ahora podrían comenzar a soñar con otro futuro, otro trabajo y otros medios.

“El decreto presidencial cayó de sorpresa a todo el mundo. Yo me enteré cerca de la 1 de la mañana, cuando me mandaron una copia del boletín oficial a mi mail diciéndome que Alberto había decretado el Cupo Laboral Trans en el Estado nacional. Esto viene a marcar un antes y un después en nuestras luchas. Sabemos que las luchas son nuestras, pero la voluntad política es del presidente de turno”, celebra Jackeline Romero, activista travesti de Rosario y presidenta de la Red Diversa Positiva. El espíritu que sobrevuela en el diálogo de Romero con El Eslabón es de emoción y, sobre todo, de ilusión: “Ahora tenemos la esperanza de poder decir que pasamos a ser ciudadanos y ciudadanas de primera. Porque el trabajo es lo que dignifica”.

“A mí la noticia me llegó a través del WhatsApp. Me lo mandaron así, fresquito fresquito, y tuve que leerlo dos veces porque como que no caía”, dice Luisa Paz, mujer trans de Santiago del Estero. Para ella, el suceso fue sorpresivo dado que “no era algo que estaba contemplado o estaba pedido por las organizaciones trans que sea a través de un Decreto de Necesidad y Urgencia, porque el movimiento estaba solicitando el cupo pero a través del debate, del consenso en el recinto para que se transforme en ley. Así es que no nos imaginamos que fuera de esta manera”.

Paz explica que, después de asimilar la noticia, comenzó a imaginarse ese 1 por ciento distribuido en las reparticiones nacionales, y coincide con Jackie en el rol estratégico del capitán Alberto: “Que el presidente se tome la tarea de otorgarlo a través de un DNU en contexto de pandemia, quiere decir que ese compromiso que él dijo en campaña respecto a que iba a empezar por los más pobres y los más vulnerables, hoy lo está cumpliendo”.

La necesidad está en la urgencia

El texto del boletín publicado recupera varios puntos interesantes sobre la situación de las y los travestis y trans del país. En resumen, podría decirse que el nuevo decreto viene a versar sobre lo que es justo para el colectivo que, según expresa el escrito, “aún con los avances normativos en la materia, continúan teniendo dificultades para disfrutar del efectivo ejercicio del derecho a la salud, a la educación, a una vivienda digna, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo, así como también a la protección frente al desempleo, sin discriminación alguna”.

En ese sentido, la nueva reglamentación tiene como objetivo la inclusión laboral de una poblacion vulnerada que ha sido “criminalizada por la normativa contravencional y de faltas”, víctima “de violencia institucional ejercida en muchos casos por agentes de las fuerzas de seguridad”, excluída “de los ámbitos educativos” y dificultada en el acceso a “trabajos formales y estables”, situación que conlleva, en numerosas ocasiones, “al ejercicio de la prostitución”.

Al respecto, Luisa repara en un dato doloroso: “Tenemos una expectativa de vida de entre 35 y 40 años, y hay datos estadísticos desarrollados por el Archivo de la Memoria Trans que dicen que en la Argentina no llegan a 100 las compañeras trans que superan los 70 años”. “Nos parece importante que se tenga en cuenta y que puedan ser beneficiadas con nuevos derechos las compañeras adultas mayores, dado que para nosotras, una compañera que supera los 40 años ya pasa a ser una sobreviviente”, detalla.

El decreto 721/2020 alcanza tanto a aquellas personas travestis, transexuales y transgénero que hayan efectuado la rectificación registral del sexo y el cambio de nombre de pila e imagen, conforme a la Ley de Identidad de Género, como a aquellas que no lo han hecho. Además, especifica que no podrán establecerse requisitos de empleabilidad que obstruyan el ejercicio del derecho al trabajo digno en condiciones equitativas, por lo que la finalización de estudios no será condición excluyente. Aunque sí será obligatorio cursar los niveles faltantes durante el ejercicio del cargo, y, para esto, “se garantizarán los medios para finalizar la formación educativa obligatoria”.

De esta manera, se contempla el hecho de que muchas personas trans y travas son echadas de sus hogares y de los espacios educativos durante su infancia. Para Paz, se trata de uno de los puntos más importantes del decreto, debido a que “hay un alto porcentaje de mujeres trans que no tienen terminada la secundaria”. A través de la medida, “queda desterrado un estigma que hay en relación a esto: que somos nosotras, las personas trans, quienes no quieren ir a la escuela, que preferimos ir a trabajar. Nosotras necesitamos, como organización, como movimiento, tener las mismas oportunidades que el resto de los ciudadanos y ciudadanas, poder hacer el circuito educativo sin discriminación”, explica. Por su parte, Romero también avala dicha medida, y afirma: “Les históricamente expulsades se podrán capacitar para luego concursar dentro del lugar de trabajo en el que se encuentran”.

Otra de las cuestiones novedosas está referida al compromiso del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad que se encargará de formular el Registro de Personas Travestis, Transexuales y/o Transgénero aspirantes a ingresar a trabajar en el sector público nacional y efectuará el seguimiento de la cantidad de cargos cubiertos.

Además, creará una Unidad de Coordinación Interministerial cuyas funciones serán “elaborar el Plan de Implementación y garantizar los mecanismos y procedimientos para el cumplimiento del cupo establecido”, entre otros. El trabajo se llevará adelante a través de la cartera a cargo de la ministra Elizabeth Gomez Alcorta, el Ministerio de Educación, la Secretaría de Gestión y Empleo Público de la Jefatura de Gabinete de Ministros y el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo. Por primera vez, la demanda del colectivo travesti trans encuentra una respuesta estatal articulada con un andamiaje legal listo para respaldarlo.

De dónde venimos y hacia dónde vamos

De aquí en adelante, los y las militantes esperan que el decreto funcione como incentivo para el sector privado y mantienen sus dudas respecto a si el 1 por ciento llegará a absorber al total de personas que se inscriban en el Registro. Para esto, es imprescindible que el Estado sea quien dé el ejemplo, siente el precedente y provoque el compromiso de los demás sectores de la economía. Luisa considera importante que las empresas “puedan hacer este aporte”, para poder brindarle la posibilidad a todo el conjunto del colectivo, a la gran “cantidad de compañeros y compañeras trans que hay en la República Argentina”.

“Nosotras no somos vulneradas, somos históricamente olvidadas. Lo que no existe, no se vulnera. Al ser olvidadas, no nos tenían en cuenta. Hasta que viene la voluntad política, primero con Néstor, después con Cristina, y ahora con Alberto”, apunta Romero. Hoy, el reconocimiento es para las organizaciones encarnadas en Jackie, que supieron avanzar en consensos y seguir el lugar, la acción política, de seguir estando en movimiento. “Las travestis no parimos bebés, pero parimos leyes, y esto fue un parto muy doloroso, de muchísimos años”, cuenta Romero. “Se me llena el alma de alegría pero también de tristeza cuando me siento a pensar en mis compañeras que se murieron sin poder gritar «Hoy tenemos un cupo,hoy tenemos una ley»”, agrega.

Jackie traza un recorrido de 15 años de lucha desde aquellos primeros proyectos que presentaba en la Cámara de Diputados de la provincia de Santa Fe y se detiene en la importancia que tuvo la reglamentación de la Ley N° 13902 de Cupo Laboral para Travestis y Trans en Santa Fe, firmada por el gobernador Omar Perotti el pasado lunes: “Después de tantas idas y venidas, de discutir con los asesores de Perotti, con la Secretaría de Género e Igualdad de la provincia, con el ministro Sukerman, logramos que haya una sensibilidad de parte de algunos”. Y agrega el rol importante que tuvo la vicegobernadora, Alejandra Rodenas, en la aceptación de la demanda del colectivo.

Luisa también realiza un repaso sobre los debates llevados adelante por el colectivo travesti trans. Para ella, los cuatro años de macrismo fueron una instancia de resistencia que se sintió “como un parate de militar, socializar, visibilizar, sensibilizar” abocado simplemente a proteger lo consumado. Sin embargo, recuerda que el impulso de la furia trava-trans inició con “la militancia de la Ley de Matrimonio Igualitario y la militancia de la Ley de Identidad de Género”, y que desde que esta última fue aprobada, el colectivo notó “que esa ley, nuestro derecho a la identidad, era el piso y ahora había que construir para arriba. Había que pensar qué era lo que necesitábamos”, de ahí la demanda por obtener un espacio en las oficinas.

Todavía no están selladas las dudas respecto a cuándo comenzará a implementarse o cómo será el desarrollo en cada provincia. Por eso, Romero explica que el objetivo del colectivo nucleado en el Frente Federal de Cupo Travesti y Trans, del que participan todas las provincias del país, es “ir por la Ley Nacional de Cupo Laboral”, esto es, conseguir una normativa que reafirme los alcances del decreto, un marco que también comprenda el ámbito de la justicia y el legislativo.

Paz adhiere y remarca que es importante avanzar hacia una ley en el Congreso Nacional, para que ante un cambio de gobierno “no haya forma de que se las saque” a las compañeras que lograron ingresar a un puesto. Lo que esperan, dice Luisa, es seguir teniendo un gobierno que, dentro de su proyecto de país, admita “la posibilidad de avanzar en la conquista de estos tipos de deechos”.

 

Las travas y trans adentro

La vida de Jackeline Romero cambió desde que integra el Área de Género y Sexualidades de la Universidad Nacional de Rosario. “Después de 50 años, tener un trabajo remunerado en blanco a mí me hace muy feliz”, cuenta. Jackie habla de la importancia de que sean las travas y trans quienes ocupen esos espacios y quienes manifiesten sus propias necesidades, y explica que “en la Universidad quedó más que claro que ese espacio está, porque cada acción que se hace en relación a nuestras comunidades son completamente acciones coordinadas conmigo y con mis compañeres de trabajo”.

La UNR anunció la implementación del Cupo Laboral Trans

Transformando al Estado

Romero considera que el aporte que pueden otorgar a la gestión pública es enorme, dado que pone de manifiesto que la voz y la mirada del colectivo de la T es insustituible en la batalla por la inclusión: “Otorga muchísimo, sobre todo para el afuera, porque concientiza al resto de las personas, demuestra que nosotras somos personas capaces de tomar alguna decisión, de llevar adelante algún tipo de gestión”. Y agrega: “No se puede hacer actividades para las travas, sin una trava dentro. No se puede hacer una ley o un proyecto para las travas, sin una trava adentro. Si no está la voz trava, eso no es para las travas”.

Luisa Paz también cuenta con un recorrido en el empleo público que, admite, le “ha cambiado la forma de pensar con respecto a lo que quiero y a lo que puedo”. Esto es lo que desea para sus compañeros y compañeras: “La posibilidad de tener un trabajo registrado, un trabajo formal, que les va a modificar su proyecto y calidad de vida”.

Sobre los beneficios de la presencia en el diseño y gestión de políticas públicas, Paz remata con sencillez: “Van a educar, van a enseñar, también van a aprender, pero con su presencia van a hacer que esa brecha que hoy hay entre la gente que está en contra de todos los derechos que hemos obtenido, no sea tan grande”.

«Cuando una travesti entra al Estado, cambia la vida de esa travesti. Cuando muchas travestis entran al Estado, cambia la vida de toda la sociedad”, decía Lohana respecto al cupo laboral que hoy celebra una gestión con travas para una sociedad sin trabas. Llegó la hora de que los, las y les históricamente olvidados armen currículums y gocen de salarios y en memoria de la Berkins y con el Coraje de Sacayán, alcen las copas al grito de “¡Furia Trava Trans!”.

Fuente: El Eslabón

 

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