Yo no sé, no. Pedro se acordaba que en aquel 67, cuando iban a sacar una foto en la escuela lo hacían a principios de marzo o fines de febrero. Él se entusiasmó tanto que se compró para el jopo una Glostora azul lavanda, que era perfumada, como si el aroma fuera a salir en la foto. Y además, pensaba en la posibilidad de sacarse una foto con una del sexto A.

Ese año, los EEUU se mandaban una operación militar contra el Vietcong, contra el anillo de hierro, pero no dio gran resultado y no hubo foto para la prensa.

The Doors sacaba un álbum con ese mismo nombre y la foto que siempre salía en los diarios era de Morrison peleando con los de gorra.

En octubre, otra foto recorrió el mundo: el Che abatido tras ser asesinado en Bolivia.

Los chinos y los rusos se sacaban chispas. La de un enfrentamiento armado entre esos dos gigantes, era la foto que nadie deseaba.

El Rojo levantaba los brazos para la foto de campeón del Nacional, Central terminaba  cuarto y Ñuls ni siquiera clasificó. Aunque ese año saldría tercero en el Metropolitano.

Adalbert Krieger Vasena nos mostraba una foto de un país cuya película retrocedía.

En la cancha de Acindar, la grande, con medidas profesionales, con Pedro nos hacíamos los lindos porque la de sexto A estaba mirando el partido con las primas. Lo cierto es que nos estaban bailando y nosotros en la foto nos imaginábamos retrocediendo.

Ese año también, con Manuel nos sacamos una foto en el parquecito el Polo como si fuéramos pistoleros.

Pasaron 5 años y Pedro encaró a una con lo que tenía, porque entre otras cosas la piba en cuestión se parecía mucho a la novia de Rolando Rivas (en la novela que por entonces paraba el país). “Si pones dos fotos de las dos, no sabés cuál es cuál”, me decía Pedro.

Ese año, la foto que recorría la Patria era la del General que volvía.

Al tiempo, la que se parecía a Mónica (la novia del Rolo Rivas), nos dijo a Pedro, a Carlos y a mí, que por qué no íbamos al Superior, donde ella cursaba de noche. Y bueno, agarramos viaje y ese año las fotos fueron de enamorados de proyectos colectivos y de compañeras de esos colectivos.

El otro día, cuando partió Carlos Saúl, nadie quería ver fotos con él, pero ahí estaban muchos subidos a un colectivo que retrocedía.

Mirando una foto de la parada del 15 (la niña bonita), en la que muchos se preguntan quiénes son los que aparecen, Pedro me dice: “La verdad es que, por más que querramos, aquellas fotos no las podemos traer al presente, tuvieron su vida. Lo que hay que desear es que las que vendrán, se parezcan un poco a aquellas, que casi siempre eran con más de uno lo que hacía que al tiempo nos preguntáramos ¿quién salió en esa foto?”.

Si volvemos a fotografiarnos en reuniones, o en amores, la Patria de algún modo empezará a sanar, aunque las fotos por la emoción salgan movidas y nosotros con las patas temblando como esperando alguna respuesta de alguna que se parezca a Mónica.

 

Fuente: El Eslabón

 

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