Entre pandemia y vacunas, preocupa la crítica realidad social. Salarios, precios, empleo, actividad, dólar y FMI, ejes de una campaña electoral dominada por el debate económico.

El plan de vacunación anticovid, la gestión estatal sanitaria y económica y el rol opositor frente a la pandemia, más la economía de bolsillo (salarios, inflación, empleo), en un contexto de crisis y emergencias, parecen circunscribir la particular campaña que ya comenzó. El Frente de Todos, que gobernó casi a la par del estallido de la pandemia, busca revalidar en las urnas cimentado en “la unidad”, aunque en medio de un clima electoral frío, con preocupaciones diarias más a ras del suelo.

La flaca y desigual recuperación de la actividad económica durante la primera mitad del año, entre la segunda ola y sus consecuencias trágicas, se fusiona con pérdida del salario real, caída del consumo, retracción del mercado interno y una distribución regresiva del ingreso. 

Desde organizaciones sociales, incluso las que acompañan al oficialismo, cuestionan que el salario mínimo vital y móvil (poco menos de 30 mil pesos) esté por debajo del umbral de la pobreza. En rigor, dos salarios mínimos no llegan a cubrir la canasta básica familiar estimada arriba de los 65 mil pesos para una familia tipo con casa propia, la que determina la línea de pobreza e indigencia medida por ingresos. 

En el acto de presentación de listas y candidatos del FdT para la compulsa en ciudad y provincia de Buenos Aires, lanzamiento nacional del oficialismo en el principal distrito electoral del país y desde una fábrica, Cristina Fernández de Kirchner pidió que en esta campaña rumbo a los comicios legislativos postergados para septiembre y noviembre, en “un momento especial e inédito para el país”, se discuta con seriedad y sin marketing sobre el proyecto político y económico de la Argentina pospandemia.  

Si bien la vicepresidenta puso el foco en la pulseada con el Fondo  Monetario Internacional por la deuda externa que dejó el macrismo y sus derivaciones en la vida cotidiana mediante las típicas recetas de ajuste, también invitó a debatir grandes temas económicos como producción y salarios. El convite de Cristina está en sintonía con el llamado que hizo en un mitin anterior, en la ciudad de La Plata, donde pidió “alinear salarios, precios y tarifas” y exhortó a que el crecimiento económico tras la pandemia no se lo apropien “tres o cuatro vivos”. 

Claves

Para Lavih Abraham, economista del Mirador de Actualidad del Trabajo y la Economía (Mate), “Cristina busca contraponer el modelo productivo del kirchnerismo al modelo del macrismo. Suena más a una discusión de  campaña presidencial y no de medio término, pero Cristina puso la cuestión económica en agenda. Incluso hay una impronta propia de lo que se podría denominar albertismo, con énfasis en la producción mirando el mercado mundial y en tratar de aumentar exportaciones industriales. Por lo tanto hay que debatir qué sectores económicos se van a privilegiar en el futuro”, consideró al ser consultado por El Eslabón.

En su análisis de perspectivas, el economista del grupo rosarino Mate sostuvo: “Un tema clave es cómo se va a contener la inflación, cuáles van a ser las medidas o las formas con las que el gobierno va a tratar de moderar la suba de precios. Hubo una inflación muy fuerte en la primera mitad del año, más que nada por la suba internacional de commodities, como granos, y esto pegó en toda la cadena de producción y tiró para arriba los precios de los alimentos”.

En este contexto electoral, Lavih Abraham observó la necesidad de recomponer salarios: “Otra discusión clave es si se van a reabrir todas las paritarias. El gobierno quiere salarios por encima de los precios, entonces sería importante que se discuta cómo se va a sostener el poder adquisitivo. Qué tipo de acuerdos se pueden dar entre trabajadores y empresarios para transitar un sendero de desinflación. No una baja total como en los años 90, si no cuál será el camino a recorrer para pasar de una inflación anual de alrededor del 45 por ciento, a una inflación más razonable del 20 o quizá, más adelante, del 10 por ciento”.

“Otro gran tema”, según el economista de Mate, es la actividad y la producción. “Cómo será la recuperación de acá al final de la campaña, sobre todo después de la crisis generada por la pandemia y las medidas de prevención, que obviamente es mundial y en Argentina se suma a los dos últimos años del macrismo de caída de la economía, donde se perdió empleo industrial”, se preguntó Abraham y acotó: “Desde Mate vemos una recuperación muy heterogénea. Entonces es clave discutir cómo se llega a noviembre con más actividad y más empleo”.

También advirtió que el manejo del dólar está en campaña. “Se verá si se descontrola o si el gobierno logra manejar el dólar paralelo y todas las operaciones asociadas. Se va a intentar operar con el valor del dólar ilegal y pondrá a prueba al gobierno en conseguir que esas especulaciones no afecten expectativas de inflación futura, es decir, que un mal momento cambiario no se traslade a precios, inversión y actividad”.     

“Se eligen senadores y diputados de la Nación”, dijo. “Por lo tanto los candidatos y candidatas deberían plantear qué tipo de leyes van a discutir en el Congreso. Desde el punto de vista económico, el año pasado se discutió el régimen de impuesto a las Ganancias, monotributo, también el aporte solidario. ¿Este impuesto a la riqueza se va a volver a discutir o quedará como impuesto anual o cosa extraordinaria?”, examinó.

En igual dirección, el economista de Mate opinó: “Me parecería bien que entre en agenda si las ayudas económicas que dio el Estado van a quedar establecidas como derechos o serán algo sólo por la pandemia, incluyendo el debate por salario y jubilación universal”.

Herencia y reactivación

En el último informe del Centro de Estudios Económicos y Sociales (Ceso) se analizó: “El gobierno entra a una campaña electoral que puede arrojar un balance atípico. Si sólo se evaluara la situación económica, el resultado tendría que ser negativo para el gobierno. Eso alienta a consultoras y partidos del establishment a emparentar la actual gestión con la del gobierno de Macri. Pero el resultado puede ser muy distinto al que pretende la derecha opositora si en la evaluación económica, antes de votar, se considera quién es el responsable de la crisis”.

El reporte del Ceso sobre economía argentina continuó: “En 2019 no había dudas de que se debía a un enorme descalabro económico generado por el propio gobierno (Cambiemos) en su política de endeudamiento externo y especulación financiera. Hoy en día, se puede juzgar mejor o peor la administración de la pandemia pero, sin dudas, el gobierno (del FdT) no es su responsable directo. Por lo tanto, la clave está en no dejar dudas sobre los esfuerzos realizados desde la política económica para cambiar la tendencia en el nivel de actividad, empleo e ingresos”.

Con respecto al problema de la inflación, que se repite en distintas partes del mundo, desde la perspectiva del Ceso el “punto de equilibrio de la economía argentina no se puede dar en el marco de los precios relativos actuales”. Así, “el nivel salarial actual impide cualquier mejora sustantiva en las condiciones de vida de las mayorías populares, que debe ser el objetivo central de la política económica. Para garantizar el acceso a los alimentos básicos en enormes sectores de la población, hoy no hay otra alternativa que las transferencias realizadas por el Estado”.

“En un sentido económico”, advierten desde el Ceso, “la tan ansiada creación de puestos de trabajo no va a ser la respuesta inmediata apenas comience la reactivación y por eso debe sostenerse el proceso desde la política fiscal hasta que todos los sectores comiencen a recuperarse. El posible techo a la recuperación lo ponen los salarios actuales y las políticas de ajuste que sigue pregonando la oposición e intentarán imponer a través del FMI”.

El informe panorámico del Ceso planteó: “El proceso de recuperación económica tras la caída más fuerte de la actividad que se vio en décadas tiene dos características fundamentales: es todavía incipiente y muy heterogéneo. Es incipiente porque todavía está sujeto a la evolución de la pandemia. Los indicadores reflejan el impacto que tuvo la segunda ola en los meses de abril y mayo. Y, aunque algunos indicadores de actividad son auspiciosos, no alcanza a verse la mejora en todas la variables económicas”, se reconoció.

“La mayor actividad –siguió el informe– todavía no se traduce de forma contundente en la creación de empleo registrado privado o en la ampliación de la capacidad productiva. También es heterogéneo porque la intensidad de la recuperación depende del sector de actividad y del segmento de ingresos donde se ubique la actividad productiva”.

Finalmente, desde el Ceso juzgaron como “una buena señal que se haya pospuesto el acuerdo con el Fondo para después de las elecciones”. Como síntesis, se consideró que “la oposición tiene un claro problema para capitalizar la mala situación económica”. Y concluyó: “Para un espacio político que pulverizó el poder adquisitivo de los ingresos de las mayorías se hace muy difícil convertirse en alternativa económica tentadora mientras todavía perduran los desastrosos efectos económicos de su gestión”.

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