El Senado de Santa Fe le impidió al senador por el departamento San Lorenzo, Armando Ramón Traferri, defenderse jurídicamente de las acusaciones como presunto miembro de una organización ligada al juego clandestino que tiene como capitalista al zar de la timba trucha, Leonardo Peiti, y una pata ligada a Los Monos. Al cierre de esta edición la Cámara alta rechazó el pedido de desafuero presentado por los fiscales Matías Edery y Luis Schiappa Pietra para imputar formalmente al legislador, garantizando la impunidad del caso.

El rechazo al pedido de desafuero implica el archivo de la causa en el caso del senador Traferri, que en la sesión dijo que “tenemos fiscales que mienten” y que están bajo el mando del “jefe de Inteligencia”, como llama a su contendiente el ministro de Seguridad Marcelo Sain.

Teniendo en cuenta que desde hace tres años la Legislatura se quedó con la facultad de sancionar a los fiscales, que antes estaba en la órbita del Ministerio Público de la Acusación (MPA), esta historia no termina con el alivio jurídico otorgado por sus pares al senador sanlorencino. Ofrecerá nuevos capítulos.

Traferri se mostró ofuscado, principalmente, con el fiscal Edery, al que tachó de “mentiroso” y de “hacer inteligencia interna”.

“Tenía mis sospechas, que se confirmaron, de una operación política para disciplinarnos, porque no entienden otra forma de hacer política que la apretada. Yo no concibo la política así, con la intolerancia, la política es diálogo, es consenso, es escuchar”, dijo.

Su abogado, José Luis Vázquez, sostuvo que “mi defendido es un legislador provincial y quiere construir república, y la república se construye con la verdad”.

Sin embargo, el Senado obstruyó el camino para que Traferri pudiera defenderse de las acusaciones contra él. En una audiencia imputativa debería haber conocido las evidencias reunidas por los fiscales y tenido la posibilidad de defenderse de ellas, para que luego un juez o una jueza –tras analizarlas bajo el imperio de la sana crítica– definiera si esas pruebas eran suficientes o no para formalizar la imputación.

Nada de eso ocurrirá, porque la Cámara alta decidió que Traferri es inocente sin defenderse. El pacto del bloque de poder transversal quedó intacto. E, incluso, fortalecido. El argumento, esgrimido por el propio acusado, es que se trata de “una operación política” en su contra montada por el MPA, por lo cual no es necesario esgrimir fundamentos jurídicos. 

El debate

Para avanzar en el pedido de desafuero, los senadores habían exigido a los fiscales que exhibieran las pruebas que tenían contra Traferri, acusado originalmente por el ex fiscal Gustavo Ponce Asahad de constituir “la pata política” de la organización criminal que sostuvo a Leonardo Peiti como el zar de la timba clandestina en Santa Fe en los últimos años.

Ponce Asahad y su superior, el también ex fiscal regional Patricio Serjal, están imputados y detenidos desde agosto por el presunto cobro de coimas a Peiti, que abonaba con el fin de no ser investigado.

El miércoles 16, el Senado dio ingreso al pedido de desafuero y lo giró a las comisiones de Juicio Político y de Asuntos Constitucionales.

El senador por Rosario del Frente de Todos, Marcelo Lewandowski, pidió prisa para tratar el asunto. “Hay un poder mediático que permite sentenciar antes de tiempo, y si nosotros seguimos dilatando esa posibilidad es como que dejamos que se siga hablando en los medios y no podemos clarificarlo”, dijo.

Le puso un freno el presidente del interbloque de la UCR, Felipe Michlig, un experimentado legislador que, junto a Traferri, integra el bloque de poder transversal bipartidario del Senado.

“Si bien queremos darle celeridad –remarcó– los apresuramientos pueden no ser los indicados. Tal vez en el senador por Rosario prima más el hecho de su trayectoria como comentarista deportivo que como senador, (por) el hecho de manifestar lo que instalan los medios periodísticos y las redes sociales”. Las agendas periodísticas, muchacho, son efímeras y –en ocasiones– manipulables.

Y completó sobre los beneficios de la cautela: “A mí lo que me interesa como senador y ciudadano es que, con la celeridad que podamos darle, siguiendo los procedimientos que correspondan, podamos hacer las evaluaciones correspondientes y no equivocarnos”. 

Las pruebas

El jueves 17, los fiscales llevaron las evidencias a las comisiones del Senado. “Nosotros pensamos que la prueba es contundente, que tenemos elementos para imputar y para ir a un juicio oral respecto del senador y de los demás integrantes de la organización”, dijo Edery.

Pasaron un audio de agosto de 2017 enviado por el ex secretario de la Cámara alta, Ricardo Paulichenco (fallecido el año pasado) a Peiti, en el que le dice: “Monstruo, escuchá bien, mañana se junta con el Ministro de Justicia el Pipi, y el viernes se va a juntar con (el jefe de los Fiscales provinciales) Baclini por el tema que pasaste del 301 (en referencia al artículo del código que pena el juego clandestino)”.

“Traeme plata”, le pide después. Para los fiscales, “ellos le vendían influencias al señor Peiti”, atento a que las reuniones nunca habrían sucedido.

En esa misma charla, Peiti le advierte a Paulichenco sobre las virtudes de la discreción: “Mandame audio, dejá de hablarme por teléfono que vamos a terminar todos en Chinchinati, demente”.

Los fiscales también señalaron que una semana después de esa llamada el secretario y Peiti se reunieron en una heladería de Santa Fe, y que antes existió una llamada de más de tres minutos entre Paulichenco y Traferri.

También ofrecieron un diálogo entre la secretaria de Peiti y el capitalista del juego ilegal, en la que la empleada le comunica que va a San Lorenzo y le pregunta si “tiene que llevarle algo a Pipi”, el apodo del senador. La mujer también declaró que su jefe y Traferri mantuvieron un encuentro en el bar El Cairo.

Otra prueba expuesta en la reunión era más conocida. El llamado del ex diputado y entonces asesor de la Cámara, Darío Scataglini, realizado el 10 de julio pasado al teléfono de Peiti, quien advertido por los fiscales Serjal y Ponce Asahad de que podían estar siendo interceptados, se lo dio a su secretaria.

Scataglini se presenta y dice que “necesitaría hablar con Leo”, para agregar: “Llamo de parte del senador Traferri”.

Scataglini declaró en la causa que Peiti lo había contactado a Traferri para que presentara un proyecto de ley sobre juego online, y que el llamado que le hizo al zar de la timba trucha fue para desechar la idea. Otro caso de hombre parsimonioso, atento a que le tomó un año comunicarse con Peiti para decirle que no.

Traferri admitió que se había reunido con Peiti por el tema de la ley de juego, pero fue el año pasado. Las cruces de llamadas e impacto de antenas de celulares remonta la relación entre ambos al menos a 2017.

Aroma a pacto

Antes de la reunión con los fiscales, el senador de la UCR Lisandro Enrico adelantó que no había pruebas suficientes. “Aportan pruebas pero como pruebas no tienen una entidad suficiente para sustentar el pedido de lo que plantean”, evaluó. Y advirtió: “Creo que hay que tratarlo rápidamente y si no hay más elementos que estos va a ser de rápido tratamiento”.  

“Esperábamos que hubiera más pruebas pero ratificaron los mismos dichos y mismos audios que tenemos hace 48 horas y se agregó una escucha más”, desestimó Enrico, casi como un juez.

Y cerró el caso: “Hasta ahora sostuvieron una conjetura y una sospecha. La figura delictiva de organizador, no está”.

Vale aclarar que, en caso de ser desaforado, Traferri no se convierte en condenado. Debe enfrentar una audiencia imputativa en la que el o la jueza puede aceptar o rechazar las evidencias. Si fuera el primer caso, luego las pruebas son analizadas en un juicio oral, por otro tribunal. Y su sentencia es apelable.

El senador del PJ, Raúl Gramajo, también miembro del bloque transversal bipartidario, no puso énfasis en la valoración de la prueba como su par radical sino que se orientó a sospechar de los fiscales.

Dijo que les preguntaron si “habían estado reunidos en la cárcel con Ponce Asahad antes de su declaración, y me dijeron que sí, que estuvieron acordando, porque primero iba a declarar por escrito y después no”.

También reveló que empleó su “experiencia de abogado” para mirar el video de la audiencia en la que Ponce Asahad apuntó a Traferri y tuvo la misma percepción que su colega en apuros: “Me parece que fue un poco conducida. Dijo un amigo que a veces se teledirigen”. Nada sobre la prueba. Nada sobre las pruebas.

Un día después, el viernes 18, se consumó en la sesión del Senado lo que el jueves habían adelantado peronistas y radicales: aquí no ha pasado nada.

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