EEUU y sus aliados de la UE, la ONU y la OTAN consumaron un nuevo crimen de lesa humanidad que duró 20 años y quedará impune. Es el resultado directo del pacto (la rendición incondicional) que firmó Trump (y ejecutó Biden) ante los talibanes el 29 de febrero de 2020.

“Que Alá nos proteja porque todas las superpotencias mundanas vinieron, nos mataron, fracasaron y nos dejaron en la estacada. Nadie se preocupa por nosotros”, dice entre llantos una niña afgana en declaraciones al sitio de noticias estadounidense The Daily Beast.

Por su parte, Khadija Amin, presentadora de televisión de ese país, insiste con un concepto clave para entender lo que sucede en Afganistán: traición. “Todos nos traicionaron. Todo el mundo nos traicionó, nuestros líderes, nuestros soldados. Lo perdimos todo”, señaló.

Maya Hess, encargada de Red T, una organización que protege a traductores e intérpretes en zonas de conflicto, en diálogo con el sitio estadounidense The Daily Beast, da testimonio del cinismo criminal de los ocupantes, que entregan a la muerte a las afganas y afganos que confiaron en ellos y trabajaron para ellos. “¿Están diciendo que hay intérpretes que han optado por quedarse? En mis más de 10 años abogando por este tema, todavía tengo que encontrarme con un intérprete afgano que quiera permanecer en su país”, afirmó Hess. “Los riesgos han sido bien documentados a lo largo de los años y van desde el secuestro hasta la tortura y el asesinato. Hemos estado tratando que EEUU actúe sobre esto durante muchos, muchos años, y personalmente estoy muy frustrada y con el corazón roto; aquí vienen todos estos gritos de ayuda. Algunos de ellos simplemente dicen «ayuda, ayuda, ayuda, ayuda, ayuda».

Afganistán es conocida como la “la tumba de los imperios”. “Aquí los imperios vienen a morir”, dicen sus habitantes. Pero los imperios siempre dejan el territorio ocupado en ruinas, saquean sus recursos naturales, masacran a la población civil y luego se van, vencidos o por propia voluntad estratégica. Afganistán fue la tumba de los invasores y ahora es el infierno de las afganas y los afganos, sumidos en la desesperación, la violencia y la pobreza.

Afganistán es uno de los países más pobre del mundo. Su expectativa de vida es 53,25 años. De un total de 37 millones de habitantes, el 73 por ciento (el porcentaje varía, según de qué fuente se tome) está por debajo del límite de pobreza y más de 20 millones (desde mucho antes de la retirada de EEUU) está padeciendo una grave crisis humanitaria. La ONU prometió ayuda, pero hasta ahora desembolsó apenas el 30 por ciento de los fondos anunciados. La invasión asesinó a 200 mil afganas y afganos. Unos 3 mil invasores de EEUU y sus aliados perdieron la vida.

La huida y el pacto entre terroristas

“EEUU firma un acuerdo con los talibanes para sacar a sus tropas de Afganistán antes de 14 meses”, tituló el diario español El País el 29 de febrero de 2020. 

“El pacto intenta lanzar un proceso de reconciliación interno que conduzca a la paz después de cuatro décadas de conflicto”, señala junto a la foto del embajador estadounidense en Afganistán, Zalmay Khalilzad, y el líder talibán, Abdul Salam Zaeef, tras la rúbrica. “EEUU y los talibanes, la guerrilla a la que la superpotencia ha combatido durante 19 años, han firmado un acuerdo para la total retirada de las tropas extranjeras de Afganistán antes de 14 meses”, explica el diario acerca del pacto cuya letra chica se va a ir viendo con el tiempo.

La rendición de EEUU y la entrega de Afganistán a los talibanes es un acuerdo entre terroristas: el terrorismo de EEUU y el de los talibanes, que fueron creados, entrenados y financiados por EEUU en 1979 para que luchen contra los soviéticos, que habían invadido Afganistán. Esta sociedad recuerda y confirma, una vez más, las palabras de Noam Chomsky: “Las guerras impulsadas por Washington son los mayores ataques terroristas en la historia de la humanidad”.

Se cierra un círculo: los que fueron amigos y luego enemigos vuelven a ser amigos. EEUU se retiró humillado y les concedió todo a los talibanes. Con el tiempo se verá si a cambio de nada, de algo, de poco, y si se trata de una asociación con futuro. Hay mucho para repartir y el pacto implica una jugada yanqui contra sus principales enemigos. Afganistán tiene 5.987 kilómetros de porosas fronteras con China, Irán, Pakistán, Tajikistán, Turkmenistán y Uzbekistán. Por eso, ni Rusia ni China se mostraron dispuestos a creer en la conversión de los talibanes en demócratas pacifistas y defensores de los derechos humanos (la gran falsedad que intentan imponer los medios al servicio de los poderes fácticos). En este punto la historia se repite: los talibanes como fuerza de choque contra los enemigos de EEUU en una región fundamental desde el punto de vista geoestratégico.

En principio, los vencedores de la guerra exigieron, y consiguieron, la amnistía para más de 7 mil talibanes presos. Por ejemplo, el mulá Abdul Ghani Baradar Akhund, cofundador y número dos de los talibanes, fue liberado de su cárcel en Pakistán y este martes 17 de agosto se produjo su regreso triunfal a Afganistán. Para el momento de la intervención de EEUU y el derrocamiento del liderazgo talibán en 2001, Baradar era el viceministro de Defensa. En 2010 la CIA lo localizó en Karachi y en febrero de ese año logró que los servicios de inteligencia de Pakistán lo detuvieran. Pero la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca cambiaría el destino del mulá Baradar.

La otra gran pregunta tiene que ver con los recursos naturales. En principio, la heroína. Ninguna otra droga se concentra de tal manera en un sólo país. Según un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en 2017 Afganistán exportaba el 84 por ciento de la heroína. Y muchas de las plantaciones de amapolas adornan los alrededores de las ahora abandonadas bases de EEUU.

Además, Afganistán es uno de los centros mineros más importantes a nivel mundial. Hay petróleo y gas natural al norte del país. Se calcula que las reservas petroleras tendrían un valor de más de dos billones de euros. Cuenta además con cromo, cobre, oro, hierro, zinc, plomo, mármol y piedras preciosas, entre otros, cuyo valor supera los 800 mil millones de euros. Posee asimismo los minerales más buscados para el desarrollo de la tecnología actual: cobalto y litio.

El pacto desapareció

Estas cuestiones no figuran ni siquiera en la letra chica del pacto entre EEUU y los talibanes. De hecho, hasta intentaron ocultar la letra grande. Según una investigación del diario británico The Independent, el partido republicano retiró de su página web toda la información sobre el acuerdo, al que en su momento denominaron “histórico acuerdo de paz”.

“Republicanos eliminan página web que celebra el acuerdo de Trump con los talibanes” titula el diario británico. 

“Una página web en el sitio del Comité Nacional Republicano (CNR) que detalla el trabajo del ex presidente Donald Trump en temas relacionados con el terrorismo y el Medio Oriente desapareció durante el fin de semana cuando los militantes talibanes tomaron el control de Kabul y derrocaron al gobierno de Afganistán”, señala la nota publicada el 17 de agosto.

“La página, que arrojó un error 404 a partir del lunes pero que aún se podía ver en sitios de archivos, trataba una serie de cuestiones, incluidas las negociaciones de la administración Trump con los talibanes, así como la normalización de las relaciones entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos”, asegura el texto firmado por John Bowden.

“Los funcionarios del CNR no respondieron a una solicitud de comentarios por correo electrónico sobre la eliminación”, indica la nota.

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