La pandemia analizada desde el pensamiento andino. El término aimara “pachacuti”, que significa cambio de sentido”, “vuelco” pero también “mundo al revés” o “mundo cabeza abajo”, para describir los tiempos que se viven.

“En el pensamiento andino, el concepto de Pachacuti es central”, señala Mario Vilca, especialista en los saberes de ese territorio, y resalta que “ese término antiguo tiene su raíz en «cuti», del aimara, que significa «cambio de sentido» o «vuelco» también, y tiene que ver con reformular los antiguos modos de habitar el mundo”.

Vilca es doctorado en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad de Jujuy, realizó estudios de posgrado en Barcelona y en la UBA y explica que el término pachacuti es entonces “un vuelco, un cambio de sentido opuesto, así como el cambio de la noche al día, de la salud a la enfermedad”, y concluye: “Con la pandemia del Covid19 estamos ante un Pachacuti”.

En el libro de Guaman Poma Nueva Crónica y Buen Gobierno (cronista peruano, 1534 – 1615), aparece el término pachacuti como “el mundo al revés” o “el mundo cabeza abajo”. Vilca señala que varios intelectuales indígenas, pero también intelectuales andinos del siglo XVI y XVII, consideran que las grandes enfermedades o pestes, como la que actualmente estamos atravesando, son como un pachacuti, porque hay una gran mortandad de gente y no solamente es algo individual, sino que es colectivo. Por lo tanto, en el mundo andino, esta peste es parte de un pachacuti”.

Por su parte, el licenciado Daniel González, director del Instituto Rodolfo Kusch de Tilcara, que dialogó con Vilca en un conversatorio organizado por Radio Universidad de Jujuy, indica que “en este voltearse del mundo, en este darse vuelta, en estas modificaciones, no sólo interviene la voluntad humana para el pensamiento andino, como para otros pensamientos creados y desarrollados por tantas culturas milenarias, el mundo no es un espacio inanimado del que los humanos puedan apropiarse y manipular sin consecuencia, es la casa común que habitamos”.

Vilca afirma que, desde las concepciones andinas y desde los movimientos indígenas, se concibe “un mundo animado” y que “la mirada moderna productivista objetivista lo ha reducido a un mero objeto, de tal manera que al mundo lo hemos desanimado y se trata de volver a animarlo”.

La casa común

“Recoger la noción de casa común es muy importante. Entre los aimaras es «uta», como casa en común, que es también el modo de vivir de lo humano”, enseña Vilca. “Santacruz Pachakuti (allá por el siglo XVI-XVII) dibuja el cosmos como una casa con un techo a dos aguas y esa casa es la que a nosotros nos hospeda, por eso los rituales de agosto cuando se da de comer a la tierra se llama corpachar que significa hospedar. Nos hospeda y nos cría porque nos dona el alimento, que también tenemos que obtener trabajando, y también en esa relación de hospedaje y de crianza mutua se da la ética de la reciprocidad que el ser humano tiene que tener para con aquello que lo hospeda”, resalta Vilca.

“Los modos de diálogos con el mundo, con esta casa común, no solamente están en el nivel del lenguaje articulado, de la espiritualidad, sino también a través de otros modos de sentidos con los que nos relacionamos con los seres del mundo”, sostiene.

Vilca aseveró que “las ideas sobre el mundo andino que tenemos están mayormente recogida por los colonistas del siglo XVI-XVII y también por algunos intelectuales indígenas como Santa Cruz Pachakuti, como Guamán Poma de Ayala, los Manuscrito de Huarochirí por ejemplo y entonces allí encontramos antiguas sabidurías y que consideramos que son sabidurías del futuro. Por supuesto creo que uno de esos valores o de esas perspectivas es que no hay otros mundos. El mundo en el que se da la vida humana es este mundo que ha sido desanimado, que lo hemos desanimado y que necesitamos relacionarnos de otra manera. Hay que cambiar la mirada, aprender y escuchar al mundo no solamente con la racionalidad de cálculo, la razón de cálculo. Es decir, pensar y escuchar con los sentidos, con la corporalidad, con el afectos con el corazón”.

El buen vivir

“Se trata, a mi juicio, de considerar ya al ser humano, como lo ilustraba Guamán Poma, como el caminante del mundo. Es decir, en Guamán Poma, el caminante del pacha es el ser humano que va caminando el mundo presente, también el mundo de la memoria, el mundo de los ancestros y el mundo del futuro también. El ser humano, a su muerte continúa caminando otros mundos, estando, como decía Rodolfo Kusch, con «el cuidado mutuo de esos seres a quienes tiene que criar y también es parte de su crianza». Y hay un término que hoy es muy conocido que es la ética del buen vivir o del vivir bien pero que podemos reformularlo como convivir bien con los otros seres del mundo en una especie de cuidado mutuo”, resalta Vilca.

“La actual crisis pandémica tiene que ver con una crítica del mundo hacia los sistemas productivos actuales depredadores, podríamos decir de la pacha al humano en forma de un virus, por ejemplo”, dice Vilca.

Desde otro territorio, la periodista y activista social mexicana, Lydia Cacho, advierte: “No quisiera que volviéramos a la normalidad: la normalidad es brutal, está llena de corrupción, violencia y desigualdad. Somos un mundo profundamente egoísta”.

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