Tal como expone la descripción del video, Algo acá es la última canción que adelantará La Pregunta Última. El primer LP de Maia Basso promete estar disponible en su totalidad en el mes de mayo de 2021.
Tiempo atrás nos había adelantado Todo Mal y Dioses dos temas que -cuenta Maia- “salieron en formato audiovisual grabado en sesiones en vivo con Performance lumínica junto a Mauro Barreca”.
Algo acá comienza con un zumbido, una voz, teclado y baterías digitales. Una especie de muñeca sin cara se mueve en un ambiente de aspecto antiguo y burocrático.
Es una canción que tiene unos años y la terminó de componer cuando estaba grabando el disco. “La letra la escribí en los días posteriores a que el macrismo ganara las elecciones presidenciales de 2015 y fue como un mantra, para entender que como humanidad podemos equivocarnos miles de veces y repetir la historia en sus facetas más nefastas pero, aún así, construir un camino hacia adelante” nos confía.
Maia canta “Algo acá me hace ruido. Algo acá me huele mal. Es la historia repetida una y una y otra vez” y si bien no se puede registrar el aroma, ese ruido y repetición se presenta con una estética muy trabajada que se apuntala principalmente en el vestuario y actuación de Salomé Arese, la performer que encarna al único personaje que aparece en el video y la escenografía que constituye la Biblioteca Argentina.
El video continúa en la misma dirección que sus anteriores trabajos audiovisuales, como los videos de Mamá Angustia y Cajita de Música, canciones del EP Bebe tu Mal.
“Yo soy realizadora y me es inevitable pensar mi música de forma visual en ese sentido y así como el disco encontró su hilo conductor o su concepto, también con esta serie de videos la idea es sostener ese mundo, con su propio imaginario poético, de la mano de un personaje sin rostro que es habitado por múltiples personalidades según la historia que cuenta el video”.
La elección de la biblioteca como escenario para éste video “tiene que ver con lo que simbolizan los libros y esos lugares que guardan un tipo de saber y a los cuales accedemos para aprender, pero que al mismo tiempo a veces parecen templos con dejos de cementerio” plantea Maia.
La artista se expone desde una actualidad de precarización reforzada. “una pandemia que se extiende, la imposibilidad de tocar en vivo, la incertidumbre que nos atraviesa. Sumado a las obsoletas plataformas de difusión entorno a las redes sociales y las plataformas de streaming, unas y otras obligando a artistas a venderse como un producto de belleza y a pagar para mostrar éxito para así atraer más supuesto éxito en forma de reproducciones de YouTube y Spotify y seguidores de Instagram, y al final de esa línea una ausencia total del verdadero sentido, de la música a fin de cuentas. Eso agota un poco a la hora de producir y gestionarse desde lugares humildes y artesanales”. Ese aturdimiento de su estar actual atraviesa coincidentemente la canción que viene a proponernos.
Respecto del disco que ya está pronto a publicarse Maia cuenta que incluye “canciones que casi ni toqué y otras que vengo tocando hace 3 años más o menos”.
La pregunta última alude a “el manto existencial que cubre el disco y las canciones dentro de él, creo que eso se entiende al escucharlo, es el lugar desde donde la mayoría de las veces hago la música” nos cuenta la compositora.
Para la grabación de la música Maia contó con la ayuda de Gabriel Schubert, con quien ya produjo el disco en homenaje a María Elena Walsh María, publicado a principios de febrero y del que pueden saber más aquí.
La canción también está disponible en las plataformas bandcamp, Spotify, Tidal y Deezer.
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