Pasiones hay muchas, pero algunas son más especiales que otras. El interés por el conocer, por ejemplo, el correr los límites de las certezas, descubrir relaciones en las que pocos habían reparado o resignificarlas, entre otras sutilezas que no encienden el corazón de cualquiera, pero sí el de los investigadores. En Rosario hay talentos aplicados a la profesión de investigar. Pero hay otros, que investigan a porfía, en medio de sus tareas cotidianas, como viajes casi en solitario al interior de la ciencia, compartiendo sus cuadernos de bitácora con lectores a los que también les acelera el pulso la pasión por conocer. Sentir que desde la noche de los tiempos fue cambiando muchas veces de preguntas y de miradas.

Eso hacen exactamente Jorge Barragán y Sebastián Sánchez, doctor en medicina y licenciado en kinesiología, respectivamente, y profesores, titular y adjunto de la cátedra de Histología en la Universidad del Gran Rosario. Entre consultorio y aula, desde hace una década vienen publicando sus investigaciones en revistas científicas nacionales e internacionales. Así, en 2013, en Editorial Académica Española, publicaron Principio de Margalet y Ley de Kleiber, su relación con la deriva natural y la segunda ley de la termodinámica, un texto que se encuentra en Google, de ingeniosa portada.

Foto: Sol Vassallo

 

Foto: Sol Vassallo

¿Poco comprensible el título? La sorpresa llega cuando se leen los textos que van hilvanando el rigor científico con agudezas, humor del fino, citas de filósofos, físicos y hasta lingüistas. Así es el último libro que acaban de publicar bajo UNR Editora y que, como las otras producciones convoca desde el título, Nadie sale vivo de la pecera. El envejecimiento y su fase geométrica, de pronta presentación en sociedad. El Eslabón dialogó con el doctor Barragán, que además es especialista en Gerontología y un apasionado de los procesos biológicos, en calidad, justamente, de procesos y relacionales. Su último texto es justamente un abordaje del proceso de envejecimiento.

“Los seres vivos con sistemas físicos integrados por un sistema que genera energía y uno, autoorganizativo, que usa esa energía para generar su propia estructura”, enuncia Barragán. Sobre esa idea discurre el libro con impecable camino metodológico. “No queremos transmitirte datos, sino ideas y valores que derivan del significado de esos datos. Alguna vez apostillé en un texto que los humanos somos frágiles y efímeros. Sigo pensando que es así. En estas páginas, tratamos de comprender la naturaleza del envejecimiento. No es poco, porque se entrelaza con la naturaleza de la vida misma. El envejecimiento es un poderoso fenómeno que nos recuerda nuestra fragilidad y nuestra finitud. Pero que también tiene la llave para comprender nuestra más profunda naturaleza”, escribió en el prólogo.

—¿Qué significa para usted el rol entre la ciencia y los lectores, aún los no ligados a la medicina?

—Entre la ciencia y el lector hay una interfaz. Ese es el lugar del autor en la divulgación del conocimiento. Es más, no se quiere divulgar conocimiento, sino la insaciable sed del mismo. Porque convengamos que se puede hacer una divulgación de corte más o menos técnico y poco relacionada con otras ramas del saber. Todo tiene su lugar y es respetable. Pero no es el lugar de la divulgación que buscamos.
Nuestro lugar está en ser lo menos técnicos posible y en la mayor interrelación posible con otras disciplinas. Es algo así como un viaje que se emprende junto al lector, compartiendo vivencias de la mano del humor. Eso hace que el viaje sea ameno, agradable y luzca corto, descontracturado y sin tedio alguno.

¿Cuándo sintió la necesidad de armar sus propios senderos epistémicos dentro de los canónicos caminos de la ciencia? ¿Cuánto lugar hay para pensar con cabeza propia? ¿Hay cenáculos que se arrogan la validación o no de los nuevos aportes?

—Siendo un joven estudiante universitario sentí que nuestro lugar no debe ser sólo consumir conocimiento, sino también producirlo. Así me incorporé a diferentes grupos de investigación básica, aprendiendo técnicas y temáticas diferentes. Pero por sobre todo, aprendiendo a trabajar en forma metódica y sistemática. Gran parte de eso se lo debo a la doctora Nelly Amerio, a quien siempre estaré agradecido por ello.
Por supuesto que aquí o allá, la “autoridad de los cenáculos” atenta contra el prístino espíritu de la ciencia. Pero esa pretendida autoridad no puede contra tal esencia. Porque quien recorre este camino, sabe que la verdad no admite dueño ni patente

—¿Podría hablar de la tarea de investigación en Rosario?

En Rosario, y en el país, hay grupos de prestigiosos investigadores. Investigadores con mayúsculas, de carrera. Eso asegura no sólo la profesionalidad, sino también la continuidad de la producción. Quienes hacemos docencia e investigamos como una extensión de funciones, no somos investigadores de carrera. Se podría decir que nos falta “facultad”. Pero tenemos “facultad” de asombro y vemos la situación problema allí donde está. Por eso también investigamos y divulgamos, aunque no con el alto nivel de aquellos.

—Su tesis doctoral fue La teoría general del envejecimiento biológico, ¿hay un hilo conductor a tu último libro Nadie sale vivo de la pecera? El proceso de envejecimiento debe ser uno de los desvelos desde la antigua Fuente de la Juventud a los radicales libres, ¿su libro es una respuesta? Tiene extraordinarias articulaciones: filosofía, física, matemática y lingüística.

—Ambos temas están relacionados. La tesis doctoral abarca la descripción de aspectos técnicos vinculados a la idea del envejecimiento como epifenómeno de ciertos procesos físicos. Nadie sale vivo de la pecera traduce a un lenguaje informal y no técnico, asuntos biológicos y filosóficos expresados en la tesis. Tan sólo dos meses atrás, un familiar cercano decidió quitarse la vida. Se ahorcó y a otra cosa, con sus escasos 29 años y todo. Jamás olvidaré lo que sentí esa mañana cuando al teléfono, una voz sollozante y entrecortada me daba cuenta de la tragedia. “No se salta así de la pecera”, pensé de inmediato. Lo que siguió es muy personal y no hace a la cuestión. Pero así de intensa es la relación entre lo que uno publica y lo que uno piensa. Porque lo importante no es si se está en lo cierto, ya que al fin de cuentas los errores son parte del camino. Lo importante es haber hecho aquello en lo que se ha creído, ¿Acaso hay algo más honesto y consecuente con el propio ser?

—En sus investigaciones hay dos elecciones epistémicas que no pasan desapercibidas: lo procesual y las relaciones. ¿Son la marca en el orillo de la biología?

—Sin duda son la marca en el orillo de la biología, al menos tal y como uno la entiende. Lo que subyace no es difícil de explicar. Los seres vivos somos sistemas físicos. La matemática es el lenguaje de la física y la física te ayuda a comprender el universo. Pero jamás comprenderás el universo, si no comprendes antes a los seres vivos.

—El coautor del libro, Sebastián Sánchez fue su alumno. ¿Es muy fuerte dejar posta de impulso epistemológico en los discípulos?

Es una linda historia. Sebastián trabajaba y estudiaba en lo que se presentaba, llegaba dormido a las clases (de noche). Hizo su tesina sobre el Principio de Margalet (un estudio sobre la relación entre la tasa metabólica basal, la masa desarrollada por los seres vivos pone de manifiesto que la masa total de los organismos). Al recibirse lo invité a ser parte del equipo. Comenzó una carrera brillante, concursó el lugar que ocupa (como todos) y es un compañero inigualable. Es una suerte trabajar con él.

 

Libros publicados

Microscopios con sonda de barrido de campo próximo, UNR Jorge Barragán

De la molécula al individuo, UNR Jorge Barragán

Células Fantasma, Editorial Corpus, Jorge Barragán

El Principio de Margalef y la Ley de Kleiber, Editorial Académica Española, Jorge Barragán, Sebastián Sánchez.

“Nadie sale vivo de la pecera”, Jorge Barragán, Sebastián Sánchez.

Revistas en las que realizan sus publicaciones

Investigación y Ciencia, de la Universidad de Aguascalientes, México

Revista de la Sociedad Argentina de Endocrinología.

Current Research in Biological Sciences (Maxwell Scientific Publication).

 

Fuente: El Eslabón

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