En contexto de crisis, empresas comerciales, como alimenticias y supermercados líderes, multiplicaron ganancias, al capturar, vía aumento de precios, subas salariales y subsidios estatales.

El gobierno de Alberto Fernández inyecta recursos para atender urgencias, tanto sanitaria como alimentaria, al tiempo que brinda asistencia para empresas y trabajadorxs, siempre insuficiente frente a la profundidad de la crisis. El incremento de las partidas por fuera del Presupuesto busca amortiguar el impacto de la segunda ola de coronavirus en la estructura productiva y en los niveles y condiciones de empleo, mientras se registra una recuperación económica tenue y dispar, que no se refleja en una mayor equidad en la distribución de la riqueza. Esto se da en medio de un escenario pandémico, que arrastra la herencia macrista de una economía en caída libre, con recorte salarial, inflación récord y un veloz proceso de desindustrialización.

¿Alcanzan la inversión pública, los refuerzos en el gasto Covid, las transferencias estatales (Repro II, ampliación de la Tarjeta Alimentar, entre otras), bonos extraordinarios, recomposiciones paritarias en el sector privado o la evolución en cinco cuotas del salario mínimo? No, menos aún ante la glotonería de una parte concentrada y privilegiada del empresariado que, vía incremento de precios, se apura a recomponer márgenes de ganancias y absorbe aumentos salariales y subsidios que por diferentes canales asigna el Estado para sobrellevar el drama sanitario y socioeconómico, mientras se disponen nuevas restricciones y sigue en marcha el plan de vacunación.

Así, los ingresos y salarios reales, en su mayoría, van por detrás de la inflación, que promedia el 40 por ciento anual, el consumo popular no reacciona y fin de mes se hace cada vez más pesado. Sectores relevantes de la población pujan por otro Ingreso Familiar de Emergencia, el IFE, ya que quedan al margen de varias medidas oficiales que apuntan hacia la economía formal. Se desdibuja el equilibrio entre precios y salarios, cae la demanda, pero no todos pierden con la peste.

Compañías líderes del sector comercial, como grandes supermercados, con capacidad (también permisión estatal) para formar precios, sobre todo en el rubro alimenticio y otros productos de primera necesidad, firmas del complejo agroindustrial, beneficiadas por cotizaciones internacionales que vuelan, o plataformas electrónicas, multiplicaron ventas y ganancias desde que estalló la pandemia.

“Dentro de los actores que lograron beneficiarse en este contexto de crisis se encuentran los responsables del hambre en la Argentina que, a partir de su capacidad para fijar precios, lograron traducir el excedente en ganancias millonarias”, se refirió en un informe del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP). “Esta tendencia hacia la concentración, ampliación y captura del excedente verificada en el 2020 se profundizó en el primer trimestre de 2021”, se advirtió en el reporte.

“La capacidad del poder económico para incidir sobre los precios y capturar los subsidios a la producción puestos en marcha en el marco de la emergencia profundizaron la desigualdad en el reparto de los ingresos de la economía. Esto desarticuló el objetivo principal de la política económica: aumento del poder adquisitivo y ampliación del mercado interno”, se evaluó en la publicación del instituto que dirige el economista y director del Banco Nación, Claudio Lozano.

Y los ganadores son…

Son un poquito más que “cuatro o cinco vivos”, como advirtió la vicepresidenta Cristina Fernández, los ganadores en este año y tres meses de pandemia. Al cotejar el primer trimestre de 2021 con igual período del año pasado, según el IPyPP, el empresariado más concentrado capturó un excedente del 2,8 por ciento, por la baja en términos reales de salarios y de subsidios a la carga impositiva. Teniendo en cuenta la inflación anual, las ganancias empresariales se incrementaron un 3,7 por ciento real. La otra cara de la mayor concentración de empresas verificada durante 2020, fue el cierre de casi 23 mil pymes en todo el país. 

Las empresas que más excedente capturaron (licuando ingresos y salarios) fueron las vinculadas a las grandes comercializadoras (1,92 por ciento), al agronegocio (1,24); las que se dedican a actividades inmobiliarias (0,78) y a la renta financiera (0,52).

Entre las firmas que más dividendos obtuvo está Cresud, una compañía argentina con ramificaciones en la región dedicada a producir granos, caña de azúcar y carne, que aumentó su ganancia bruta interanual un 145 por ciento. El grupo Los Grobo, otro actor relevante del sector agropecuario, que hace poco mudó domicilio fiscal a Uruguay, ganó 136,6 por ciento en plena pandemia, y le siguieron en el ranking las empresas alimenticias Morixe (110,1 por ciento), Molinos Río de la Plata (96,1), Arcor (35,6), Mastellone (32,7) y Ledesma (24,6 por ciento).

En el sector comercio, siempre de acuerdo al relevamiento del IPyPP, la plataforma digital Mercado Libre fue líder en ventas y ganancias al comparar el primer trimestre del 2020 con los primeros tres meses del año en curso, donde irrumpió la segunda ola de contagios por covid: la empresa de Marcos Galperín, también radicado en Uruguay, CEO que se mueve codo a codo con el ex presidente Mauricio Macri, incrementó ventas en un 222 por ciento y ganancias en casi 390 por ciento.

En tanto, Carsa (Musimundo), tuvo casi 66 por ciento más de ganancia en la arrancada de este año; Cencosud Argentina (supermercados Jumbo, VEA, Disco, Easy y Blaisten), 51 por ciento más; e Importadora y Exportadora de la Patagonia (supermercados La Anónima), expandió ganancias en un 30 por ciento.

Tras repasar los números de las principales compañías enriquecidas en pandemia, en el informe, se consideró: “Mientras la pobreza no baja del 45 por ciento y la indigencia (el hambre) supera el 10 por ciento de la población, las ventas y ganancias de estos grupos empresarios duplican prácticamente en promedio la tasa de inflación”.

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