César Oxley

Era un día más de clases cuando el maestro César Oxley se encontró con un texto que le sugería enseñarles a sus alumnas y alumnos sobre lo rica que es la patria.  “Les miré los pies, que aun con el frío de mayo y junio seguían descalzos, llenos de barro, pisando un suelo de tierra. Sabía que dormían en ranchitos, donde con suerte las chapas hacían de colchón. Me pregunté entonces qué enseñaba yo ahí. Y les dije: «La patria será rica y grande cuando ustedes tengan la pancita llena, calzado, una camita…»”.

La historia transcurrió en una escuela rural de la Colonia El Simbol, en el departamento San Cristóbal. El maestro Oxley la había elegido para ir a trabajar porque le había llamado la atención el nombre del lugar. Más tarde supo que se trataba el de una planta, parecida a una caña, usada para los techos de los ranchos: “Era una escuela de zona inhóspita. No había maestro que quisiera ir. Todos allí eran muy pobres, peones de estancia o de cría menor, cazadores, arrieros. Una pampa extensa donde sólo se veía a los lejos un ranchito, que cuando llegabas hasta ahí te preparaban la comida, mataban un chivito, te pedían que te quedes y hasta te daban la cama propia para dormir. De todo eso aprendí”.

Para llegar hasta la escuela los pibes hacían varios kilómetros a caballo. Para el maestro era siempre una gran alegría enterarse que eran ellos quienes a su vez les enseñaban a leer y escribir a sus padres.

De esa misma zona santafesina eran Pancho y Aniseto, otros dos alumnos que antes de entrar al aula se hacían uno a otro de espejo para peinarse y arreglarse, el maestro les había hablado de la importancia de la higiene siempre, más para estar en el aula.

No hacía falta mucho andar con las palabras o con las preguntas para que se sucedieran estas historias del maestro Oxley. La vida de las escuelas era una de sus pasiones.

La pelea por el salario

César Oxley
César Oxley: “Cuando se pelea por el salario, la lucha es por la educación”.

César Oxley nació en Gobernador Crespo, se inició con 18 años como maestro pero, como muchos otros en los años 50, sin título (poco después titularizó por decreto). Trabajó en varias escuelas rurales y urbanas, fue director de escuela primaria y supervisor cuando ya estaba establecido en Rosario. Siempre se consideró ante todo un trabajador de la educación. Una condición que lo unió a la militancia sindical, su otra pasión. Y que el lunes pasado la Amsafé destacó al difundir la noticia de su fallecimiento.

Su primera huelga como maestro la transitó en el campo. Tenía que estar pendiente de la radio o hacer varios kilómetros para saber qué pasaba: “No cobrábamos el salario, había que pedir fiado en el almacén y hasta nos llegaban a cortar la cuenta”.

“Cuando se pelea por el salario, la lucha es por la educación”, marcó cuando peinaba los 82 años y se preparaba para recibir el reconocimiento Caminos de la Educación Santafesina (2016), un homenaje a la docencia que ha dejado su huella en la provincia.

Ni profesionales, ni sacerdotes, ni apóstoles. El maestro es un trabajador de la educación. Ahí se paraba siempre, y desde esa conciencia sin prejuicios peleaba: “Lo que defendíamos y se defiende sindicalmente es la necesidad de educar al pueblo, de la educación pública, gratuita, no dogmática, abierta, democrática, laica. Esos son los principios de la Ctera».

La formación pedagógica y la capacitación eran pilares de su carrera docente, indisolubles de la vida sindical, y por ellas también militaba: “Si no es un buen docente, entonces no venga al gremio. Y si pretende ser un buen gremialista, sea un buen docente”.

César Oxley afianzó su carrera concurso tras concurso, que aprobaba con las mejores notas. Se capacitaba de manera permanente y se reservaba una parte de su sueldo para invertir “en libros de pedagogía, didáctica, psicología”. En ese camino conoció a otros formadores de formadores como Ovide Menin y Raúl Ageno.

Sostenía que la docencia era un trabajo donde no había lugar para la pereza de ningún tipo. Por eso se dedicaba a motivar “a aquellos maestros que encontraban cierta comodidad una vez titularizados, entusiasmarlos con aprender más”. Quienes lo recuerdan como supervisor lo describen como alguien que dejaba el papelerío de lado para recorrer las aulas, conversar con las alumnas y alumnos, estar cerca de la docencia para llamar la atención a quienes descuidaban su trabajo o felicitar el compromiso.

En esta concepción del trabajo docente, Oxley le dio impulso a los Centros de Colaboración Pedagógica, que funcionaban como espacios de formación y de intercambio de experiencias.

César Oxley tuvo militancia y participación en la fundación de la Ctera (1973) y fue el primer secretario general de Amsafé provincial al regreso de la democracia. Se afilió en 1957, en los años anteriores al golpe fue delegado, presidió la Federación Provincial de Maestros y participó de la Comisión Pro Mejoras (sobre salario y condiciones laborales). Y, ya antes del regreso a la democracia, trabajaba en la recuperación de la Ctera diezmada por la dictadura.

En el año 78 se presentó a un concurso de supervisores, alcanzó la calificación más alta y quedó posicionado en el primer lugar en el escalafón. Pero funcionarios de facto lo dejaron afuera “por no adherir o desconocer la ley de seguridad nacional dictada por el Proceso Militar”. Recién en 1986 fue restituido al cargo, luego de un largo reclamo legal.

Al maestro César Oxley se lo conoce mejor como “El Negro” Oxley. Siempre del brazo de su compañera Mabel Sgolacchia, también docente.

La primera vez que lo entrevisté personalmente me fui con una larga lista de preguntas para hacer. No pude meter ninguna. Preparó el mate y arrancó contando lo que quiso de su trayectoria docente, analizando ese momento de las políticas educativas. Y todo tan valioso.

Marcando firme sobre la mesa definió lo irremplazable del trabajo docente, el compromiso con los aprendizajes y la militancia para garantizar la educación pública como derecho. Lo dijo más fácil: “El chico necesita del maestro. Y cuando descubre que puede aprender, es siempre feliz”.

Para esta nota se tuvieron en cuenta:
.Artículos del Suplemento de Educación, diario La Capital: “Para estar en el gremio hay que ser un buen docente” (10 de septiembre de 2005) y “Cuando se pelea por el salario, la lucha es por la educación” (10 de septiembre de 2016).

.Guillermo Ríos, Hora de abrir los ojos. El proceso de sindicalización docente en la provincia de Santa Fe 1969-1976 (Homo Sapiens Ediciones)

.Videos homenajes de Amsafé por sus 80 y 90 años.

Fuente: El Eslabón

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