Apenas unos días después del cierre del Festival Internacional, se presentó Poesía Molotov del poeta, narrador y docente Cristian Molina (Leones, Córdoba, 1981). El libro, editado por el sello italo-rosarino Le Pecore Nere, reúne un conjunto de textos performáticos, acompañados por las ilustraciones de Dalia DesAmor, y un plus transmedia: el libro contiene un código QR para acceder a una playlist en Sonidos de Rosario,con la lectura en vivo de estos poemas, en la voz del autor.

Todos los poemas de Poesía Molotov, explicó Wachi Molina, fueron escritos para ser leídos en toda clase de ciclos y festivales, “en el centro de la papa poética y en los márgenes más alejados”, detalló.

“Lo que más me obsesiona es la relación que se establece con el corte de verso y la pausa en la lectura, el momento tonal de elevación de la voz, así como las aceleraciones y desaceleraciones que pueden lograrse en la alternancia de versos largos y breves, y entre versos puntuados o sin puntuación”, explicó el autor sobre su apuesta performática, la cual intenta mantener a salvo de “las modulaciones patéticas, y salir de cierto repertorio de lectura en tono neutro y meramente coloquial que se impuso como hegemónica desde hace un tiempo”.

Cristian Molina es doctor en Letras, profesor de la Facultad de Humanidades y Artes de Rosario, investigador del Conicet, y en la última edición del Festival Internacional de Poesía Rosario, que se llevó a cabo en noviembre pasado, estuvo a cargo de la coordinación de residencias.

En Poesía Molotov, Molina reunió poemas que fueron escritos y leídos en los últimos diez años con espíritu de barricada, “para defendernos de todo lo que aún nos lastima”. El cóctel explosivo, casero, se arroja en defensa de los que prescriben, censuran, de los fanfarrones y mezquinos que se atribuyen el monopolio del amor, del placer y del saber. Y qué mejor combustible que el humor para hacer saltar todo lo rígido por el aire. “¿Pensaste que te ibas a ir de acá como si nada?”, pregunta la voz activa y pendenciera del poema La venganza del gordo de pelo verde.

Germán García decía que la parodia es para-odiar, y Molina hace su parte del trabajo con mucha risa y goce, lo que se dice un verdadero agitador, un quilombero. Porque “el gordo de pelo verde te quiere coger”. Y en el mismo registro, entre el fantasma de seducción y el ardiente pavor hétero, también se prende fuego todo en el amor por el marido de la amiga; y la tía policía, que viene a recomponer el orden, enojada con el sobrino puto porque le hizo un poema “que la deja mal parada”. En todo el libro, el humor le allana el camino a la verdad de todas las formas de la tristeza y las injusticias que puedan entrar en un poema. También están presentes Jauregui, Perlonguer, Lemebel, Susy shock, Loana berkins, o La Pepa Gaitán, en la retaguardia del poema.

Nadie se va de ninguna parte como si nada, después de este puñado de textos que desafían a todas las formas de autoridad, empezando por donde todo comienza: los padres, al canon poético; a los maestros de la caverna, y a todos los sistemas de legitimación que dejan afuera muchas veces lo más importante. Detrás de estos poemas, que queman y calientan en partes iguales, resuena el mensaje de Tiqqun, Llamamiento y otro fogonazos, donde invitan a empezar a construirlo todo de vuelta. “Y todo esto lo edificarás sobre la hostilidad general, porque los que se han despertado son la pesadilla de aquellos que todavía duermen”.

Además de Poesía Molotov, Molina ha publicado los libros Gerarda, la mutante (2019), Machos de Campo (2017), Sus bellos ojos que tanto odiaré (2017), Wachi book (2014), Un pequeño mundo enfermo (2014), Relatos de mercado en el Cono Sur (2013) y Blog (2012). Actualmente trabaja en la edición de La Juanita (Baltasara Editora).

 

Fuente: El Eslabón

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