No fueron rugbiers. Esta vez un futbolista, un joven empresario y el hijo del conductor de una barrabrava, devenido con los años en emprendedor de varios rubros, fueron los aparentes protagonistas de un hecho de violencia en un boliche de Mar del Plata que terminó con otro joven, Matías Ezequiel Montín, de 20 años, internado por un botellazo en la cabeza. La repercusión del caso trascendió la frontera de la ciudad balnearia y se instaló en Rosario, de donde provienen las familias de los jóvenes acusados. ¿Quiénes son los rosarinos involucrados en la causa?

Tradición futbolera

Matías Belloso, de 20 años, es futbolista de Arsenal de Sarandí. Su apellido tiene tradición en ese deporte: es hijo de Gonzalo Belloso, el Pejerrey, ex delantero de Rosario Central.

Tras dejar la práctica del fútbol, Belloso inició una carrera como dirigente y actualmente es director de Desarrollo de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol).

Su esposa, la abogada Carolina Cristinziano, es representante de jugadores y también estuvo relacionada con la Conmebol. En 2016 integró la comisión normalizadora de la AFA.

Como representante participó de los pases de Andrés D’Alessandro a San Lorenzo y, también, del retorno de Martín Palermo a Boca Juniors. Trabajó en la renovación del contrato de Pablo Aimar en Valencia (España) y en la llegada de Fabián Ratón Ayala al mismo club.

Cristinziano también tuvo la intención de participar de la vida institucional del club de sus amores, y en el que jugó su esposo: Rosario Central. En 2018 dijo en algunas entrevistas que podría participar de las elecciones de ese año en el club de Arroyito: “Considero que estoy preparada para hacerlo. Pero después es otra historia que me presente o no. Pero sí estoy preparada para el cargo y sería muy positivo que una mujer capacitada esté en ese lugar”.

Matías, el hijo de ambos, quedó involucrado en el caso de la pelea en el boliche “Anamá” de Mar del Plata. El miércoles se presentó a la Justicia de Mar del Plata. Sus amigos lo habían dejado un día antes en la ciudad de Buenos Aires, donde reside, para luego seguir viaje a Rosario. Traslado que quedó trunco cuando fueron detenidos en el peaje de la autopista Rosario-Buenos Aires a la altura de Zárate, en un BMW blanco y con 140 mil pesos en efectivo.

Tras declarar ante el fiscal Paulo Cubas, el futbolista quedó en libertad, pues su participación en la pelea no habría sido significativa desde el punto de vista penal.

Los otros dos involucrados, Gabriel Alejandro Galvano, de 23 años, y Andrés Guillermo Bracamonte, de 21, seguían privados de la libertad al cierre de esta edición a la espera de la resolución de un juez.

El fiscal Cubas solicitó que ambos permanezcan detenidos, mientras que el abogado defensor, Sergio Fernández, pidió la excarcelación. Ambos planteos deberán ser resueltos por el titular del Juzgado de Garantías 1 marplatense, Daniel De Marco.

Joven empresario

El 19 de febrero del año pasado Gabriel Alejandro Galvano se hizo de 500 mil pesos. Ese día cedió su participación societaria en Izajes Rosario SRL a su hermano Giuliano Rubén, cuatro años mayor que él, ambos domiciliados en el 2200 de la Avenida Argentina, en Funes.

En marzo de 2019, con 21 años, Gabriel Galvano constituyó junto a Guillermo Enzo Galvano la sociedad Izajes Rosario SRL, con un capital social de un millón de pesos.

Allí declaró ser “empresario” y con domicilio en Funes. La sociedad está ubicada en Constitución al 2000 de Rosario y tiene por objeto social “servicios de movimientos y montajes, de equipamientos y estructuras de todo tipo”, así como “servicios de movimientos, izajes y anclajes con grúas móviles” y “asesoramiento en traslado, logística y montajes de equipamientos y estructuras de todo tipo”.

Gabriel fue socio gerente de la firma por menos de un año, hasta febrero de 2020, cuando cedió su participación de quinientas cuotas de capital en favor de su hermano, Giuliano Rubén, por la suma de medio millón de pesos, equivalente al 50 por ciento de las acciones.

Galvano quedó acusado por lesiones graves, presumiblemente al ser el autor del botellazo en la cabeza a Motín en el VIP del boliche. La víctima, de 20 años, es un turista oriundo de la localidad bonaerense de Moreno que terminó hospitalizado en terapia intensiva con fractura de cráneo y un hematoma cerebral, y lesiones en un ojo y un diente roto.

Junto a Bracamonte, hijo del jefe de la barrabrava de Central, Pillín Bracamonte, Galvano fue indagado por el fiscal Cubas.

Según explicó el abogado Fernández los dos relataron en sus indagatorias que tuvieron “una actitud de defensa”.

Dijo que “fueron agredidos” y que “en una actitud de defensa, que ojalá no se interprete como exagerada, ocurre la lamentable lesión”. “Lo que relatan es que ellos están en su burbuja, ese espacio que los boliches disponen, y ven venir a un grupo de seis personas”, señaló Fernández, y detalló que “dentro del grupo había un sujeto que se había peleado con Belloso en el baño, o sea que ellos sospecharon que venían a tomar revancha”.

El hijo de

Andrés Bracamonte también permanecía detenido, acusado por lesiones en riña, un delito de menor gravedad que Galvano. Su nombre fue el primero que salió a la luz y obtuvo notoriedad pública, no por virtudes propias sino por ser “el hijo de”.

En rigor, el nombre de Andresito saltó a la prensa al ser investigado como presunto testaferro de su padre, Pillín, que tiene el poco frecuente record de liderar una barrabrava por casi dos décadas.

Pillín dejó ser sólo un barra para convertirse en empresario, con participación legal en cuatro sociedades. El fiscal Miguel Moreno, que lo investiga, cree que las utilizó para lavar dinero proveniente de actividades ilícitas relacionadas a su condición de jefe de los “violentos” de Central.

En noviembre pasado, Pillín recuperó la libertad, mientras continúa el proceso. Su hijo nunca estuvo detenido ni fue imputado por delito alguno.

De acuerdo a la investigación de Moreno, a pesar de su juventud Andresito es un chico exitoso. Registra recibos de sueldo emitidos por “Dragados y Obras Portuarias SA” de la ciudad de Buenos Aires por 25.589 pesos mensuales.

Según informes oficiales, tenía a su nombre un Chevrolet Prisma valuado en $576.400, comprado en 2019, que funciona como taxi. También un VW Scirocco 2017, con un valor de mercado de $820.000; un Chevrolet Classic 2020 destinado a taxi. “Recordamos que el valor de mercado de las chapas de taxi supera los U$D 20.000”, sostuvo Moreno en la acusación a su padre.

 

Fuente: El Eslabón

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