La muerte se empeña en lograr que uno se acostumbre. A menudo parece que la misión de la muerte fuera esa, doblegar el espíritu humano, que se aferra a la idea de que se trata del estado menos natural que ofrece la vida, aún cuando sepamos desde el nacimiento que algún día vamos a morir.

La muerte está blandiendo su cimitarra todo el tiempo cerca de nuestras cabezas, amenazante, ostentosa, se diría que presume de un único poder, definitivo, perentorio.

Nada la embellece, nada puede redimirla. Hasta los más oscuros poetas han dejado en sus versos lo más horrendo que oferta el destino.

Juane vivió sorteando siempre las trampas que siembra la muerte ajena pero cercana. Lo hizo con hidalguía. Se puede tener coraje y espíritu de lucha, pero la hidalguía es cosa seria, se templa en el silencio solitario, en el vacío que deja lo más amado y lo más desconocido. ¿Se elige ser hidalgo? Quién sabe. Lo cierto es que pocos lo son, y Juane era uno de ellos.

Los molinos de viento contra los que luchó no eran, por cierto, imágenes literarias. Jueces y fiscales que insultaban con sus actos a quienes clamaban como él por juicio y castigo a los culpables de un horror que lacera de sólo conocer sus pormenores. Políticos con vocación de cobardes toreros, esos que se aseguran de que la bestia esté donada antes de salir al ruedo. Medios que enmascaran aún hoy la muerte, la tortura y los crímenes del pasado terrorismo oficial.

A Juane no se lo llevó todo eso. A Juane se lo llevó el maldito azar con que la Parca juega su sucio juego, ése que tantas veces nos hace pensar que se van los mejores de los nuestros.

Y en verdad a Juane no se lo lleva nadie, porque ni la filosa guadaña de la muerte ni el reptante andar de los cobardes nos lo va a arrebatar de nuestro lado, ni podrá evitar que a cada rato murmuremos “presente, Juane, ahora y siempre, hermanito”.

La muerte podrá pasearse oronda frente a las narices de todos y todas, pero a Juane no se lo lleva nadie.

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Un comentario

  1. Marro White

    07/03/2021 en 14:53

    Notas escritas con lágrimas y dolor,ante la presencia de la .ausencia.Palabras que salen como hilachas pero listas para tejer la trama más compacta que antes.

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