El gobierno presentó nuevo esquema de exportaciones de carne, con reapertura limitada al 50%, en busca de ampliar stock vacuno y oferta de cortes a precios accesibles para el consumo interno.
“Nuestra postura es que se permita el libre comercio para que podamos asegurar una mayor producción de carne para los argentinos y para generar divisas. No es lógico que se nos corte la posibilidad de exportar”. El textual es de Nicolás Pino, productor agropecuario, comercializador de carne vacuna, un “apasionado por las vacas” según confiesa y desde el pasado 2 de junio presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), una de las cuatro entidades de la Mesa de Enlace.
En pocas palabras, desde la SRA resumieron la postura de rechazo de un sector del mundo agropecuario, que siempre mira con malos ojos cuando el Estado resuelve medidas excepcionales de intervención a fin de regular y/o controlar el mercado, en este caso administrando el comercio exterior.
Fue días antes de que el gobierno nacional comunicara la reapertura parcial de las exportaciones de carne después de estar suspendidas por treinta días, anuncio que incluyó una ampliación de oferta de cortes a precios cuidados para góndolas nacionales y se proyectó avanzar en un plan ganadero que incentive y potencie la producción.
El precio de la carne vacuna trepó al doble del promedio de las subas de los alimentos de la canasta básica. “En lo que va del año, los aumentos en los cortes de carne van del 27 al 50 por ciento. En todos los casos superan a la inflación acumulada de 21 por ciento”, se indicó en un informe del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (Ceso).
“Luego del cierre de las exportaciones, los supermercados de capital extranjero continuaron aplicando aumentos de precios mientras que en supermercados nacionales no hubo nuevos aumentos”, refirió el reporte del Ceso.
“A contramano de las malas noticias en el mercado interno, el frente exportador tuvo recientemente sus mejores años. De las 313 mil toneladas exportadas en 2017 se pasó a 903 mil en 2020 (+590 mil), y en lo que va de 2021 la exportación de carne vacuna creció otro 13 por ciento”, se lee el documento del centro de estudios que dirige el economista y docente universitario Andrés Asiain.
“En el mismo período –continúa el informe–, la producción aumentó 324 mil toneladas, de manera que el incremento en las exportaciones se explica en un 55 por ciento gracias al aumento de la producción y en un 45 gracias a la caída en el consumo interno. Esta consideración es relevante para descartar la idea de que se exporta carne que en Argentina no se consume. Evidentemente, si se pudo exportar más fue también porque se consumió menos”.
Desde el Ceso consideraron que “si no hay cambios en las retenciones para diferenciar el precio local, los precios internacionales se meten de lleno en la cadena de todas las carnes, que tienen a los granos como el principal insumo”.
Con la intervención en el mercado cárnico, el gobierno busca “volcar una mayor oferta al consumo interno en el muy corto plazo para incidir en los precios finales, en la medida que no sea impedido por algunos actores del sector interrumpiendo la comercialización. Pero también existen otros aspectos clave en la formación del costo que todavía falta encarar”, se analizó en el informe sobre la evolución de los precios de la carne vacuna.
El gobierno nacional levantó la barrera para la mitad de los volúmenes vendidos afuera durante 2020, medida que regirá hasta el próximo 31 de agosto, y prohibió hasta fin de año embarques de reses enteras y medias reses, cuartos delanteros y traseros con hueso y siete cortes bovinos de consumo popular, entre ellos el asado.
El oficialismo también amplió el programa de entrega de carne a precios más baratos para comercializar en grandes supermercados, y convocó a los diferentes actores de la cadena a trabajar en un plan ganadero a fin de elevar la producción cárnica en el mediano y largo plazo de las actuales poco más de tres millones de toneladas a cinco millones por año.
Del otro lado del mostrador hablan de “cepo a la carne”. Desde la Mesa de Enlace criticaron la medida y pidieron apertura total, alertaron que el nuevo esquema afectará al productor que cría y engorda hacienda y que los precios de la carne al consumidor no bajarán. “Cuando estuvo todo liberado tampoco funcionó”, les recordó el presidente Fernández a empresarios del sector.
La Mesa de Enlace de Santa Fe y la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) hicieron notar su enojo y se declararon en estado de “alerta y movilización”. Productores “autoconvocados”, ultra opositores, llamaron a una marcha a San Nicolás para el 9 de julio.
Por el lado de los trabajadores de los frigoríficos nucleados en la Federación de la Carne dijeron estar de acuerdo con la apertura condicionada a las exportaciones de carne vacuna que decidió el gobierno aunque “no a costa de despidos”.
Los refuerzos en ingresos familiares, en jubilaciones o bonos que otorga el Estado o los acuerdos salariales tienden a escurrirse por la remarcación incesante de precios, entre ellos el de la carne, donde se imponen hábitos monopólicos.
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