En el momento más crítico de la pandemia, después del fracaso de las medidas anunciadas 14 días atrás , el gobernador de la Provincia de Santa Fe Omar Perotti y el Intendente Pablo Javkin decidieron, a contramano de lo que los datos epidemiológicos y la situación de sistema de salud aconsejan, apretar el botón “verde”.

En lugar de pasar a una etapa de aislamiento social preventivo intermitente estricto por 21 días, liberaron prácticamente todas las actividades; exceptuando a los espectáculos públicos, trabajo en las oficinas públicas y por supuesto la actividad educativa en todos los niveles.

El día del anuncio se había registrado un nuevo record de casos en Rosario: 856, y en la Provincia: 1967 casos lo cual lleva a la cifra de 16.183 casos en Rosario y en la provincia a 32.100 infectados.

Con un total de 92 por ciento de camas ocupadas en el sector público y 94 por ciento de camas críticas, se decide abrir todas las actividades que aun funcionaban con limitaciones.

La afirmación de que hay que acostumbrarse a vivir con el virus de parte de funcionarios públicos es de una gran irresponsabilidad y una confesión de impotencia ante la imposibilidad de contener y encausar el desarrollo de la pandemia.

La subestimación de la enfermedad cuando se realiza desde funcionarios públicos con alta responsabilidad sanitaria estimula a que la población no cumpla con los escasos elementos que tenemos para prevenir los contagios que son el distanciamiento social, no circular sin necesidad, el uso del barbijo y el lavado frecuente de manos.

Acostumbrase a vivir con el virus es aceptar la inevitabilidad del contagio y aceptar que de cada 32 personas que se contagien una morirá. Lo que viene denunciando el investigador del Conicet Dr. Ernesto Kaufman se está cumpliendo y es dramático.

En Rosario y en la Provincia de Santa Fe, la pandemia se encuentra en una situación de descontrol casi absoluto y, con las medidas que se anunciaron el 24 de septiembre, la evolución de la epidemia ha quedado librada a la absoluta responsabilidad individual en el cuidado y a la evolución “natural” que tenga la epidemia de Covid-19.

Es comprensible el cansancio y el hartazgo de la población ante las únicas medidas para combatir a la Covid-19 y la necesidad de trabajar, pero dos factores impiden satisfacer el deseo de la población: el alto nivel de circulación viral y la aguda crisis económica, que era preexistente, y se ha visto agravada por la pandemia.

Lo hemos dicho en otras oportunidades, no hay reactivación económica con trabajadores infectados e infectándose.

El último informe de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo muestra que son los trabajadores el grupo social más infectado.

Al 1° de septiembre con 601.713 argentinos infectados 11.925 eran trabajadores esenciales, si le agregamos los No Esenciales que están trabajando y no tienen cobertura de Covid-19 por su ART y los precarizados e informales las 2/3 parte de los infectados son trabajadores.

También es interesante de observar cómo a partir de junio los trabajadores de los establecimientos fabriles, comercio y otras actividades superan a los trabajadores del sector salud y a las fuerzas de seguridad.

Es una ilusión de los comerciantes que con la apertura de sus locales volverán los niveles de consumo anteriores a la pandemia. Esa normalidad consumista no existe porque la pandemia agravó la crisis y ante la enfermedad y la muerte, la prioridad para la mayoría de los humanos es sobrevivir.

Para encausar esta crisis sanitaria, cuyas perspectivas son de agravamiento y no de resolución, debemos cortar de manera total la circulación del virus y esto solo se logra si durante un período completo de la evolución de la enfermedad, que es de 21 días, no haya circulación de personas en las calles y una vez terminado ese plazo, adoptar la estrategia de las “ burbujas sanitarias” como lo hizo Nueva Zelanda y les dio resultado, junto a ello una política estricta de control de la circulación en el territorio santafesino.

Es fundamental combatir la infodemia que acompaña a la Covid-19 y es tan nociva como el mismo virus, comenzando por desestimar la idea de acostumbrarse a convivir con la enfermedad y la muerte y alentar a la población en que es necesario llegar saludables hasta que tengamos la vacuna, la cual está en un horizonte cercano.

Una cuestión fundamental es la de proteger, cuidar y sostener a los trabajadores de la salud y los esenciales, comenzando con salario digno, estabilidad laboral, permitir el descanso necesario y evitar el poliempleo.

El Estado nacional está asistiendo con dinero en efectivo a 22 millones de argentinos e implementó 14 planes económicos y sociales para sostener al sistema productivo.

La Provincia de Santa Fe debe suspender el cobro de la luz, gas, Aguas provinciales, impuestos municipales y provinciales a los comerciantes y quienes tienen emprendimientos que no pueden sostener por las medidas para controlar la pandemia.

Apoyar e impulsar de manera decidida la ley del aporte solidario de las grandes fortunas personales como mecanismo de financiamiento de las políticas económicas y sociales que amortigüen los efectos de la crisis pandémica.

Multiplicar la solidaridad individual y colectiva, es el camino a contener la epidemia y comenzar a rehumanizarnos.

*Docente Investigador, Universidad Nacional Rosario, Asociación Latino Americana Medicina Social ( ALAMES).

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