Los disparates, insultos y trivialidades que caracterizan la hueca campaña de la oposición dejaron un resquicio para un tema sorprendente: la deuda externa. Mauricio Macri y María Eugenia Vidal aseveraron haber emitido menos deuda que las gestiones de Cristina Fernández de Kirchner y de Alberto Fernández, y de Axel Kicillof en el distrito bonaerense. La mentira directa fue objetada por propios aunque también por extraños que no se atrevieron a suscribir semejante cosa. (Al final ¡Ah! Sobre la deuda). Pero el conjunto del andar visible de Juntos por la Ruina merece otras reflexiones.

Viste, viste

Realizadores y protagonistas de la pre elección saben a qué público se dirigen. Su base dura no requiere explicaciones fundadas sino vituperios contra cualquier variante del peronismo. Carece de interés para esa zona que todo lo dicho a través de los medios afines resulte inexacto o lisa y llanamente inverso a la realidad: basta con que se deslicen las caracterizaciones de populistas dilapidadores, ladrones, sostén de vagos, improductivos y hasta “malos” (¡¡??¡¡) para que brinde su adhesión. ¿Viste? ¿Viste? Les cantaron las cuarenta a esos delincuentes dicen vecinas y vecinos porteños y cordobeses –entre otros- que ni saben de qué se habla pero sí de qué se trata.

Esa matriz tiene lejana raigambre mitrista y, más lejos, hasta rivadaviana. Derivó en agrupaciones familiares de mediano volumen económico que configuraron regiones sociales prestas a escandalizarse ante la locura del Peludo, la liviandad moral del Tirano, los robos del Bizco y la Yegua, y los variados “delitos” de quienes participaron en semejantes aluviones. Hoy, el vacunatorio vip, Dylan, Pacchi, Florencia Peña, Fabiola, recaen sobre Alberto Fernández con el peso de una historia que el presidente creyó posible manejar e incluso interceptar. Se trata de una faja minoritaria pero con altavoz que finge ser mayoría y encarnar exigencias éticas colectivas.

El problema es que desde los años 30 hasta la actualidad el deterioro de la capa intelectual que brindó letra a esa banda de palurdos es muy visible, muy Valenzuela. La tarea del grupo de notables que encabezan Beatriz Sarlo, Juan José Sebrelli, Fernando Iglesias y Alfredo Casero, entre otros, es ímproba y sólo logra insertar en los debates políticos el citado aglomerado de adjetivos sin sentido, en tanto contribuye a rellenar espacios televisivos en los cuales periodistas del brillo y la profundidad de Luis Novaresio, Cristina Pérez, Luis Majul o Viviana Canosa se autoperciben interlocutores razonables.

Esta observación permite comprender que los grandes trazos en los cuales se encuentra dividida la sociedad argentina son de larga data y que las modificaciones en sus respectivos caudales comiciales resultan suaves. Claro que esa leve inclinación en uno u otro sentido puede definir un resultado y a su través todo un período de bonanza o de pobreza. Por tanto, el asunto es de cuidado.

Varios factores deberían ser tomados en cuenta. Uno de ellos es que mientras el camino hacia la inferioridad mental de los adherentes a causas reaccionarias se desarrolla con intensidad, los sectores populares, con sus dificultades y desafíos, han aprovechado las vías formativas propuestas por la Década Ganada. En tanto miles de jóvenes se asomaron a la acción sindical y social, a la participación en clubes y asociaciones –con lo que esas entidades representan a nivel educativo práctico–, otros miles fatigaron las aulas de los centros de formación profesional y las nuevas universidades gestadas por el Estado. Aunque muchos elementos programáticos ameriten fuerte debate, el hecho en sí mismo marca una realidad con proyección estratégica.

En ese sentido, es preciso aclarar que las referencias empresariales, políticas y comunicacionales de la franja liberal –por brindar una caracterización rápida– desprecian a sus bases reales al punto de ofrecerles exactamente lo que necesitan –insultos, adjetivos, difamación– en vez de ayudarlas a deliberar sobre algún eje sensato. Como contracara, los debates de fondo planteados desde el oficialismo configuran una muestra de respeto interesante.

Pero si toda carta tiene contra y cada contra se da, es pertinente señalar que los candidatos del Frente de Todos participando como visitantes en espacios periodísticos tan menores como hostiles y con pretensión de masividad, realizan su aporte para retraer los avances y favorecer la imagen de mayoría que los opositores buscan dibujar. El dilema se completa con la ausencia de directores periodísticos lúcidos y experimentados en los medios públicos, conminados por el propio Gobierno a no hacer olas. Es decir, a no realzar los avances que la administración presente puede mostrar. Pero de eso, ya hemos hablado.

Blaquier

El juez federal Eduardo Esteban Hansen resolvió enjuiciar a Carlos Pedro Tadeo Blaquier en la causa por los secuestros de Luis Arédez, Omar Gainza y Carlos Melián, concretados en 1976. Hansen rechazó un planteo de nulidad de su defensa. Blaquier es el propietario del Ingenio Ledesma. La decisión conmocionó al pueblo de Libertador General San Martín: Los familiares y compañeros de los secuestrados que llevaron adelante esta gesta señalaron que la poderosa empresa sigue operando psicológicamente con energía sobre la población.

Pero ¿Qué había hecho Arédez para desatar la furia corporativa? Como intendente del lugar –electo en 1973- intentó cobrar impuestos a Ledesma.

Ni expropiación ni ahogo: la pretensión del dirigente era hacer cumplir una ordenanza municipal en la cual se definían razonables porcentuales tributarios. Las investigaciones de los militantes populares del lugar, hoy admitidas por el juez, evidenciaron que la firma de Blaquier, en ligazón con el Estado nacional, dispuso personal de seguridad, vehículos y armamentos para perseguir a quienes realizaban acciones destinadas al cumplimiento de las leyes laborales, las obligaciones hacia la salud pública y, claro, el pago de impuestos.

Así, el empresario de 94 años, cuya familia sigue siendo alta referencia del espacio social oligárquico, deberá responder a la indagatoria judicial. Tarde pero tarde, el logro de los impulsores de la causa radica en que más allá de los criminales directos que condujeron a las personas mencionadas rumbo al limbo, la dirección económica del accionar tenga que ofrecer respuestas y ser visualizado socialmente como inspirador del delito. La Argentina profunda vuelve a decir presente cuando tantos estiman que la impunidad se enseñorea sobre el cuerpo social.

Nada es fácil para el pueblo argentino. Pese a todo, hoy la compañía de Blaquier no abona el impuesto inmobiliario urbano porque su predio figura como ejido rural. El gobernador Gerardo Morales apenas le cobra el 0,75 % de ingresos brutos a la producción primaria gracias a que el gobierno de Mauricio Macri autorizó una rebaja escalonada. En ese marco el emporio azucarero, papelero, citrícola, ganadero y de energías renovables recortó los salarios de su personal en 2020. En 2019 la sociedad anónima había facturado por más de 20 mil millones de pesos y sus ganancias aumentaron un 128 por ciento.

Rocca

Y en este presente complejo, la Unidad de Información Financiera (UIF) apeló el sobreseimiento del CEO de la empresa Techint, Paolo Rocca, y otros directivos en la llamada causa Cuadernos  y solicitó a la Cámara Federal porteña que revoque esa decisión. El recurso de «apelación adhesivo» fue presentado por el organismo que preside Carlos Cruz luego de que el juez federal Julián Ercolini sobreseyera a Rocca, al director de la compañía Luis Betnaza y a otro miembro de la firma al momento de los hechos, Héctor Zabaleta, según un comunicado de la UIF.

El objetivo de la entidad es que la Cámara Federal analice lo resuelto por el juzgado federal 11 que estuvo a cargo del malogrado juez Claudio Bonadio y ahora es orientado por Ercolini. Fíjese lector: En el sobreseimiento se evaluó que los empresarios hicieron «pagos ilegales» -coimas- en un «estado de necesidad».

Zabaleta y Betnaza aseguraron, como arrepentidos, que pagaron sobornos. Rocca alegó que supo de las coimas por los medios. Ercolini llegó a la conclusión de que los pagos ilegales habrían tenido como “única y forzada motivación la de evitar serias afectaciones a la libertad e integridad de las personas que trabajaban en Venezuela en una de las empresas del grupo económico al que pertenecían (…) el daño que pudo haber supuesto el pago ilegal de una suma importante de dinero a un funcionario público del gobierno, habría estado justificado por la necesidad de salvar o evitar mayores daños cuya ocurrencia era inminente”.

DDHH, Justicia, Poder

Estas informaciones denotan una convicción honda en el pueblo argentino para castigar los delitos generados por el poder y para refrenar eventuales intentos de volver a emplear metodologías violatorias de los más variados derechos. La tensión persiste y se desplaza en el tiempo con nuevos formatos; sin embargo el nexo entre grandes empresas y acciones ilegales atraviesa la historia nacional y llega al presente con energía inusitada. Que la trama política, judicial y mediática tienda a encubrir las irregularidades e invertir las responsabilidades sobre sus denunciantes, no implica que la legalidad se encuadre en el hacer de quienes la proclaman.

La observación vale porque en tiempos recientes las polémicas con el feminismo radicalizado han abierto el juego a sectores que se oponen a todos los derechos y se complacen en desgranar la acusación de progresista contra las franjas que exigen el cumplimiento de pautas esenciales para la vida en comunidad. Hoy como ayer hacen tachín tachín con declamaciones patrióticas vacías de contenido y funcionales a los grupos monopólicos y antinacionales que transgreden todas las leyes habidas y por haber pero se complacen en difundir que quienes  subvierten las normativas resultan ser los demás. Esa ha sido la labor de las Ligas patrióticas, de los bombarderos del Cristo Vence y de la Triple A, en distintas instancias del derrotero local.

La lucha por los Derechos Humanos en la Argentina viene prefigurando una Justicia justa; algún día el potencial popular logrará imponer ese parámetro. Los golpes de 1930, 1955 y 1976 son la evidencia del andar combinado entre oligarquía y represión. En medio del fragor de esa batalla varios espacios políticos confundieron las banderas y evaluaron que el problema se resolvía confrontando con las Fuerzas Armadas en lugar de limpiarlas y ponerlas al servicio del Pueblo de la Nación. Pero esos dislates propios de una izquierda con carril estrecho no devalúan una causa que va directo al corazón del bloque primarizador, rentista y entregador. En enlace claro, se sitúa la lucha por una Reforma Judicial a fondo, para evitar atropellos que damnifican al conjunto. 

Carrera de resistencia

La idea de desequilibrar, de romper el desmonte histórico liberal de cada período industrial popular, recobra vigor. Ya lo tuvo cuando Cristina Fernández de Kirchner dio cuenta de esa necesidad, semanas atrás. Ahora tenemos otro indicador, más concreto. El ministro Jorge Ferraresi tradujo hace pocos días: “los procesos políticos se consolidan a partir de las políticas y las personas, y los procesos en Argentina son de ocho años”. “Ese será nuestro proceso: ocho años de Alberto y ocho años de Axel (Kicillof) en la provincia (de Buenos Aires)”.

Es un mensaje que, dado el perfil de quien lo formula y del factor representativo de la impulsora, merece consideración especial. El aserto es relativamente correcto: cada tramo fuerte, en una u otra dirección, dura una década en nuestro país. Peronismo original, dictadura liberal, menemismo, kirchnerismo. Año más, año menos. Ahora bien, para que la continuidad se despliegue en un marco institucional adecuado, es preciso ganar las elecciones. Una buena parte de ese objetivo depende del establecimiento de políticas económicas relacionadas con el interés de este castigado pueblo. El concepto se ampliará más adelante, al hablar de América.

Proyecto nacional

Veamos entonces. Puede que se trate de un antes y un después, de un impulso potente en esa dirección: El Gobierno Nacional, trabajadores, referentes empresariales, dirigentes de confederaciones, cámaras y sindicatos nacionales lograron acuerdos para avanzar en un plan de trabajo destinado a fortalecer la producción nacional, generar empleo de calidad y mejorar el salario real. Esto sucedió el jueves pasado, en el marco del Primer Congreso de la Producción y el Trabajo.

Las coincidencias esenciales fueron plasmadas en un documento preparado por los principales actores de la industria para implementar políticas productivas de largo plazo. La concepción  compartida es que se consolide y profundice la recuperación económica así como un modelo que ponga al trabajo y la producción argentina como protagonistas del crecimiento nacional.

El Congreso de la Producción y el Trabajo se extendió desde el 17 de agosto hasta el jueves 26, y contó con la realización de mesas sectoriales y comisiones de Industria Automotriz; Textil, Indumentaria, Calzado y Marroquinería; Industria Metalmecánica; Industria Naval; Foresto – Industrial: Madera, muebles, celulosa y papel; Industrias culturales y juguetes; Motos y bicicletas; Química, Petroquímica y Plásticos; Electrodomésticos y aparatos domésticos; Informática; Proveedores de Petróleo y Gas; Aeroespacial y Satelital; e Industria Ferroviaria.

De las reuniones participaron más de 72 cámaras empresarias, 28 sindicatos y representantes de distintos representantes de organismos públicos. Y, créase o no, hubo un diagnóstico equilibrado entre ellos, con cifras y porcentajes que vale la pena repasar mientras otros medios se entretienen con naderías.

La industria automotriz cerró el primer semestre con un crecimiento de 20% respecto de 2019 y en el caso de la línea blanca, las 12 fábricas que tiene el país están funcionando a plena capacidad y con planes de expansión. En julio creció un 25% interanual el patentamiento de motos y la actividad metalúrgica cerró el primer semestre del año con un crecimiento del 26 por ciento, impulsada por la maquinaria agrícola, carrocerías y remolques, registrando un aumento en el empleo en el sector.

En tanto, la producción de acero crudo fue de 430.100 toneladas en julio, con un crecimiento de 32,2% respecto a ese mes de 2020 y 7,4% más que junio pasado. Al evaluar el desempeño de la industria petroquímica se destacó que, respecto a junio del año anterior, las ventas locales se incrementaron un 22 por ciento y las exportaciones un 167 por ciento.

Además, la producción en Vaca Muerta llegará a los 235.000 barriles de petróleo por día, mientras que la generación de gas ha registrado una fuerte expansión y experimentó un crecimiento del 10,4% comparada con junio del año pasado. En el caso de la indumentaria, las exportaciones de prendas de vestir alcanzaron un total de 1,8 millones de dólares e incrementaron su valor en un 61,1 % interanual durante junio de 2021 y su volumen en un 66,7 por ciento.

No faltaron referencias críticas sobre los precios y su escalada, ni advertencias acerca de la necesidad de sostener las negociaciones paritarias sin aplastamiento alguno.

América para nosotros, los americanos

Ahora bien. El trascendente avance que implica el hecho recién planteado abre el juego al despliegue del Pensamiento Nacional para apuntalar su continuidad y por eso mismo, subrayar los elementos faltantes para una concreción efectiva. Ya se sabe que la Argentina Grande con que San Martin soñó, es la realidad efectiva que debemos a Perón. Y toda esta marcha del crecimiento del mercado interno sólo puede abordarse sin las conocidas interrupciones si enlaza con los intereses de América del Sur y, en proyección, del subcontinente en su conjunto.

No es un tema de principios, aunque la bandera de la unidad regional puede resultar atractiva para muchos pueblos. Se trata de la imperiosa necesidad de ampliar e intersectar mercados hasta forzarnos a delinear una unidad política confederada. Inversiones compartidas entre los estados cercanos para obras de infraestructura, exploración y explotación energética, aprovechamiento racional de los recursos naturales, procesos de industrialización equilibrados, respaldos financieros con epicentro local, medios de comunicación abarcativos de la zona, negociaciones en bloque con otros conglomerados internacionales.

La Argentina tiene la oportunidad de resolver su persistente vaivén interno calzándose los lienzos largos en el Mercosur. La interesante labor de la Embajada albiceleste en el difícil marco brasileño puede operar como ejemplo sobre cómo proceder con otros países igual de reactivos pero más reducidos. Como la democracia genuina retornó en Bolivia y resiste los embates en varios espacios asediados, la tarea es compleja pero posible. Sobre todo, necesaria. Claro que si los nudos sureños empiezan a desatarse habrá que absorber fuertes golpes propagandísticos asentados en el imperialismo argentino y zonceras equivalentes. Es valioso entender –y decir- desde ahora que la unidad zonal beneficiará a todos los que se sumen; para eso, la generosidad práctica puede resultar el mejor flyer destinado a la difusión.

Puede que alguien suponga que en ese intrincado hilván concluye el reto. Puede que se equivoque. La relación establecida con México es un éxito que por sí mismo justificaría la asunción de Andrés Manuel López Obrador y Alberto Fernández. Décadas de desencuentros temporales, durante las cuales ambos gigantes latinoamericanos fueron apenas lugar de contención y denuncia ante los procesos inversos del adláter, están quedando atrás. El puente tendido entra ambos hemisferios supera las mejores previsiones del ABC original; no porque Perón lo dejara de lado sino porque en su era resultaba simplemente imposible. De tal modo, la iniciativa azteca para que la Argentina presida la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) ofrece la llave para iniciar el sendero Multipolar.

La extraordinaria potencia que implicaría una América latina unida está más allá de las mensuras rápidas que este periodista puede ofrecer en pocas líneas. Permitiría vínculos equilibrados con los Estados Unidos, lo que quede de la Unión Europea, el bloque euroasiático, los asiáticos del Pacífico, el mundo árabe en sus variantes, Africa, Oceanía. El camino es largo y complejo y dependerá de la sapiencia de los negociadores llevar adelante un proceso que será dinamitado regularmente por Colombia desde dentro y algunos de los mencionados desde fuera. El asunto pasa por comprender que cualquier otra alternativa a esta unidad es el fracaso y que el fracaso es la dispersión, no sólo de la región, sino de cada país en su interioridad.

El Consenso de Washington y la unilateralidad han fenecido. Los tremendos bloques enumerados van a proceder según su conveniencia; alguno podrá desplegar acciones más o menos benéficas o perjudiciales, pero los intereses geoeconómicos son tozudos y tienden a imponerse. Si nuestro lugar en el mundo no se coaliga para dialogar en igualdad relativa de condiciones, será despedazado para que los más audaces se adueñen de recursos esenciales para el brumoso futuro de la humanidad.

De allí que liguemos los temas centrales del artículo. Es preciso consolidar el camino a través de una firme victoria electoral nacional popular, activar las medidas imprescindibles para dinamizar la producción y el mercado propio y, en sintonía, lanzarse a coaligar naciones en base a un horizonte económico político netamente estratégico.

La precisión no es vana. Netamente estratégico pretende puntuar que el andar nacional en la Celac no debería zambullirse en litigios menores de rasgos inter fronterizos, sino en la búsqueda de la coalición.

¡AH! ¿Llegó la primavera? No, pero hay un sutil adelanto que hace las delicias de quienes añoran un ambiente más templado.

Hay más temas en carpeta.

  • Se vienen tiempos difíciles para Guillermo Dietrich. La protección judicial para el ex ministro de Transporte macrista puede caer. El impulso gubernamental para revisar los contratos con las autopistas Panamericana y Oeste, que derivaron en prórrogas hasta el fin del Sol, es intenso y la jueza María Eugenia Capuchetti (la Bonadío con polleras) anda buscando respaldos para seguir encubriendo.
  • En el Aire de la Gráfica el motor de la Corriente Federal Héctor Amichetti nos dijo que por un lado el gobierno debe adoptar los pasos necesarios para dinamizar la industria, pero que la responsabilidad propia radica en la unidad de los protagonistas de la vida económica interior. La construcción del Espacio Producción y Trabajo es uno de los grandes aciertos de esta vertiente sindical.
  • Durante la reunión comentada, resultó significativo el discurso del jefe del Smata, Ricardo Pignanelli: “Desde los gremios industriales tratamos de darle una mano a este gobierno porque vemos que se retomó el rumbo en el modelo de la producción y el trabajo. Si no hubiéramos tenido un gobierno peronista la pandemia hubiera sido otra cosa. La industria habría desaparecido y los trabajadores hubieran corrido el mismo destino”.
  • La serie El Reino, a la cual nos referimos en la edición anterior, sigue dando que hablar. Hace pocas horas se sumó la sesuda elaboración de nuestro compañero Néstor Gorojovsky, quien alerta sobre El Pescado y su interesante representatividad. Para sentarse sereno, y carburar.
  • Carburar. Entre tanto humo, quedó oculta una victoria trascendente del deporte argentino: José María López venció en Las 24 horas de Le Mans. Es una de las tres competencias más importantes del planeta y atiborró la imaginación de varias generaciones. El piloto sacó Pecho. Atenti porque algo encarna. No vamos a ir muy lejos aquí, pero plantamos una señal.
  • ¡Ah! El acuerdo con el Fondo Monetario Internacional está redactado y hay charlas finales entre el ministro Martín Guzmán, dirigentes del kirchnerismo y Sergio Massa. Diez años de plazo, una tasa preferencial del 1,05 por ciento; se empezará a pagar a principios de 2026. Hay debate sobre las exigencias de la entidad para un bajón pleno del déficit. Nuestras Fuentes Seguras indicaron que “el entendimiento final entre Argentina y el FMI contiene un esquema en el que todas las partes ceden y todas las partes ganan”. Vale recordar que la tasa promedio es de 4,05 por ciento.

*Area Periodística Radio Gráfica / Director La Señal Medios / Sindical Federal

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