Salvador Vellido, intendente del Parque Nacional Lanin, advirtió que los incendios en la Comarca esta vez afectaron bosque y viviendas, y son de “nueva generación, más virulentos, propios del cambio climático”. Y propuso: “Hay que trabajar en el ordenamiento territorial y planificación urbana”.

Hace pocos meses, las quemas en las islas del Litoral consumiendo flora y fauna, y el humo espeso sobre Rosario, que cada tanto vuelve. Al tiempo, hubo incendios en Córdoba, San Luis, provincia de Buenos Aires. Y las últimas semanas, llamas incandescentes, descontroladas y de grandes proporciones envolvieron la Comarca Andina: incendios voraces que tragaron miles y miles de hectáreas de bosque y vegetación, animales, emprendimientos rurales y productivos, objetos y herramientas, vehículos y unas 300 viviendas, con víctimas fatales, afectando a varias localidades unidas por la ruta 40, entre las provincias de Río Negro y Chubut.
Estamos frente a incendios denominados de nueva generación, de mayor virulencia, vinculados al calentamiento global, al cambio climático, y a períodos prolongados de sequía, observó Salvador Vellido, intendente del Parque Nacional Lanin (PNL), con base en San Martín de los Andes, Neuquén.

Vellido fue jefe de operaciones de coordinación de lucha contra incendios forestales en la Asociación de Parques Nacionales, área en la que trabajó durante quince años. La característica de este incendio en la Comarca es que fue de interfase, donde las casas se entremezclan con masa boscosa, que hace de combustible, diferenció de otros siniestros.

Vellido hizo hincapié en que faltan mecanismos de prevención, de planificación urbana y sistemas de intervención en el combate contra incendios. El experto en el tema señaló como debilidad la lenta o nula investigación de las causas de los incendios forestales. También opinó que los aviones hidrantes son una herramienta importante, pero por sí solos no resuelven la problemática. Además, consideró que los reclamos sociales y ambientales tienen que estar presentes al momento de analizar políticas y formas de proceder para atender la problemática.

-¿Cuál es el punto inicial para pensar y abordar estos incendios forestales cada vez más numerosos y graves, que se vienen repitiendo en distintas regiones geográficas del país?

-A nivel mundial hay incendios que se llaman de nueva generación, que tienen mayor intensidad y una dinámica propia, porque generan vientos y alcanzan temperaturas altísimas. Si bien siempre hubo incendios de relevancia o explosivos, los de nueva generación tienen mayor virulencia. Esto tiene que ver, en primer lugar, con el calentamiento global. Otro factor que explica este comportamiento extremo es la acumulación de masa boscosa, que hace de combustible. El tema central en este nuevo comportamiento de los incendios tiene que ver con los largos períodos de sequía. En nuestro país hemos tenido ejemplos durante el año pasado, como también en otras partes del planeta. En el sur de Estados Unidos, Australia, distintos países de Europa, hubo una nueva generación de incendios. Dicho así, no es más que un título, pero detrás del título está, por un lado, el daño que hacen, y por otro, la dificultad para intervenirlos y apagarlos. Esto hace que se requieran nuevas técnicas, tecnologías, recursos. En los incendios, una vez que se generan, la clave está en llegar rápidamente antes de que se propaguen y tomen dimensiones y temperaturas altas. En el caso del incendio en la Comarca, se iniciaron muy rápidamente porque el bosque, con la sequía, digamos, estaba listo para que prenda y explote. Por otro lado, aunque no es nuevo en la Argentina en términos conceptuales para los sistemas de incendio, es sabido el peligro que generan los incendios llamados de interfase, en los cuales el bosque y las casas están en un mismo ambiente. Esta catástrofe nos advierte de la problemática de los incendios de interfase, en un contexto de calentamiento global e incendios nueva generación. Para combatirlos hay técnicas de prevención y de planificación urbana, a fin de evitar implicancias materiales y humanas. Si se quema el bosque tiene una implicancia económica, socioambiental, cultural, y otra cosa es cuando se suman bienes materiales y vidas humanas. En Argentina no hemos avanzado en abordar la problemática de incendios de interfase con una debida intervención desde todos los niveles del Estado. Hay que trabajar en la lógica de prevención, ordenamiento territorial y la planificación urbana. Y, en el caso de que sucedan estos incendios, los sistemas de intervención deben ser lo más eficazmente posible, para poder apagarlos con celeridad.

-¿Qué recomendaciones hay que tener en cuenta para prevenir o adecuar la urbanización y acompañar el crecimiento demográfico entre montaña y bosque, teniendo en cuenta además que es una región turística?

-Construir casas en determinadas zonas o de determinadas maneras en el bosque, ver la distancia entre árboles y vivienda, las pendientes, el cableado eléctrico, es decir, una serie de elementos que serían parte de la planificación preventiva que evite o ayude a reducir el impacto de los incendios forestales, en este caso de interfase. Ojalá este drama de la Comarca sirva de cachetada para abordar el problema con más seriedad desde todos los niveles del Estado.

Foto: Télam

-Hubo acusaciones cruzadas de responsabilidades. Muchos señalaron la falta de recursos para intervenir en estos fenómenos y proceder con mayor eficacia. Otras voces, por ejemplo, señalaron particularmente la falta de aviones hidrantes para combatir incendios forestales. ¿Qué opina?

-En este tema hay que ser muy cuidadosos y responsables. A nuestro país le faltan recursos en esta materia, pero también en seguridad, educación, salud, etcétera. Eso es innegable. Los aviones hidrantes o helicópteros con baldes, son herramientas muy importantes y necesarias. Pero en estos incendios de interfase pesan otras cuestiones, como la organización de los brigadistas, el equipamiento, la ropa adecuada. Argentina tiene aviones hidrantes que en la Pampa Húmeda se utilizan para fumigar, son chicos en la lucha contra incendios forestales. Tienen la virtud que usan poca agua pero la desventaja es que no son los mejores para atacar incendios forestales, ya que la carga de agua se hace en tierra y en la eficacia de estos aviones tiene que ver la secuencia de tiro, es decir, cada cuánto un avión larga agua sobre los focos. En países más desarrollados tienen aviones más grandes, muy costosos por cierto, que cargan directamente en lagos o ríos. Pero también hay que decir que en países como Estados Unidos, Australia o España, con aviones hidrantes de gran porte, tienen serios problemas a la hora de resolver el apagado de incendios. Lo que quiero decir es que el avión hidrante por sí solo no es garantía de efectividad, tiene que haber un sistema completo preparado para estos acontecimientos. Nadie discute su importancia. Nuestro país tiene pocos, pero no es la única herramienta que se emplea para intervenir en estos incendios forestales.

-También, a veces, hay dilaciones en determinar las causas de los incendios, cosa que, a priori, facilitaría el diseño de mecanismos de prevención.

-Argentina está muy atrasada en lo que respecta a la investigación de las causas de los incendios. Nuestro país no tiene desarrollado un sistema, que debe ser gubernamental, para investigar los orígenes y las causas del incendio. Sin dudas que ayudaría a la prevención. Yo trabajo en el parque Lanin. Acá, por estadística y contra lo que socialmente se cree, los incendios no los provoca el turista, aunque hay que sostener las campañas de prevención para los visitantes. En lo que va del año tuvimos seis incendios, todos producidos por rayos, por tormentas eléctricas. Sabiendo esto, el sistema de prevención se adecua. En lo que respecta a la investigación de causas cuando tiene que ver con fuegos que originamos las personas, pueden ser por negligencia o por intencionalidad. En este último caso, hay que saber cuál es esa intención. Eso permite establecer criterios de prevención. En el parque Los Alerces (Esquel) este año hubo más de quince incendios intencionales, eso hace que el sistema tenga que adecuarse, con un monitoreo preventivo, con, por ejemplo, recorridos nocturnos. Los gobiernos tienen que tener peritos especializados, para que apenas vayan bomberos y brigadistas a combatir las llamas, detrás vaya un equipo de expertos para verificar los orígenes del incendio. La investigación es muy importante.

Foto: Télam

Peligro explosivo

En Norpatagonia, las llamas arrasaron. Fue una catástrofe socioambiental y económica. Paisajes cordilleranos, verdosos y azulados, se volvieron rojo fuego, y a las pocas horas , negro carbón. Primero, las condiciones meteorológicas jugaron en contra: calor y vientos huracanados. Después, las lluvias proveyeron algo de alivio. Testimonios desgarradores entre las cenizas. Pérdidas materiales, laborales, afectivas. Sin agua, sin energía eléctrica, sin pertenencias, sin recuerdos. Devastador para economías familiares, la actividad turística, la naturaleza. Solidaridad y acciones comunitarias, arriman el hombro el día después.

Los focos ígneos pusieron el foco en otras cuestiones que dan contexto a lo sucedido en la zona también conocida como Paralelo 42. Las responsabilidades por la tragedia cruzaron todos los niveles del Estado. Mucha desidia, abandono de infraestructura, falta de obras y especulación. Allí mismo, donde hay territorios en disputa y negocios inmobiliarios y madereros. Otra vez, grandes medios de comunicación nacionales y la estigmatización al pueblo mapuche. La crisis en la provincia de Chubut mantiene a una sociedad movilizada, que rechaza el ajuste y la contaminación del agua con proyectos de megaminería. Esta atmósfera caldeada se puso de relieve con el viaje del presidente Alberto Fernández a la zona para interiorizarse sobre la catástrofe y llevar asistencia, incidentes y show mediático incluidos. Entre todo esto y más, el fuego.

-Los incendios en la Comarca tienen un contexto social. Hay tierras en disputa, reclamos sindicales y fuertes reclamos contra proyectos rentísticos y el modelo extractivista de la megaminería. ¿Cómo juegan esas demandas genuinas que involucran a buena parte de la población de la zona al momento de pensar y abordar la problemática en el territorio vinculada a los incendios forestales?

-Sobre esto tengo una percepción más como ciudadano (responde Salvador Vellido). Y lo que se percibe es un mal humor social. La discusión en temas tan profundos, como por ejemplo la cuestión de la megaminería a cielo abierto, que se repite en otras regiones del país, involucra a un sector de la sociedad muy activo en el reclamo. Es un tema donde entran a jugar factores de poder. Cuando uno se pone a investigar causas de los incendios y encuentra que son humanas e intencionales, hay que empezar a barajar todas las hipótesis. Entiendo que los reclamos también deben incluirse en el análisis para abordar una problemática conjunta. Esa perspectiva tiene que estar presente al momento de buscar soluciones.

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