Yo no sé, no. Pedro se acordaba cuando lo mandaban a comprar a la granja, entre otras cosas que le llamaban la atención estaban esas latitas de picadillos que venían con una especie de llavecita abridora. Por ese tiempo, a la puerta de calle se le ponía llave solamente a la siesta para que él no se escape. Corrían los primeros años de los 60 y azules y colorados se disputaban la llave de las fuerzas armadas; unos, los azules, proponían domesticar al peronismo, y los colorados eliminarlo.

Argentino de Rosario dejaba los torneos por razones económicas, Ñuls perdía la categoría máxima y volvería en el 64, Central se encaminaba a tener una década de cambios, Central Córdoba descendido a la C.

En la tele se disputaban con costosa publicidad dos ginebras, la Bols y la Llave.

Pasaron unos años y ya con casi doce deseábamos que nos den la llave de casa, con Pedro la primera llave que tuvimos era del casillero guardarropa de la Florida la vez que fuimos solos y con algo de moneda .

En algún momento en el relato deportivo se sintió: ¡Si tal equipo gana mañana tendrá la posibilidad de tener la llave para pasar a otra fase!.

Mientras tanto, los comienzos de los 70 a Central y a Ñuls los agarraba con dos equipazos como para disputar la llave camino al podio. Y en cuestiones políticas y sociales, el cerrojo de la dictadura que comenzó con Onganía empezaba a crujir ante la posibilidad de la vuelta a elecciones y la vuelta del General, como una llave de dos vueltas para abrir lo que se tenía que abrir. Los pibes como nosotros, con 15, 16, 17 años, sentimos que con nuestra incorporación a procesos políticos de liberación nacional éramos parte de ese movimiento de dos vueltas o la llave misma, o ambas cosas. En la tele ya no pasaban Justa del saber y comenzaba Domingo para la juventud, con un final de llaves.

En algún momento, con el consentimiento y el apoyo del imperio, los colorados, en su peor versión, retomaban la llave de encerrar a la democracia y abrían la economía a lo peor del capitalismo financiero. El costo aún hoy lo padecemos en lo que se destruyó y en vidas humanas. Por algún tiempo la llave la tuvo Alfonsin, en un momento de gran fragilidad económica; otra la tuvo Menen, acompañando y abriendo todo a la ola noventista. Y en otro la tuvo gran parte del pueblo con Néstor y al partir él se la dejó a Cristina, pero bueno, tendríamos que haberlas aceitado a las llaves.

Pedro me dice “mirá, en el momento peor de la pandemia algunos discuten si la llave tiene que dar dos vueltas para cerrar, evitando así el colapso sanitario; y otros dicen que hay que abrir casi todas las actividades”.

Mientras tanto, los miserables tienen la torta, la gran torta, presionan segundo a segundo porque aún tienen llaves importantes en los medios más poderosos, en el Poder Judicial, en las exportadoras, en un grupo de bancos donde ejercen su poder para que se devalúe.

En fin, las llaves están en disputa: o las tenemos los sectores que creemos en la Patria o la tiene el miserable coloniaje. Pedro se va para la pieza y mira el celu que tiene un candado y me dice: “Me hace poner nervioso, pienso ¿dónde estarán las llaves? Me saluda, mira la alacena, ve un par de latas de picadillos y se lamenta: “Ya no vienen como antes, perdieron el sabor y nos privaron de esas llavecitas”. Lo último que me dice: “¡Y no sólo esas hay que recuperar, si no las otras, condición indispensable para tener Patria!”.

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2 Lectores

  1. Miguel Tardewski

    24/10/2020 en 13:24

    En el repasito histórico, el Sr. Hilo omite mencionar que Perón le dejó la llave del poder a María Estela Martínez. Lindo regalito del general. No he encontrado en Redacción Rosario una reflexión inteligente sobre ese asunto. Gracias. Saludos.

    Responder

    • Javier García Alfaro

      07/11/2020 en 17:37

      Hágase un blog y escriba sus reflexiones.

      Responder

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