México, Bolivia y Argentina demostraron que la voluntad popular puede vencer las mentiras y la violencia de la derecha. En febrero será el turno de Ecuador. Se vislumbra el principio del fin de la ola neoliberal en la región, pero todavía falta mucho.

Este año podría marcar el tan esperado cambio por el que luchan las y los militantes de América Latina en busca de más justicia social, menos exclusión y menos violencia estatal. Tal vez comience a vislumbrarse el ocaso, o el principio del fin, de la ola de gobiernos neoliberales, de derecha y ultraderecha, que caracterizó estos últimos años en la región. Brasil, Chile, Perú, Ecuador y Colombia son los ejemplos más notables de quienes gobiernan para los poderes fácticos y en contra del pueblo, siempre sumisos a los dictados del imperio.

Todavía es muy pronto para afirmar el cambio, y la dinámica política suele resultar sorprendente e impredecible. Pero ya hay indicios claros. Los gobiernos entreguistas y antipopulares están desgastados, deslegitimados, y demostraron que una cosa es llegar al poder, gracias a los recursos económicos y el engaño a través de las más perversas estratagemas comunicativas, y otra cosa es mantenerlo y poder aplicar las políticas que las corporaciones, el imperio y el FMI les dictan.

Ante los ajustes de la derecha, los pueblos salieron a las calles. La respuesta fue la represión, con distintos grados de brutalidad, según cada país. El posible cambio de dirección en América Latina será el resultado de una relación tensa, problemática, diferente en cada caso, entre la calle, las urnas y el Palacio, es decir entre la movilización popular, los votos y los que intentarán mantenerse en el poder a cualquier costo.

Y 2021 será un año electoral. El 7 de febrero se vota en Ecuador. El 11 de abril en Perú. En Chile, los comicios serán el 21 de noviembre, pero antes, en el primer semestre, se realizará el plebiscito nacional para reformar la Constitución pinochetista.
A menos de dos meses para las elecciones presidenciales en Ecuador, una encuesta publicada por el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag) le otorga un triunfo por amplia diferencia al candidato del correísmo, Andrés Arauz.

El joven economista encabeza las preferencias electorales con el 36,5 por ciento de intención de voto, seguido por el empresario Álvaro Noboa con el 22,9 por ciento y Yaku Pérez, candidato del partido indigenista Packakutik con 21,2 por ciento, mientras que el banquero oriundo de Guayaquil, Guillermo Lasso, ronda el 13,6 por ciento, según informó el diario Página 12.

La candidata por la lista respaldada por el presidente Lenín Moreno, Ximena Peña, tiene una intención de voto de apenas el 1,2 por ciento. Los datos coinciden en líneas generales con las últimas encuestas, aunque se proyecta un alto número de votantes indecisos.

El candidato preferido por los electores ecuatorianos necesita más del 40 por ciento de los votos y una ventaja del diez por ciento sobre el segundo para triunfar en primera vuelta, un escenario que hasta el momento no parece asegurado para Arauz, señala Página 12 en su edición del 18 de diciembre.

Según informó el sitio de noticias ecuatoriano Confirmado.net, este 9 de enero se lanzó la campaña del correísmo a través de “un set virtual que hizo la magia de juntar a Andrés Arauz, Carlos Rabascall y Rafael Correa. El binomio en Quito y Correa en México. Con tecnología tridimensional, juntos compartieron el histórico lanzamiento de la campaña del progresismo en Ecuador. Además participaron los candidatos a la Asamblea Nacional y al Parlamento Andino”.

“Gracias Carlos por sumarte y ser parte de este proyecto. Sé que siempre podré encontrar en ti un apoyo cuando lo necesite. Gracias Rafael por confiarme la responsabilidad de llevar el legado de la Revolución Ciudadana. Cumpliré con la frente en alto este desafío histórico. Gracias Rafael por tu ejemplo y liderazgo”, señaló Arauz al tiempo que insistió que su desafío y prioridad será tratar la crítica situación económica que vive el país a causa del mal gobierno de Moreno y de la pandemia que afecta a todo el mundo.

“Estaré junto a los millones de ecuatorianos que viven en el exterior, nuestros migrantes, que gracias a su esfuerzo y no al discurso de algunos banqueros, han sostenido la dolarización. Y aquí quiero repetirlo, fuerte y claro: ¡la dolarización se mantiene! ¡Se fortalece! porque eso es lo que necesita nuestro país. Y díganlo ustedes también: La dolarización se mantiene”, insistió.

Desde México, Correa señaló que “este es el inicio de una nueva historia, el final de una pesadilla. Cuatro años de traición, corrupción, de desgobierno no han podido opacar estas históricas transformaciones. Quisieron enterrarnos usando todas las artimañas, la guerra sucia, el linchamiento mediático, la persecución; jamás entendieron que somos semilla y que floreceremos con más fuerza, el fin de esta pesadilla está cerca”.

Correa reiteró que las próximas elecciones serán las más importantes de la historia: “Ahora el desafío será mayor que al que enfrentamos en el 2007, estamos ante la peor crisis económica de la historia, pero también tenemos experiencia, un extraordinario equipo humano y un país con muchas más capacidades”.

Por su parte, Rabascall anunció que continuarán la obra que inició Correa: “Continuaremos con esa obra que inició Correa, con esa obra que inició Rafael, construir sobre lo construido, si Rafael construyó los proyectos y multipropósitos, hoy Andrés Arauz construirá los canales de riego secundarios y terciarios”.

Según la encuesta de la Celag, cuando se les pidió una evaluación global de la gestión del gobierno anterior, el 47 por ciento de los encuestados consideró que la gestión de Rafael Correa como presidente de Ecuador fue buena. En tanto el 35 por ciento la consideró regular y el 14 por ciento restante, mala. En lo que respecta a la vida cotidiana, la delincuencia y la venta y consumo de drogas son las dos temáticas que encabezan las menciones en torno a los principales problemas que los ecuatorianos identifican a nivel barrial.

Arauz se hizo eco de las dificultades que atraviesa el pueblo ecuatoriano y propuso recuperar la “economía familiar” en un acto con militantes. Se comprometió a “dar mil dólares a un millón de familias en la primera semana” de su gobierno frente al “abandono que se sufrió durante esta pandemia”. El candidato del frente Unión por la Esperanza (UNES) también mencionó que pretende crear “800 mil puestos de trabajo entre los primeros tres años de gobierno”.

Arauz, a quien se intentó proscribir como se hizo con Correa, forma parte junto al periodista Carlos Rabascall de uno de los dieciséis binomios aprobados hasta ahora que competirán por la presidencia y vicepresidencia del país el próximo siete de febrero, en unas elecciones a las que no concurre el actual mandatario.

Los gobiernos de derecha de América Latina utilizan, una y otra vez, una misma estratagema para desconocer la voluntad popular y acceder y mantenerse en el poder: la proscripción de aquellos candidatos no neoliberales que representen un peligro para el mantenimiento del statu quo y los intereses de los grupos económicos más concentrados.

La trampa consiste en el uso de las noticias falsas, la consiguiente demonización del dirigente o la dirigente que quieren sacarse de encima, y la intervención de los sectores de la Justicia más corruptos y vendidos a los intereses de las corporaciones.

Pero como ya quedó demostrado en México, Argentina y Bolivia, la mentira tiene patas cortas y la demonización, que suele poner en el centro de todos los males a un dirigente o una dirigente, no tiene en cuenta que detrás de ellos hay un colectivo que lucha y representa la voluntad popular de millones de mujeres y hombres.

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