El 22 de diciembre de 1990, Marcelo Bielsa gritó el imborrable “Newell’s Carajo” tras el empate de su equipo en cancha de Ferro que significó la obtención de su primer títuto de primera como entrenador.

La primera conquista en Primera División del entrenador Marcelo Alberto Bielsa, se produjo el 22 de diciembre de 1990, cuando el primer equipo de Newell’s Old Boys empató con el Club Atlético San Lorenzo por 1 a 1, con goles de Ruffini y Zamdoná, en el estadio de Ferrocarril Oeste.

La paridad final entre el Santo y la Lepra fue minutos antes del final  del partido de River Plate, su principal competidor en el torneo apertura de 1990, frente a Vélez, el día de la despedida del arquero Ubaldo Matildo Filiol.

El partido en Ferro terminó 8 minutos antes del partido de River en el Monumental que finalmente culminó en favor de los de Liniers, y que fue escuchado con mucha ansiedad en el banco leproso de entonces a través de radios portátiles. Desatando con el resultado final una euforia desmedida, que incluso en el propio Bielsa montado en andas de un asistente pronunció el imborrable “” ¡Newell’s Carajo!, generando de ahí en más un idilio con la hinchada leprosa.

Bielsa había debutado como entrenador ese mismo año, en la fecha 1 del Torneo Apertura 1990 con una victoria 1-0 ante Platense, con gol del Tata Martino.

Bielsa, aspiraba a dar sus primeros pasos en la máxima categoría en el club del cual era hincha, tras haberse coronado con la reserva. Así las cosas, antes de iniciarse como entrenador profesional, el  rosarino que colgó los botines cuando contaba apenas con 25 años aprendería, merced a una dedicación absoluta, a comprender la evolución de las complicaciones de juego y a percibir el talento, para convertirse así en formador de futbolistas. Más temprano que tarde adoptaría la velocidad como referencia ineludible tanto desde la perspectiva ofensiva como defensiva.

Muy elogiado en la actualidad por el español Pep Guardiola, crónica de quien carga con el apelativo de Loco sobre sus espaldas, y que en apenas un semestre sacó campeón a uno de los equipos más representativos de Rosario.

Un día después de que Sergio Goycochea, inesperado atajador de penales, se convirtiera en el héroe de la Selección que sacó a Yugoslavia del Mundial de Italia en la calurosa Florencia, el por entonces ignoto Bielsa daba a sus dirigidos las primeras indicaciones en una invernal mañana de Rosario.

El precedente que hacía poco había dejado José Yudica, quien dos temporadas atrás sacó campeón a Newell’s, y alcanzó también la instancia final de la Copa Libertadores 1988 que coronó a Nacional de Montevideo, no lo intimidaba.

Atrás quedaba definitivamente su exiguo currículum como defensor, donde -sólo por citar un par de ejemplos- llegó a ser compañero de equipo de Jorge Valdano y Américo Gallego. Tuvo su debut en Primera en un año bisiesto, el 29 de febrero de 1976 en el Parque Independencia, cuando Newell’s cayó 1-2 ante River Plate.

Asimismo, Bielsa fue integrante de la Selección argentina que obtuvo la medalla de bronce en el Preolímpico de 1976 en Recife, Brasil, con un plantel que -a pedido del entrenador César Luis Menotti- tuvo la particularidad de estar conformado en su totalidad por jugadores de Newell’s.

Una lesión lo sacó de las canchas durante una larga temporada, lo que forzó su salida del club de sus amores en 1978 para ser transferido a Instituto de Córdoba. Luego de participar en 16 compromisos con la Gloria, y en una verdadera muestra de carácter, decidió rescindir su contrato tras perder su puesto de titular en el equipo.

Un año después sería fichado por Argentino de Rosario, donde anotó oficialmente el único gol de su carrera. En dicho club, y mientras estudiaba el Profesorado de Educación Física, se retiraría de la actividad. Tenía apenas 25 años, ya asomaban los esbozos de una genuina excentricidad y con el tiempo se granjearía el mote de Loco. Por supuesto, ya había decidido que sería entrenador.

Bielsa comenzó su carrera como DT del seleccionado de la Universidad de Buenos Aires, integrado por estudiantes que practicaban deportes en forma amateur. Llegó a probar a más de mil jugadores. El mojón que tuvo el equipo bajo su conducción fue empatarle a la reserva de Boca. Pero en 1982 renunció al cargo cuando fue convocado por Newell’s para trabajar con las divisiones inferiores. Su iniciación tuvo la fortuna de ser supervisada por Jorge Griffa, un grande de la docencia que como jugador había tenido una larga carrera en el equipo rojinegro y posteriormente triunfó en España vistiendo la casaca del Atlético Madrid.

Precisamente a Griffa se dirigió un treintañero Bielsa cuando sintió que estaba listo para dirigir. Pero fue el propio maestro quien moderó su entusiasmo y lo llevó a ir más despacio. Así, como una esponja, el impulsivo Bielsa fue absorbiendo conocimiento en cada fase de su propio proceso de aprendizaje. Y consolidó su capacidad innata para trabajar sin descanso cada una de las facetas que creía importantes del juego.

Todo el personal del club, desde la secretaría técnica encabezada por Griffa hasta la señora del quiosco y sus chupetines, fue parte esencial y permitió a Bielsa ser instruido para ser formador de futbolistas. Y un entrenador orientado a la máxima competición que llegó a moldear a unos jovencísimos Batistuta, Balbo y Dezzotti, que devendrían luego figuras internacionales.

A medida que Bielsa maduraba, con él germinaban los futuros protagonistas de las gestas del club. Nombres como Pochettino, Berizzo, Martino, Llop, Gamboa, Darío Franco, Boldrini, Alfredo Berti y Ruffini, entre otros, conformaron la gran legión de futbolistas que definirían el estilo del rojinegro a inicios de la década del ’90.

Al frente de la Tercera División de Newell’s, Bielsa obtuvo el campeonato en 1988, lo que llevó a que sea considerado para dirigir al primer equipo. Finalmente había llegado la oportunidad de plasmar lo aprendido luego de horas y horas de arduo trabajo.

Alzándose con el Torneo Apertura 1990, el equipo rojinegro jugó el 9 de julio de 1991 la final de la temporada con Boca Juniors (que había ganado el Clausura), en dos partidos, uno jugado en Rosario que Newell’s ganó 1-0 con gol de Berizzo y uno en la Bombonera que Boca ganó por la misma diferencia con gol de Reinoso . En los penales el equipo rosarino superó al del barrio de la Boca por 3-1 con una actuación destacable del arquero Norbeto Scoponi y una tiro en el palo final del jugador xeneixe Walter Pico.

Fuente: Página 12

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