“Hola! Mi nombre es Jeremías Andrade, voy a la Escuela 81 y desde cuarto grado voy a corno en la Orquesta Tablada. Lo que más me gusta de la orquesta es que estoy con mis amigos, aprendo a tocar el corno, hacemos música linda y me gusta aprender. Me siento cómodo donde estoy, me siento realmente feliz… Lo que más me acuerdo fue cuando fuimos a tocar a otra escuela, es un día que no voy a olvidar, fue el día más lindo de mi vida… Gracias por escucharme. Me encantaría que vayan a la Orquesta Tablada chicos de otras escuelas, que vengan a tocar diferentes instrumentos, se hace un grupo hermoso y muy lindo de amigos. Les mando un abrazo muy grande desde la radio… Quédense en casa, usen el tapabocas, lávense las manos para poder reencontrarnos otro día”.

El mensaje de Jeremías es uno de los tantos que desde junio pasado hacen llegar chicas y chicos de las orquestas infantiles y juveniles a través de radios comunitarias. En este caso, a través de la FM La Hormiga 104.3 en un micro que va los martes de cada semana a las 20. En el sitio microstablada.wixsite.com/misitio hay un registro de esos micros, muy recomendable de escuchar, en especial por los testimonios que graban niñas y niños.

En ese espacio se habla de música, de los instrumentos, se mandan saludos a los profes y también a las mamás que les hacen el aguante; se cuenta de cada una y cada uno, se comparten historias con mucha pasión en los relatos. Pero, sobre todo, la orquesta se hace presente a la distancia.

La historia de cómo arrancó esta iniciativa y cómo se implementa cada semana la cuenta Inés Dotto, docente de violín y profesora de la Orquesta Tablada desde hace cinco años.

La pandemia, las medidas de aislamiento y la suspensión de las actividades presenciales los tomó, como a todos, sin nada previsto. Y la modalidad de trabajo en las orquestas demanda especialmente un encuentro presencial. La de Tablada “es una orquesta sinfónica, con muchas familias de instrumentos. Aquí cada profe trabaja con su grupo un repertorio común que luego se lleva a la orquesta”, detalla Inés.

“Hola me llamo Keila, tengo 13, formo parte de la orquesta desde hace 3 años y toco el violín. Las clases grupales son divertidas y además aprendemos cosas de uno al otro. La verdad es que yo no pensé nunca estar en una orquesta, ya que cuando era chiquita pensaba que las personas adultas eran las que podían estar. Hasta que mi mamá me enseñó la Orquesta Tablada y ahí entré a tocar el violín”.

Al principio las y los profes de Tablada estaban desorientados por cómo encarar la tarea en esta realidad excepcional. “No sabíamos bien por dónde empezar, pero nuestra mayor preocupación fue la de contener a los alumnos que ya venían con nosotros. Acompañarlos y hacerles saber que el espacio sigue, que siempre les pertenece, que es del barrio”, remarca Inés sobre esa meta que se propusieron sostener.

La tarea de contención que realiza la Orquesta Infantil y Juvenil de Tablada es una de las claves de su éxito en estos diez años de existencia. “Yo suelo compararla con los clubes de barrio”, dice Inés para ilustrar el lugar de pertenencia que generan en las chicas y chicos que asisten. Y darle también una dimensión socio afectiva a la palabra contención: “No solo vienen a aprender música y a relacionarse con los sonidos, sino que también es un espacio donde ellos se encuentran, comparten meriendas, donde se hacen lazos, a la vez que van aprendiendo”.

“Hola, soy Candela Costa. Entré a la Orquesta en el año 2017 con 8 años, hoy tengo 11. El día que nos llevaron a conocer los instrumentos me gustó mucho el oboe, pero empecé tocando el sikus. En los conciertos me da mucha vergüenza y miedo tocar, pero mi profesor Emilio me ayuda mucho. Saludos”.

De la misma manera que las escuelas se las ingeniaron (y siguen haciendo) para estar presentes, cerca de cada alumna y alumno, en la orquesta no fue diferente. Y también aquí, como se dio en el sistema educativo en general, quedaron a la vista y se agrandaron las brechas de acceso a la virtualidad para seguir contactados.

En esa búsqueda apareció la oportunidad de la radio para los 60 alumnos y alumnas, y sus familias, que forman la Orquesta Tablada.

“Empezamos a ver que se podía trabajar con las radios del barrio, las radios comunitarias, porque son de acceso libre, gratuito, cercanas”, describe Inés sobre ese entusiasmo que derivó en un contacto con la FM La Hormiga de Tablada. Primero participaron de una entrevista, y luego llegó el ofrecimiento de hacer un micro radial de 15 minutos semanales, exclusivos para la orquesta.

“Fue una alegría enorme”, dice Inés recordando cuando recibieron aquella noticia. Aquí hay un especial reconocimiento para los periodistas de La Hormiga, Aldo Ruffinengo y Omar Núñez.

En mayo ya trabajaban en la producción de los micros y el 4 de junio ya estaba el primero al aire. “Fue un desafío muy particular como docentes, porque ninguno de nosotros tenemos herramientas para producir materiales para radio. Lo hicimos con alegría, por vocación, porque nos gusta hacer este trabajo”, expresa al recordar que tuvieron que aprender sobre la marcha.

“La idea fue que sientan que el espacio se trasladó a la radio”, subraya el objetivo que persiguen con cada micro.

La Orquesta Tablada es dirigida por el profesor Carlos Goldfeld, pertenece al Ministerio de Educación de Santa Fe, tiene su sede en la Escuela N° 114 Justo Deheza (Seguí al 100 bis), y funciona también con sus ensayos en su sede histórica de la Escuela N° 338 Constancio C. Vigil (Alem y Gaboto); y cuenta con otros anexos en escuelas primarias del barrio como las N°81 y N° 615.

“Hola! Soy Lucas. Cuando empecé a tocar contrabajo me encantó mucho, por eso seguí viniendo, fuimos a conciertos, aprendí nuevas canciones como La Suavecita, que está buenísima. Y cuando empezó el coronavirus lo extrañé mucho al contrabajo. Mi papá me quiso comprar un bajo pero le dije que el contrabajo era lo mejor. En estos días me lo pudieron dar y acá estoy practicando. Lo extrañaba mucho, y la verdad es que lo amo. Cuando toco es como que te desconectás de todo y sentís la melodía… A veces me salen callos en los dedos pero ya es por tocar mucho…  Cuando estás con la orquesta la armonía es tan hermosa! Todos los instrumentos juntos, tocando una canción, cómo se unen, cómo se conectan, es una sensación muy linda tocar con la orquesta”. (Lucas integra la de Baigorria).

Los micros giran siempre alrededor de la orquesta. Los primeros estuvieron dedicados a la historia de esta sinfónica de Tablada que el año pasado celebró sus diez años. También hubo un conversatorio en vivo para hablar de tango, otro de los diferentes talleres. Y lo que siguió –de manera general- fue un recorrido por cada familia de instrumentos.

Las orquestas Triángulo y Baigorria también trabajan en forma conjunta con las radios comunitarias de sus barrios. La primera con Radio Aire Libre FM 91.3, los viernes a las 18 van los Micros Triángulo; y la segunda con Radio Poriajhú Fm 90.7, en este caso los micros van los lunes a las 12 y a las 17.

 “Hola soy Tomy, tengo 7 años, voy a la Orquesta del Tri, toco la trompeta. Empecé a ir desde muy chiquito. Mi hermano Julián tocaba el clarinete y justamente cuando yo tenía 7 años empecé a tocar la trompeta. A mí me gusta cuando vamos abajo y tocamos ‘twister y Bonito el sapo’, tocar nuevas canciones, tocar ‘la Beethoven’, esas. Lo que me gustaría es volver a la orquesta, hacer las reuniones… y tocar las canciones. Extraño a los profes, les mando un beso grande ¿La paloma sigue ahí? ¿Vive ahí todavía?..”.

Tomy es de la orquesta de barrio Triángulo y en su testimonio compartido en la radio hay una inquietud particular por una paloma que los acompañaba en los ensayos del año pasado. Su profesor Andrés Martínez le acerca tranquilidad contándole que la paloma está muy bien, decidió viajar y anidar en otro lugar. Un bello diálogo que se da en el mismo micro.

Desde septiembre, las tres orquestas vienen trabajando articuladamente en los micros radiales. “Empezamos a integrar, a hacer circular y a darle más jerarquía a esta propuesta”, destaca Inés Dotto, y habla de cómo quedan en relieve en estas salidas “el amor de los niños a los espacios de las orquestas, a la música y el respeto hacia nosotros”.

Si bien alcanzaron a distribuir los instrumentos entre los integrantes de la orquesta, y eso les permite ensayar en los hogares, saben que nada reemplaza el trabajo en conjunto y presencial.

“Muchas veces –reflexiona en voz alta- en la vorágine perdemos la perspectiva del trabajo del docente. Yo soy docente de violín, pero esto es también un trabajo social, de integración. A los chicos les cambia la vida haber pasado por un lugar así”.

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