
Yo no sé, no. Pedro se acordaba que a principios de los 70 se tenía que sacar una foto para el carnet de Central, porque se iba a hacer socio. Tenía pocas fotos tipo carnet, una de las últimas era de cuando se sacó el abono del 102, para ir a la escuela, tendría 7 años. Y la otra para la cédula, pero esta última no le gustaba porque salió con una cara de mencho, de mencho rubio, serio. Muy mencho parecía.
Ese año la banda británica de heavy metal Black Sabath anunciaba la aparición de su nuevo álbum y Muhammad Ali anunciaba su retiro del boxeo. Monzón era campeón mundial y McCartney anunciaba que los Beatles no iban más, pero aún así sacaban su último disco Let It Be, Let it be.
Montoneros anunciaba que ajusticiaban al asesino de Aramburu.
La abuela äiti recobraba la sonrisa, la abuela de Pedro tan socia en algunas travesuras, sería porque ese año Central casi casi salía campeón.
Y el tío Mario también estaba sonriente. Ese año los tres disfrutamos a tres que llegaron desde Santa Fe para jugar con el nuestro. El Pato Colman, Correa y el Mencho Balbuena. Éste último tenía una cara de mencho, de mencho bueno. Hizo un sólo gol en todo el año y se lo hizo a ñubel.
Y también la sonrisa era porque parecía que nos asociábamos a la vuelta de algo importante, al regreso de algo que sería inminente un par de años después, en el 72, y muchos de la familia lo sabíamos o presentíamos. La dictadura hacía agua por ese entonces.
Ese año con Pedro casi nos hacemos socios de Náutico Avellaneda, por los carnavales que se ponían buenos, pero no pudo ser. Al otro año, Poli Román anunciaba una especie de convocatoria para hacerse socio de su cueva joven: La Cueva de Poli. Y estaba bueno asociarse a la alegría que proponía el flaco.
El 73 nos agarró a Pedro y a mí, y a tantos otros asociados a esa aventura, aventura hermosa de estar subidos a un colectivo que proponía un país para todos, un país lleno de alegría.
Hoy, capaz que la palabra asociarse se ha cambiado por suscribirse, entre otras, ¿no? Y con Pedro vemos que, si bien el asunto está fulero, porque lo dejaron fulero tantos años de coloniaje y los cuatro años de esta derecha brutal, el poder de asociarse nuevamente está vigente.
Uno repasa las fotos que uno tuvo, o tiene, con esa cara de mencho, con esa pinta, con esa foto colectiva, y si bien en estos momentos falta uno, el mejor de los nuestros, que es el Juane, con Pedro decimos que no está faltando, que está en cada uno de nosotros, en cada rostro de los nuestros para volver, para volver a esa lucha fantástica, a esa pelea día a día que él proponía.
Así que renovamos la convocatoria, como diría la voz del estadio, del nuestro, a socios y simpatizantes, para volver a estar en las calles, en las marchas, en los reclamos, con los que menos tienen, con la cara del Juane como bandera, con su sonrisa como bandera y su compromiso.
Porque lo necesitamos, lo necesitamos nosotros y lo necesita la patria, la patria chica y la patria grande.
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