No fue otro 24 de marzo más. Bajo la lluvia se volvió a reclamar con fuerza por memoria, verdad y justicia, con el marco de los homenajes a Juane Basso, referente de Hijos e integrante de esta redacción, recientemente fallecido.
Es 24 de marzo de 2021. Lluvia y pandemia, dolor en el alma. Bajan las columnas de manifestantes hacia el Monumento, suenan los bombos, estallan petardos y bombas de estruendo bajo el manto del agua. Juane está presente en todas partes, entre sus compañeras y compañeras de militancia y periodismo, en la pintada de un mural, en una bandera, en una pantalla, en cada gota del cielo que resbala en los miles de rostros. Seguramente, estaría también empapado en el escenario, leyendo adhesiones, proclamas, coordinando los tiempos del acto, saludando a medio mundo. Su ausencia física contrasta con su presencia emotiva multiplicada entre las y los, también incansables, luchadores de siempre por los derechos humanos.
Cada 24 de marzo tiene su contexto particular. Este –a 45 años de aquel día que ya se transformó en un símbolo de lo más negro de la historia argentina–, para muchas y muchos será el primero sin “El Juane”. Y como para la ocasión, el miércoles se pintó de gris.
Pero una vez más, suena bien alto: es la memoria, es la verdad y es la justicia. El legado sigue firme y la comprobación de ello es la preponderante cantidad de jóvenes que se suman a una convocatoria por segunda vez acechada por el virus.
Mientras tanto, la tímida garúa se torna en lluvia justo antes de la hora de inicio del acto previsto para las 17. Hay pocos paraguas y muchas banderas que a pesar del agua flamean entre humos de colores. El escenario le da la espalda al río Paraná. Una gran pantalla proyecta imágenes de Madres, Abuelas y de Juane. La lluvia se hace más intensa y se apuran las lecturas. Nadie se mueve.
Antes, una vigilia el martes por la noche, en la plaza 25 de Mayo, también recordó a Juane, en medio de 700 pañuelos con nombres de desaparecidos y una gran bandera en forma de pañuelo sobre la que pusieron retazos bordados con los nombres de las Madres y mariposas que representan a sus hijos e hijas.
Por la mañana del 24, se realizó la tradicional plantación de árboles en el Bosque de la Memoria, en el parque Scalabrini Ortiz. Por otro lado, también hubo un homenaje por la tarde a las víctimas travestis trans de la dictadura.
Mientras llovía y se leía el documento final en el parque a la Bandera, unos técnicos en la explanada, dentro del Monumento, preparaban el sonido para un acto del trotskismo, que por su lado marchó y se juntó en el lugar más tarde.
Ya el año pasado, en pleno inicio de la cuarentena, la decisión de la mayoría de las organizaciones de no marchar, modificó la tradición de la movilización multitudinaria. Y ahora mismo, las noticias del mundo vuelven a hablar de nuevas cuarentenas en Europa, de récords de muertes en Brasil y en Chile por la segunda ola de coronavirus, y otras calamidades de la pandemia, entre ellas las escasez de vacunas.
“Frente a la pandemia que nos ataca, reivindicamos a los y las trabajadores de la salud, y a las mujeres y los hombres del pueblo que solidariamente pelean por resolver el alimento, el techo, el aislamiento, la atención de los casos positivos y la prevención”, destacó un fragmento del documento leído en el escenario principal, bajo la mirada atenta y mojada de lluvia y llanto de los que no bajan los brazos. De los que como Juane, no se rinden y multiplican, aún con su ausencia, el legado por la vida y por una patria con independencia económica, justicia social y soberanía política. El grito es estremecedor: “¡30 mil detenidos-desaparecidos presentes, ahora y siempre!, ¡Juane Basso, presente, ahora y siempre!”.
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