El presidente Alberto Fernández, al hablar por primera vez ante la Asamblea Legislativa, en la apertura de sesiones del 1° de marzo de 2020, antes de que estallara la pandemia de coronavirus, le encomendó al Banco Central investigar lo que había ocurrido con el endeudamiento durante la gestión Macri. De 2015 a 2019 la Argentina tomó nueva deuda externa por la descomunal cifra de 100 mil millones de dólares, de los cuales se fugaron más de 86 mil, según el informe del Banco Central, fuga con protagonismo estelar de bancos privados colocadores de deuda, grandes empresas y multimillonarios de la Argentina.

Horas después del discurso presidencial, el Banco Central envió la documentación recabada en treinta y tres páginas a la Oficina Anticorrupción y a la Sindicatura General de la Nación para comprobar la existencia de delito y daño producido al Estado argentino. El informe del Banco Central, que pone el foco en los procesos administrativos y el uso del préstamo del FMI, es la base de la querella criminal.

Las responsabilidades jurídicas y políticas por administración fraudulenta y malversación de caudales públicos involucra al mismísimo Macri, al ex ministro de Economía Nicolás Dujovne, a los ex presidentes del Banco Central Federico Sturzenegger y Guido Sandleris y al ex ministro de Finanzas y también ex presidente del Banco Central Luis Caputo. De avanzar la denuncia, el presidente y los ex funcionarios del macrismo podrían ser alcanzados por sanciones penales y patrimoniales.

Uno de los objetivos de la querella criminal es, en voz del presidente de la Nación, “poner fin a las aventuras de hipotecar al país”, y para eso “es necesario que endeudarse no sea gratis”, y que los endeudadores “dejen de circular impunes dando clases de economía”.

La investigación de la deuda M fue promesa de campaña del Frente de Todos. “Algún día le va a tener que explicar a la Argentina dónde se fueron los dólares (del FMI). Esos dólares no están en puentes ni en viviendas. Se los llevaron sus amigos, presidente (Macri). Esa es la única verdad”, le espetó Fernández a Macri en el televisado debate presidencial de 2019. La querella, si avanza, es un gran paso adelante que acorta el largo trecho entre lo dicho y lo hecho.

 (In)dependencia

“Argentina conoce lo que es estar endeudados, conoce lo que nos costó ser parte del primer mundo, conoce también lo que fue el blindaje y el megacanje”, rememoró AF en su discurso ante la Asamblea Legislativa.

Después de las nefastas experiencias de la última dictadura cívico-militar y el menemismo, el gobierno del empresario Macri protagonizó el tercer gran ciclo de endeudamiento externo de la Argentina, delegó una vez más las riendas económico-financieras al FMI y sumió al país en una profunda crisis.

De las tres vivencias traumáticas, donde se repitió el plan de libre mercado, especulación, fuga de divisas, destrucción del aparato productivo, ajuste y recesión económica, desempleo y pobreza, se deduce que una de las formas que el arrasador modelo neoliberal encuentra para dominar y perdurar en el tiempo es a caballo del endeudamiento externo.

Esta es la primera vez que el Estado argentino se pone al frente de una denuncia penal por endeudamiento externo. A lo largo de la historia hubo denuncias de particulares contra la toma de deuda externa, incluso en el pacto Macri-FMI, pero no de parte del Estado. El caso más invocado y estudiado es la presentación judicial de 1982 del ciudadano Alejandro Olmos contra Martínez de Hoz, ministro de Economía de la última dictadura, procesado y luego sobreseído.

El FMI, organización financiera internacional con sede en Washington, nacido en 1944, presta dinero e impone condiciones. Parece no inquietarse frente a renegociaciones de deuda, pero sí cuando un país decide cortar relaciones con los acreedores. Eso sí molesta. Todavía retumba el “chau Fondo” de 2006, cuando el entonces presidente Néstor Kirchner pagó cash la deuda que Argentina mantenía con el FMI, por casi 10 mil millones de dólares. Eso hoy es imposible por el volumen del endeudamiento de Macri con el organismo, superior a las reservas actuales del Banco Central. Pero es un crédito que se saltó el propio estatuto del Fondo y eso puede pesar en la mesa de negociación.

“Una deuda tomada por un gobierno irresponsable que obtuvo un crédito otorgado a su favor por motivos absolutamente políticos merece una revisión y un tratamiento adecuado a la hora de su renegociación”, dijo AF, y acotó: “Tanta mala fe de los tomadores del crédito y tanto desdén de funcionarios políticos de un organismo multilateral por privilegiar a un gobierno en la coyuntura no puede ser visto como un caso más”.

El del FMI “es un endeudamiento singular por los montos y los plazos de repago. A una Argentina en default el FMI le adjudicó un préstamo de 55 mil millones de dólares, el más alto de su historia. De esa cifra se desembolsaron 44 mil millones que sólo sirvieron para facilitar la salida del mercado financiero argentino de capitales especulativos”, subrayó el presidente AF a boca destapada, mientras arrancaba aplausos en un Congreso raleado y “embarbijado” por la pandemia y también entre la tropa propia que seguía el discurso vía Zoom.

Interrogantes

¿Por qué ahora?, se preguntan muchos por el ¿demorado? anuncio presidencial de accionar contra el gobierno de Macri por el brutal e impagable endeudamiento con el FMI. Vale un punteo entre posibles respuestas. Es un año de elecciones de medio término, los avances (lentos) en la campaña de vacunación permiten ir incorporando a la agenda temas pendientes y requeridos por buena parte de la base electoral del oficialismo. ¿Hora de confrontar? Macri dejá el celu, pará con los tuits, subí al ring, pareció invitar el púgil Alberto.

También cabe barajar que se está en negociación con el Fondo y el mismísimo presidente del BID Mauricio Claver-Carone, como recordó AF, reconoció que en sus días de director del FMI en representación de la administración Trump impulsó el otorgamiento de semejante crédito para favorecer al entonces presidente Macri en la búsqueda de su reelección. A confesión de parte, relevo de pruebas.

Estados Unidos domina el FMI. Y el republicano Donald Trump ya no está en la Casa Blanca, está el demócrata Joe Biden. Otra que no está es Christine Lagarde, imputada en casos de corrupción, quien fue reemplazada  como directora del FMI en 2019 por la economista búlgara Kristalina Gueorguieva. Como sea, es ahora.

Otro interrogante que flota en el aire es qué posibilidades concretas hay de que la querella criminal por el pacto Macri-FMI avance en un Poder Judicial que, según recordó el presidente AF en el mismo discurso, “está en crisis” y es “el único poder que pareciera vivir en las márgenes del sistema republicano”, mientras repartía palos para los cortesanos. Un Poder Judicial con el que Macri y los suyos (¡ay!) se sienten muy cómodos.

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