El Gran Polo Patriótico (GPP), la alianza conducida por el Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) obtuvo el pasado domingo un 68,43 por ciento del total de los votos, según informó el Consejo Nacional Electoral. El brutal bloqueo y el acoso permanente que padece el pueblo se hizo sentir. La participación fue muy baja: 31 por ciento. En 2010 la participación llegó al 66, 45 por ciento; y el 2015 fue del 74,25 por ciento. El oficialismo cosechó 4.277.926 sufragios, es decir más de un millón menos que su mínimo obtenido en comicios desde 2013 (las parlamentarias del 2015, con 5.625.248 votos).

Solo participó parte de la oposición, o sea el sector que todavía acepta las normas y la Constitución, y que viene manteniendo conversaciones con el mandatario Nicolás Maduro. Otra parte, en cambio, la que solo quiere el derrocamiento del mandatario con la ayuda de Estados Unidos (EEUU) y a derecha regional, y lo desea a cualquier costo y de cualquier manera (incluso con la violencia), no concurrió a las urnas. Es que siempre han perdido en ese terreno y encima ahora se terminó de caer esa gran farsa denominada “operación Juan Guaidó”, que pasará a engrosar la historia universal de la infamia.

Si la “presidencia autoproclamada” del diputado ya contenía muchos ribetes grotescos, desde ahora se convierte en la puesta en escena de una parte del antichavismo muy desesperado dando manotazos de ahogado. Guaidó fue legislador en la Asamblea Legislativa anterior y la presidió por un tiempo. En esas circunstancias, en enero de 2019, en una plaza y rodeado de un grupo de seguidores se “autoproclamó” mandatario “interino”.

Recibió el apoyo de EEUU y sus lacayos latinoamericanos y de la Unión Europea (UE). En la región, lo apoyaron y sostuvieron su tan insólito e ilegítimo cargo el ex presidente argentino Mauricio Macri, y los presidentes de Chile, Sebastián Piñera; Ecuador, Lenin Moreno; y sobre todo Iván Duque, de Colombia (principal base militar de EEUU en América Latina y enclave fundamental para el acoso a Venezuela).

Ahora, con el fin del mandato de Guaidó y el recambio de la AN, la figura de títere imperial se desdibuja todavía más. Pero no se darán por vencidos. No tienen muchas alternativas.

Estos mismos actores sociales de la derecha regional y mundial, que seguirán reconociendo a Guaidó sin miedo al ridículo, boicotearon las elecciones legislativas y ahora no reconocen los resultados.

Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, la UE, el Grupo de Lima (sin la firma de Argentina) y Uruguay.

Estos países, que se autoproclaman democráticos, celosos de la perfección de las instituciones y preocupados por los derechos humanos (solo en Venezuela), seguirán aferrados a una marioneta ya vencida (en el doble sentido de derrotada y de producto pasado de fecha, en putrefacción).

Más de 300 veedores internacionales participaron del control del proceso electoral, y no denunciaron irregularidad alguna. Quienes cumplieron esa tarea solicitaron a los países que se empeñan en no hacerlo que reconozcan las elecciones.

Venezuela invitó a la UE a monitorear el proceso electoral, pero este organismo rechazó la oferta y denunció “fraude” con anticipación.

Rusia, Bolivia y Cuba ya reconocieron las elecciones, y al cierre de esta edición se esperaba el pronunciamiento de otros gobiernos.

Guaidó no se da por vencido

Ya el lunes posterior a las elecciones Guaidó comenzó una campaña, que primero será virtual, a través de una página de Internet y una aplicación móvil, y luego presencial, a partir del 12 de diciembre. Impulsa una “consulta popular” como una manera de recibir algún tipo de legitimación en su “presidencia interina”. La excusa es la “continuidad administrativa” de la AN.

Como señala Marco Teruggi en su nota de Página 12 El chavismo volverá a tener mayoría parlamentaria “no será la primera vez que la oposición –ahora fragmentada en cuatro partes– llame a una consulta en una clave similar: en julio del 2017 la derecha había realizado un plebiscito donde pedía a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana sumarse al derrocamiento de Maduro, construir instituciones paralelas y formar un gobierno de unidad nacional”.

Para Teruggi, la presunta consulta popular no pasará de ser una estratagema más con cierta presencia en las redes sociales pero sin correlato en la vida real.

Otro opositor que alguna vez tuvo sus quince minutos de fama, Henrique Capriles Radonski, amagó a presentarse en las elecciones pero luego no lo hizo, para hacerle caso a la UE, según dijo. El dirigente, dos veces candidato presidencial, calificó la iniciativa de la “consulta” como de “llamado a una movilización sin soluciones tangibles”, que es como pedirles peras al olmo. Toda la opereta Guaidó tuvo más de intangible y virtual que de real.

Capriles apeló al ominoso eufemismo de “recurrir a otras alternativas”. Cada vez que la derecha venezolana pierde una elección se torna más abiertamente golpista y violenta.

El dirigente llamó a encontrar una solución a la crisis política tras la celebración de las elecciones. “Después de todos estos fracasos, habrá que replantear alternativas reales y abrir caminos de la mano de todos los sectores. El venezolano merece recuperar la confianza, tener una ruta real que permita alcanzar soluciones verdaderas. Eso hoy no lo tenemos. Hay que construirlo”, señaló Capriles a través de Twitter.

“La respuesta de los sectores democráticos a los comicios no puede ser el monitoreo de un fracaso que sabíamos que ocurriría”, agregó el dirigente opositor que desde hace tiempo viene criticando a Capriles en el marco de una derecha cada vez más fragmentada y sin programa.

Maduro: «Es una victoria gigantesca»

El presidente de Colombia Iván Duque planificó asesinarme el día de las elecciones por eso cambié de centro de votación”, reveló el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, este martes 8 de diciembre al ofrecer una rueda de prensa desde el Palacio de Miraflores con medios de comunicación nacional e internacional.

Maduro afirmó que luego de una exhaustiva investigación por parte del equipo de seguridad presidencial se logró detectar que los gobiernos de EEUU y Colombia habían planificado un magnicidio para el día de las elecciones. “Fuentes colombianas han dejado claro que me asesinarían el 6 de diciembre porque precisamente era un día, en un lugar fijo”, denunció el líder bolivariano.

En cuanto a las elecciones, el mandatario señaló que fue una “gran victoria de la democracia, de la Constitución”.

“Le tuvimos paciencia a las provocaciones, a las estupideces, a las agresiones y llegamos al camino, que el pueblo duerma tranquilo tenemos nueva Asamblea Nacional al servicio de las mayorías”, agregó el mandatario al tiempo que recordó que hace cinco años, cuando se dieron a conocer los resultados electorales salió a reconocer “la derrota” pensando que se podía “construir caminos de diálogo y entendimiento”, pero vino “el desastre”.

“Cinco años después, sabiendo el pueblo todo lo que hizo esa Asamblea Nacional; golpes de Estado, intervenciones militares, sanciones criminales contra la economía, salgo a decir: tenemos una nueva AN producto del voto popular, el pueblo ha elegido a sus nuevos diputados. Hemos tenido una gigantesca victoria popular”, agregó.

 

Fuente: El Eslabón

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