El Cazador, novela policial-futbolera escrita por Lucas Bauzá, está ambientada en un club del ascenso. Y se publica por entregas: cada martes aparece un capítulo nuevo en el portal Lástima a nadie, maestro.

El Cazador, un melancólico ex delantero del Ferrocarril San Martín, recibe la noticia del asesinato de un joven fanático del club. Shockeado, lo primero que se le viene a la mente es que a ese hincha le debía su apodo. Con esta presentación salta a la cancha esta atrapante novela por entregas de Lucas Bauzá, que ya va por el 15º capítulo, de los casi 50 que esperan su lugar, como cada martes, en sitio web lastimaanadiemaestro.com. “En principio tenía 38 capítulos, pero aprovechando este formato la estiré un poco y quedó en 45, más 3 o 4 de descuento. Así que tendremos hasta mitad de año aproximadamente”, adelanta este debutante en publicaciones literarias.

Continuará…

El 29 de septiembre, Lucho –como llaman a este joven escritor los más confianzudos– inició una aventura poco vista hoy en día en el mundo de la literatura, como son las novelas por entrega, o también conocidas como folletines. “Eso del folletín se usaba un montón, pero quedó de lado”, recuerda en diálogo con El Eslabón, y reconoce que “en principio lo pensé por entrega porque no está finalizada del todo”. Al respecto, aclara que “la novela está finalizada en verdad, pero voy ajustando algunos detalles en un taller que estoy haciendo. Pero el final ya está claro”.

Desde ese último martes de septiembre pasado en adelante, cada capítulo de El Cazador fue viendo la luz en el portal autogestionado que lleva el nombre de una de las tantas frases célebres de Diego Maradona. “Hice la escritura grande desde septiembre de 2018 a febrero de 2019, y con este tema del cierre de todo (por la pandemia) aproveché para reescribirla”, cuenta el autor sobre su relato, y destaca que “el formato del sitio web ayuda un montón”. Así fue que les comentó la idea a los muchachos de Lástima, “les interesó hacerla por entrega, porque es bastante larga, y acordamos que salga una vez por semana. Aunque en enero, como todos estamos descansando un poco, sacamos un capítulo en dos partes, porque algunos son muy extensos”. 

En su primera experiencia literaria, Bauzá reconoce que “publicarla por entrega tiene lo suyo, salvo para los ansiosos, que por ahí no está bueno, por lo que algunos prefieren esperar algunos martes y después leerse varios capítulos juntos”. Pero no descarta llevarla al papel una vez concluída: “Esto de lo digital está bueno porque no hay que pagar, se puede leer gratis, aunque los chicos del portal me dijeron para ver si este año la podemos publicar como libro, así que estaría bueno”.

Un partido de novela

A la hora de resumir la historia, pero sin revelar detalles de la trama que le quiten la emoción –o sin spoilear, como se le dice hoy–, Lucas adelanta que “tiene algo de aventura, con un protagonista que era un ex ídolo de un club chico del ascenso, de la Primera D, y se fue mal del barrio, del club, de su vieja vida, y por eso se aleja”. La pata policial entra en juego cuando “se produce un asesinato de un hincha muy conocido del club” por lo que este ex delantero –quien además le debe su apodo a la víctima– “decide volver y tratar de investigar qué pasó”. Y sigue: “Ahí se deciden dos cosas: la investigación en sí del asesinato, pero por el otro es tratar de cerrar viejas heridas que quedaron ahí, que estaban latentes, y que con este asesinto explotan. Entonces es como una doble lucha: una parte contra el mundo, contra el barrio y todo lo que rodea al club, y otra una lucha interna entre El Cazador con su pasado y con su lugar como héroe del barrio”.

En cuanto al título de la novela, Lucas revela que “salió antes” que la propia historia. Y se remonta a sus orígenes: “Hay algo que me quedó de hace años, que había un jugador de Holanda,  Klaas-Jan Huntelaar, que le decían The Hunter (El Cazador en inglés), y me gustaba el apodo para un 9, como que está al acecho, y se ve que me quedó eso”.

Antes de comenzar con las primeras líneas, el escritor señala que “quería hacer algo policial y no le encontraba la vuelta, tenía varias escritas pero nunca llegaban a nada”. Hasta que apareció la pelota, y la cosa se encauzó: “Cuando se me ocurrió ambientarla en un club de fútbol del ascenso, donde yo estuve bastante tiempo, resolví mucho, ya que así tenía muchas cosas para contar, y meter el policial en ese mundo me sentó mucho más cómodo, y fue surgiendo”.

Aunque breve, este hincha fanático de San Lorenzo tuvo un paso por Juventud Unida, de San Miguel (Buenos Aires), que milita en la última categoría de AFA. “Llegué hasta la cuarta, pero después me puse a estudiar y dejé. Sí era de ir a ver todos los partidos, se ve que esas historias y esos años de tablones quedaron”, remarca.

De ahí viene el ingrediente futbolero al relato policial, según confiesa el autor, y aporta que la narración “excede un poco al fútbol porque también hay política local, entre otras cosas”. Y de la cocina de la escritura, cuenta que “una vez que tuve definido a quién iban a matar y por qué, me largué a escribir sin saber quiénes iban a ser los culpables. Esa parte en la que el protagonista estaba medio perdido fue lo que me pasó a mí cuando la escribía. Cuando lo descubrí se me hizo mucho más cómoda la escritura porque tenía todo más claro”.

Lucho dice que lo de usar al mundo de la redonda como excusa para tratar otras problemáticas sociales se debe a que “el fútbol me vuelve loco, me gusta desde que soy muy chico y de jugar esos años en el ascenso”. Y sobre esto, agrega además que “era un universo que siempre quise contar, pero venía intentando por otros lados, y quizá sin darme cuenta siempre lo tuve a la vista. Está bueno contar sobre las cosas que a uno le gusta y que puede conocer. Y sentí que de esos años de jugar y de ir como hincha a todos lados, me resultaba algo muy conocido”.

Escritores, ilusionistas y goleadores

Lucas Bauzá se reconoce un fanático del Ciclón de Boedo, tal como lo fue uno de sus más admirados escritores: Osvlado Soriano. “El Gordo me vuelve loco”, subraya sin vueltas este joven, pero su lista de autores futboleros sigue: “Me encanta también el Negro Fontanarrosa, y me gusta mucho Juan Sasturain y Eduardo Sacheri. De esos cuatro siento de admiración para arriba”.

Su padre, carnicero, fue el primer responsable de sus inicios en la lectura: “Mi viejo nos compraba, a mi hermano mayor y a mí, esa colección Tus Libros, que eran ilustrados. A él le gustaba leernos, además, así que también nos compraba las novelitas de cowboy, las baratas de bolsillo”.

El amor por los libros “me viene desde chico, cuando tenía 8 años aproximadamente”, rememora. “Y a escribir arranqué como a los 12, y nunca paré. A los 16 me di cuenta que me gustaba mucho y estaba todo el tiempo escribiendo”, añade. Hasta que más adelante encontró preferencia por los relatos policiales: “Es lo que más me gusta, y por eso probé por ese lado. De policial negra, de acá me gustan Nico Ferraro, Kike Ferrari, y también está Manuel Vásquez Montalbán, del detective Pepe Carvalho. Después los clásicos, como Chandler”.

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