Si la banda de sonido de la historia la integran los que ganan, eso quiere decir que  hay otra canción. El músico rosarino Alejo Castillo está en plena construcción de su segunda producción discográfica a la que decidió llamar La Rama Bastarda. El contexto de pandemia le proveyó un margen para pensar su identidad, el árbol familiar como descendiente de un prócer argento y la historia colectiva de nuestro país, la Argentina en tensión por sus orígenes,  por saber quiénes somos y qué queremos ser, condicionando así nuestro presente y futuro.

“Cada uno tiene su pandemia interna”, lanza Alejo en diálogo con El Eslabón, y cuenta que antes del aislamiento social preventivo y obligatorio, que arrancó a fines de marzo, “veníamos con mucho laburo, y ese contexto me dio tiempo para poder pensar qué hacer y qué decir”.

El tecladista es miembro estable de proyectos como Girda y los del Alba, Les PapasFritas y Pedro y Cómplices y, por estos días, integra un dúo junto al  baterista y percusionista Mateo Ochoa. “Mateo tiene 20 años y la rompe. Las y los pibes están hechos unos aviones y hay que estar a la altura”.

El músico, que integró proyectos como Payasos x la Identidad, comenzó a adquirir herramientas artísticas en la escuela provincial Nigelia Soria.

“Fue un lugar de ensueño, un paraíso para mí. Es el final de la juventud y donde me hice un hombre. La historia fue re loca, yo iba a la escuela Manuel Belgrano, la número 54, y todos mis compañeritos iban a ir al Normal 2 en la secundaria. En esa época, era ir a una escuela del centro con trajesurli y corbata, yo quería ir con mis amigos y cuando fuimos al sorteo en el Normal 2 vino una compañera, Débora, y la dejé pasar con mi número, y salieron sorteados todos mis compañeros menos yo. Ella fue la última. Volví casi llorando y me consoló mi viejo Rodolfo, el Tito de Cañada de Gómez, que ya no está. La Nigelia Soria era una escuela con demonizaciones, decían que si entrabas ibas a probar las drogas, cosa que ocurrió pero no gracias a la escuela sino a la vida misma”.

En ese espacio pedagógico con orientación artística, que se encuentra en Viamonte casi Moreno, fue que Alejo conoció a Julio Franchi y Mauro Digerolamo, con quienes formó la agrupación Hermosos Perdedores, que por estos días, según relató, volvió al ruedo de forma virtual con la idea de grabar un nuevo disco.

“A los pibes los conocí en la escuela. Uno podía hacer bachillerato de música o de danzas folclóricas. Yo había empezado a hacer música clásica pero después me pasé a danza folclórica donde aprendí mucho de música latinoamericana y a tocar instrumentos folclóricos, la música clásica era divertida pero muy disciplinada. También recuerdo a una profesora que me indignó cuando habló despectivamente de los músicos que tocaban en la calle, cuando en realidad son los que transforman el paisaje urbano. Pensar que yo después toqué con varias bandas en la peatonal, como La Gran Orquesta, Los Juguetes y La banda verde”, rememora.

La Rama Bastarda

Alejo está preparando su segundo disco. Dice que podía haberlo sacado antes, que uno a veces se cuelga, o no puede, o tiene otros trabajos. El material que se fue juntando en su reservorio compositivo más personal es la continuación de Sincronía, su primera producción discográfica, que comenzó a producir en 2012 y publicó dos años después.

La Rama Bastarda –explica– tiene que ver con todo lo que pasó durante el macrismo, pero va más allá. Mi tatarabuelo era (Eustoquio) Díaz Vélez, y nosotros somos la rama bastarda de ese Díaz Vélez que fue comandante del Ejército de Tucumán y estuvo a cargo de la Batalla de las Piedras, en la época del Éxodo Jujeño, cuando Belgrano venía del norte. Una batalla muy importante porque su victoria le dió un giro anímico a la historia”.

“Después –continúa– dicen que este prócer medio que lo traicionó a Belgrano, y termina siendo un machirulo y un garca porque entre tantas chinas que se encuentra en el camino termina dejando embarazada a una mujer que fue mi tatarabuela y que más allá de que su crio llevó el apellido, nunca fue reconocido por la familia y por ende de lo que le correspondía, y por eso pasó a ser del linaje de la rama bastarda. Y yo lo relaciono con la Argentina que está excluida y ese árbol de quiénes existen y quiénes no. Este concepto lo hablé mucho con Julio (Franchi) y me lo apropié. Es parte de la Argentina de los desterrados, los negros, los asesinados, los violados; y del otro lado, los invasores, los imperialistas, los oligarcas. Siempre la historia está tironeando de un lado a otro, creo que estamos en una época, en un tiempo en que se está dando vuelta todo, en un punto gracias a esta revolución de los pibes y pibas, de las chicas de la marea verde, y pienso mucho en Milagro Sala, en los barrios increíbles que hizo en Jujuy, en que le dio dignidad a pueblos escondidos y por eso lo pagó caro y está presa hace cinco años”.

La charla con Alejo sucede antes del recital vía streaming que se llevará a cabo este sábado 14, a las 21, junto Mateo Ochoa, desde el estudio Miss Helio Records, a través de su canal de YouTube.

“Mi música siempre se apoya en el formato canción, y en las nuevas generaciones. Con Mateo estamos haciendo una versión de La Rama Bastarda corte trap, a la oscuridad del tema se le agregó el rap. En el show habrá rock, pop y estilos latinoamericanos, temas nuevos empapados con este clima de época, temas viejos del disco Sincronía y también será una noche para jugar con otro Alejo, un poco bailable, otro poco melancolía HP (Hermosos Perdedores).

 

Para culminar el diálogo, le consulto sobre la experiencia de la expresión a través de la música. “La pregunta de la vida –dice–. No sé si uno tiene una respuesta, el desafío es poder ser feliz, compartir la música y que vuelva. En un punto es terrible, a mí me parece casi un trauma, tenés que luchar contra tus demonios, tenés que hablar con ellos, convencerlos, es maravilloso”.

Además de las bandas mencionadas, Alejo Castillo es parte de compañías y obras que entrecruzan la música con el teatro, el clown y el circo como “Pato Mojado” (“La Rockola”, “Les Barrenderris”, “El Hijo de las Américas”), “Payasos x la Identidad (“Cenizas quedan siempre”), “Tablas Rodantes” (“Arlequín servidor de dos patrones”), “Payasos Autoconvocados” (“Algo me hace ruido”), y “El Rock de los Fachos” entre otros.

Fuente: El Eslabón

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