El desafío es trascender las alternancias políticas en nuestro país, considerar a la agenda LGBT como una agenda fundamental para nuestra democracia, dice Alba Rueda, subsecretaria de Políticas de Diversidad de la Nación, respecto a la nueva victoria que las organizaciones y militantes travestis y trans han logrado después de varios años de lucha. A Rueda se la siente atareada. Este medio debió esperar varios días para poder obtener una entrevista con la funcionaria del Ministerio de las Mujeres Géneros y Diversidad que hace casi una semana se encuentra en asamblea de fiesta permanente: la celebración del decreto que establece el Cupo Laboral Travesti Trans publicado el pasado 3 de septiembre obtuvo este lunes por la noche la firma de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y está listo para comenzar a implementarse en el Senado.

El decreto, que garantiza que al menos un 1 por ciento de la totalidad de cargos y contratos del sector público sean ocupados por personas travestis, transexuales y transgénero, se inscribe en una serie de medidas que Alba repasa con gusto a lo largo de la conversación con Redacción Rosario. Se trata de una cadena de respuestas para hacerle frente a un enquistado sistema de opresión que se ha encargado explotar a la población travesti trans a través de tres vías: la exclusión en trabajo, la violencia y la discriminación.

Alba es la primera persona trans que llega a un cargo de esa magnitud en el Poder Ejecutivo. La subsecretaria sabe que se trata de una situación excepcional: por primera vez, travas y trans podrán actuar desde adentro en el modelaje y desarrollo de políticas públicas que incluyan sus miradas. En ese sentido, dialoga con este portal, habla del impacto de la crisis sanitaria en la población de la T, de la construcción de una agenda transfeminista y recuerda a sus compañeras que pusieron el cuerpo: repara en la memoria de Lohana Berkins, Diana Sacayán, Claudia Baudracco, Nadia Echazú y Belén Correa y valora: “Estamos creciendo en la tierra fértil que dejaron nuestras compañeras militantes. Caminamos los senderos que ellas abrieron”.

-¿Cómo se vivió el decreto desde el Ministerio?

-Lo vivimos con muchísima alegría. Nosotras estuvimos en contacto con varias compañeras porque la noticia se empezó a conocer el jueves a la noche y todas estaban muy sorprendidas, muy felices, y sobre todo desde las organizaciones sociales que nos escribieron hasta altas horas de la madrugada, celebrando, contentas, emocionadas. Y después, una vez que salió el decreto, por supuesto todos los organismos del Estado Nacional, que también fueron leyendo el decreto, estaban muy muy felices. Creo que es no solamente un día histórico en términos de lo que implica el reconocimiento de los derechos de las personas trans, sino porque puede leerse en una clave que es, por un lado, de agendas sociales, las agendas de las personas trans, pero también es una clave política. Lo que quiero decir es que efectivamente hubo mucha expectativa por parte de este cruce que hay entre políticas públicas, gobierno y agendas sociales. Entonces, este punto de encuentro, que se vivió en el Matrimonio Igualitario, en Ley de Identidad de Género, claramente puso al Cupo también en un enorme margen de alegría. Porque, en primer lugar, era una agenda común a las organizaciones, y, en segundo lugar, porque una de las grandes expectativas era que justamente el gobierno de Alberto Fernández tenga las iniciativas correspondientes a partir de la generación del Ministerio de las Mujeres para poner en la primera línea de las políticas públicas las agendas vinculadas a la diversidad sexual. Puntualmente empezar por el cupo, como una gran política sustantiva, en medio de este año tan complejo, fue muy muy bien recibido.

-¿Cómo se pensó el decreto?

-Principalmente una de las grandes líneas por las que sucedió fue que en junio nuestra ministra, Elizabeth Gómez Alcorta, se reunió con el presidente Alberto Fernandez y llevó varios temas de agenda, entre ellos Cupo Trans. Le contó cual era la situación de nuestros proyectos en el Congreso, sobre todo los proyectos de ley de cupo, a lo cual el presidente le dijo que más allá de lo que sucediera con los proyectos en la agenda parlamentaria, a él le parecía bien que se creará un cupo en la administración pública. Entonces, ahí fue que empezamos a trabajar desde el Ministerio junto con Secretaría Legal y Técnica de la Presidencia y la Oficina Nacional de Empleos Público para la generación de este decreto. Principalmente fue eso, un trabajo que llevó al inicio de un expediente, que fue el que se terminó aprobando en el decreto. Fue un trabajo de coordinación, de conocimiento por parte del presidente y de articulación con las áreas sustantivas.
Sabemos de la importancia del Cupo, y es puntualmente un valor para nosotras que este como parte de una agenda de demandas sociales y colectivas. Sin embargo, queremos una ley de cupo en Argentina, y queremos que esa ley esté atravesada principalmente por las agendas sociales, por una ley que permita poner en el sistema judicial nuestros cuerpos trans, nuestras miradas, nuestras construcciones.

-¿Cuáles son los puntos fuertes del decreto? ¿Crees que hay otros a seguir trabajando?

-A nosotras nos parece que efectivamente el punto más fuerte del decreto es considerar a la población travesti trans como la destinataria genuina de esto ¿En que se constituye esta mirada? Principalmente en que no se trata de un decreto que se basa en ubicar a personas trans en función de su currículum, sino más bien en su intención de desarrollar capacidades laborales, en poder poner en valor los proyectos de vida y recuperar las iniciativas sobre el camino trunco que tiene que ver con el desarrollo personal, el desarrollo laboral.

Entonces, por un lado el decreto exige el cumplimiento de la ley de empleo público, porque exige determinado nivel de estudio para las personas trans, y en eso, por ejemplo la terminalidad educativa la vamos a abordar de la mano del Ministerio de Educación de la Nación. Del mismo modo el tema de la formación en el empleo, que es a partir no de lo que las personas pueden acreditar en su currículum, sino de lo que las personas tengan ganas de desarrollar a partir de lo que es una serie de ofertas que existen en la administración pública nacional, que son 20 los Ministerios y, por lo tanto, 20 los perfiles de múltiples tareas que se desarrollan en cada uno de ellos.

En ese sentido es que se multiplican las oportunidades para recuperar eso, que la desigualdad estructural se vea modificada a partir de lo que es un proyecto personal. Ayer hablaba con una compañera trans, tiene 49 años y ahora va a cumplir 50, y puntualmente me comentaba que ella es peluquera porque su mamá le dijo que fuese peluquera, cuando ella no pudo terminar el secundario en un colegio nocturno. Entonces lo que charlabamos es que ella quería estudiar ahora, y ese poder plantearse otra vez un proyecto de estudio, de formación, de capacitación es muy valioso desde el proyecto de cupo trans porque no es solo resguardar el acceso a un empleo, que tiene que ver con tu sustentabilidad y la sustentabilidad de tu familia, sino también con poder tener, en función de este proyecto, proyectos de terminalidad educativa, proyectos de vida, que recuperen eso, el acompañamiento a un camino que se encuentra muy castigado históricamente.

-¿Qué sucede con el sector privado? ¿Crees que el decreto es capaz de generar un incentivo para este sector de la economía?

-Creo que hay un movimiento especial que habla sobre esto de que todos los espacios laborales tengan nuestros cuerpos y nuestra participación. Es evidente el deseo que surge a partir del decreto y creo que es importante tomar esa iniciativa para dialogar, para poder impulsar el Cupo en las empresas privadas. Uno de los grandes valores en el ámbito laboral es la diversidad de miradas, de perspectivas, de saberes, y esas perspectivas se pueden poner en valor a partir de reconocer la textura no solo de la discriminacion, sino también de los aportes culturales que hace la población travesti trans. Desde esa línea, es fundamental seguir situando nuestros cuerpos, nuestras identidades en el ámbito laboral, y ver cómo esto se podría gestionar a lo largo del tiempo, a lo largo de estas motivaciones que nos muestren que nuestras vidas no solo valen en términos de trayectos de vida vinculado a la discriminacion, sino que valen también en la promoción del derecho al empleo.

-¿Gracias a quienes fue posible esto? ¿A qué miembros del colectivo travesti trans es necesario recordar?

-Principalmente creo que es el resultado de una agenda de militancias sociales y colectivas, en donde sin dudas la entereza de quien impulsó todo el proyecto de cupo trans, y hasta en términos históricos, fue Diana Sacayán, nuestra compañera víctima de un travesticidio brutal que en su momento abordó las cuestiones vinculadas al planteo de cupo desde el año 2012. Nuestra agenda social y política son fruto del impulso que ella le dió, y creo que cuando fue su travesticidio se abrieron dos agendas: una fue el Cupo a nivel nacional, donde se formó un frente de organizaciones con la Ley de Cupo Diana Sacayán, y después por otro lado, el pedido de Justicia por Diana.

Todos estos son espacios, iniciativas valiosas a tener en cuenta. Creo que estamos creciendo. Yo uso una metáfora: que estamos creciendo en la tierra fértil que dejaron nuestras compañeras militantes, eso para mi es como una metáfora de que caminamos los senderos que ellas abrieron, Lohana Berkins, Diana Sacayán y tantas otras compañeras, que buscaron un empleo y nunca lo obtuvieron. Creo que eso está en el horizonte de registro de este proyecto: saber que no queremos la penitencia de la exclusión.

-¿Cómo impactó la crisis sanitaria en la población travesti trans? ¿La pandemia hacía más urgente la sanción de un cupo laboral?

-En la comunidad trans lo que vivimos fue la explicitación de varias situaciones de exclusión sobre la población. La primera fue comprobar, durante la pandemia, que la economía trans es una economía de subsistencia, una economía atravesada por las desigualdades, y que efectivamente cuando se «cierra» la esquina aparece toda una situación de dominó sobre la exclusión.
Principalmente, en el caso de la emergencia alimentaria, lo que se sintió en el colectivo estuvo relacionado a amenazas por desalojo hacia las personas trans, y todo lo que involucra la mirada de la policía en términos de violencia institucional. Esto es un dato importante y me gustaría remarcar que nosotras en virtud de eso adoptamos una serie de acciones. Por un lado, en términos alimentarios, articulamos con cada uno de los ámbitos institucionales hablamos con los municipios, con los departamentos, con las provincias, para que efectivamente la distribución alimentaria incorpore a la población trans dentro de sus políticas alimentarias. Después, en torno a las amenazas de desalojo, constituimos una mesa de trabajo junto con la defensoría del pueblo de la ciudad, junto con el Ministerio Público de la Defensa, y nosotras como Ministerio de Mujeres para poder fortalecer las gestiones para evitar los desalojos y además proteger a las compañeras frente a esas amenazas en virtud de lo que es un decreto presidencial que está vigente todavía y que impide los desalojos hacia las personas trans. Finalmente, con el tema de violencia institucional, armamos una mesa junto con el Ministerio de Seguridad para poder llevar adelante justamente el abordaje sobre estos temas.

Además, concretamente en términos de economía social, se incorporaron cinco mil personas trans al programa Potenciar Trabajo, con lo cual fue una respuesta acorde a la circunstancia. Nosotras creamos el 7 de julio el Programa de Fortalecimiento del Acceso a Derechos para Personas Travestis, Transexuales y Transgénero que justamente lo que busca es generar todo un acompañamiento frente a estas vulneraciones, teniendo en cuenta todos los productos, bienes o servicios que brinda el Estado. Y con ellos me refiero a programas alimentarios, becas para el estudio, acceso a la salud integral, actuaciones frente a las amenazas o frente a los abusos policiales, las amenazas frente a desalojos. Así que, nuestra respuesta en términos de política pública creemos que está acorde a las situaciones. Por supuesto falta para constituir el abordaje completo e integral pero creemos que durante este primer año que se creó el Ministerio este tipo de acciones, el Cupo, son de las primeras medidas necesarias para abordar esta dificultad.

-¿Qué otras políticas consideras necesarias para poder continuar avanzando en la promoción de derechos de la población travesti trans?

-Nosotras estamos trabajando en este momento en una serie de situaciones vinculadas a niñez y adolescencias trans. Eso es muy importante porque la violencia hacia personas trans es muy grande, tiene que ver con una cuestión de amenazas frente a las desigualdades. Estas desigualdades están atravesadas por una violencia hacia niñes y adolescentes y justamente nos interesa que exista un abordaje sobre las violencias para niñes y adolescentes LGBT y que además existan respuestas integrales, es decir, la promoción y la protección de los derechos de la personas LGBT a nivel nacional por lo que, para eso estamos armando una mesa de trabajo junto con la Senaf (Secretaría de Niñez Adolescencia y Familia), que se encarga de abordar estos ejes temáticos mientras nosotras imprimimos nuestras perspectivas de trabajo.

 

-¿Cuales son los desafíos que aparecen a la hora de construir una agenda feminista dentro del Estado?
-Yo siento que entre los desafíos uno que es el de tener, todavía, que hacer pedagogía feministas y transfeministas. Todavía falta mucho para que distintos y distintas interlocutores puedan conocer la población trans y puedan principalmente abordar los temas de las personas trans, en la dimensión que esto tiene. A mi me preocupa mucho que todavía haya tanto desconocimiento de la desigualdad y me parece que muchas veces el desafío es ese, arrancar no teniendo que aclarar algunas cuestiones que son fundamentales. Desde ese lugar hay un gran desafío pedagógico que asumimos desde la Subsecretaría, sabiendo que nuestra agenda, en términos de transversalidad, tiene que estar siempre de la mano y en diálogo con otros funcionarios, con otros espacios, y que esos otros espacios a veces guardan mayor diálogo y otras veces hay que constituirlos o construirlos desde una perspectiva casi pedagógica.

El otro desafío, que acá creo que se juega mucho son los límites y la pregunta de hasta dónde podemos llegar con nuestros planteos. Eso es muy importante para mi registrarlo porque tampoco tengo una sola respuesta acerca de dónde estamos y hasta dónde podemos llegar con las agendas transfeministas. Me parece que siempre es un paso más en lo que estamos llevando adelante pero que el desafío es justamente trascender las alternancias políticas en nuestro país, considerar a la agenda de personas LGBT como una agenda fundamental para nuestro país y nuestra democracia y que no sean moneda de cambio de acuerdo a las políticas neoliberales que se desarrollen.
En ese sentido, el desafío principal es instalar agendas de fondo, agendas sustantivas que permitan proteger en todos los encuadres, los derechos de las personas LGBT. Eso me parece que es parte de una agenda que no deberíamos negociar o acordar o aceptar bajo ningún contexto.

-¿Cómo fue, a lo largo de tu vida, tu experiencia en la búsqueda de empleo?¿Qué significa para Alba Rueda el decreto presidencial?

-Yo personalmente tuve experiencias muy dolorosas con respecto a la búsqueda del empleo. Soy de una generación donde realmente nuestras realidades en términos laborales fueron muy duras. Encontrar una puerta cerrada siempre. Esas son cosas que para nosotras tuvo un costo muy importante. Nuestra generación, las compañeras trans mayores de 40 no sólo no teníamos oportunidades laborales sino que veíamos la traducción de las violencias en muertes tan tempranas, evitables, en modos de situar nuestras vidas en estos términos. Eso es muy complejo y creo que tengo un registro muy vivencial de eso.

Lo que significó después fue tener el privilegio de la vida y poder ver como estas cosas fueron cambiando en función de nuestras militancias y de todo lo que es una plataforma de lucha travesti trans en nuestro país que involucra a otras referentes como Lohana Berkins, Diana Sacayán, Claudia Baudracco, Nadia Echazú, Belén Correa. Muchas compañeras que forjaron estas luchas, que sostuvieron en momentos donde realmente éramos violentadas, impulsaron y llevaron adelante estos temas. Entonces yo creo que estamos en eso: en un contexto donde yo personalmente lo vivo con el privilegio de la vida. Haber visto cómo nuestras agendas también empiezan a cambiar realidades y que esperamos que sean muchas más, más palpables, más cotidianas, más importantes, más sustantivas, pero me parece que en lo personal y en lo colectivo me quedo con la alegría de saber que hay algo de nuestras agendas vivo, presente y conformando nuestras democracias. Así como con la Ley de Identidad de Género, ver mi nombre en el documento era un sueño que no me había atrevido ni a pensarlo en otro momento, y hoy por hoy ver como el cupo tiene este impacto social duplica nuestro compromiso para llevarlo y hacerlo efectivo y real, es una enorme alegría. Pero insisto: pisamos la tierra fértil que dejaron nuestras compañeras y que, realmente, para llegar a este punto, lamentablemente tuvimos que recorrer mucho dolor.

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Un comentario

  1. Antonella

    16/09/2020 en 15:22

    ¡Excelente nota!

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