El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, dijo que quienes deciden si un pueblo vivirá en democracia o en dictadura son sus Fuerzas Armadas. “Quienes deciden si un pueblo va a vivir en democracia o en dictadura son sus Fuerzas Armadas. No hay dictadura que las Fuerzas Armadas no apoyen”, dijo Bolsonaro a sus simpatizantes, frente al Palacio da Alvorada, la residencia presidencial en Brasilia, el lunes 18 de enero, según consigna el portal de noticias brasileño G1.

La nota se titula “Forças Armadas é que decidem se povo vai viver numa democracia ou numa ditadura, diz Bolsonaro” y está firmada por Pedro Henrique Gomes.

El mandatario agregó que en Brasil todavía tienen “libertad”, pero “todo puede cambiar” si no se les reconoce su valor a los hombres y mujeres que integran las Fuerzas Armadas.

Bolsonaro también dijo que las Fuerzas Armadas han sido “desguazadas” en su país porque “quieren llevar a Brasil al socialismo”.

“¿Por qué las Fuerzas Armadas se han desguazado hace más de 20 años? Porque los militares somos el último obstáculo al socialismo”, expresó el mandatario.

No es la primera vez que Bolsonaro reivindica la dictadura militar y el genocidio. Muy por el contrario, sus apologías son reiteradas y constituyen un eje central de su carrera política.

La glorificación del golpe de 1964, la dictadura y el uso de la tortura siempre formaron parte de su discurso, al igual que la homofobia, el racismo y todos los lugares comunes de la derecha más recalcitrante. Para Bolsonaro, por ejemplo, el golpe militar de 1964, que dio inicio a una dictadura que duró hasta 1985, fue “por la libertad del pueblo brasileño”.

Una larga lista de provocaciones y apologías aberrantes

El 28 de diciembre de 2020, Bolsonaro cargó una vez más contra la ex mandataria depuesta por un golpe de Estado, Dilma Rousseff, y puso en duda que la dictadura militar la haya torturado durante su prisión política de casi tres años por haber sido una activista contra el régimen de facto (1964-1985), según informó la agencia Télam.

“Dicen que Dilma fue torturada y que le fracturaron la mandíbula. Espero todavía la radiografía para ver si eso ocurrió. Hasta el día de hoy estoy esperando la radiografía”, afirmó Bolsonaro sobre la ex presidenta, del demonizado Partido de los Trabajadores, que gobernó entre 2011 y 2016, cuando fue destituida.

Durante el “juicio político” con el que se justificó la destitución de Rousseff, Bolsonaro votó homenajeando al ex coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, a quien calificó como “el pavor” de la mandataria, por ser quien la torturó.

Debido a esas palabras Bolsonaro se enfrentó a un proceso para anular su mandato por romper el decoro parlamentario y hacer apología de la tortura, pero el caso acabó siendo archivado.

Según recuerda la agencia Télam, Ustra era el jefe de la policía política del régimen y bajo su mando Rousseff fue torturada durante 22 días seguidos en San Pablo, luego de haber sido miembro del grupo de resistencia a la dictadura Var-Palmares.

Rousseff estuvo casi tres años detenida, de enero de 1970 hasta diciembre de 1972.

Según informó el portal de noticias venezolano VTV, en 2019 Bolsonaro definió como un “héroe nacional” a Ustra, y el 8 de agosto de ese año recibió en el Palacio del Planalto a María Joseíta Silva Brilhante Ustra, la viuda del militar.

Al ser preguntado por los periodistas por el motivo del encuentro, Bolsonaro respondió: “Ella tiene un corazón enorme, estoy enamorado de ella; no tuve mucho contacto, pero tuve algunos contactos con su marido cuando estaba vivo; un héroe nacional que evitó que Brasil cayese en eso que la izquierda hoy en día quiere”.

Ustra murió a los 83 años, en 2015, después de liderar durante años un centro clandestino de detención y tortura de Sao Paulo, uno de los principales de la represión política de la dictadura.

El militar dirigió el Destacamento de Operaciones e Informaciones-Centro de Operaciones de Defensa Interna (DOI-CODI) durante cuatro años, periodo en el que según estableció la Comisión de la verdad, 45 personas murieron o desaparecieron bajo custodia y otras 502 fueron torturadas.

Cuando compareció ante la Comisión de la Verdad en 2008, varios testigos declararon que él supervisaba personalmente sesiones de tortura. El coronel explicó entonces que cumplía órdenes de luchar contra el comunismo y admitió que pudo haber excesos “como en toda guerra”, según señala el diario español El País.

Documentos oficiales del propio Ejército recopilados por la Comisión Nacional de la Verdad probaron que en esas dependencias fueron torturadas y asesinadas al menos 50 personas.

En 2014, mientras la presidenta estaba en funciones, militares que hoy integran el gobierno de Bolsonaro reaccionaron contra la mandataria por haber creado la Comisión de la Verdad, un organismo para recopilar crímenes de lesa humanidad cometidos por la dictadura que no fueron juzgados a raíz de la Ley de Amnistía de 1979 todavía en vigor.

Incluso el vicepresidente Hamilton Mourao, un general retirado, dejó el Ejército luego de que Rousseff presentara el documento de la Comisión de la Verdad, violando la cadena de mando y criticando de manera pública a la entonces jefa del Estado.

 

Fuente: El Eslabón

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