Luego de confrontar en la tele con Ricardo López Murphy, el ex ministro de Producción nacional José Ignacio De Mendiguren, sentenció en diálogo con este medio: “Argentina le vende al mundo lo que vale poco y le compra lo que vale mucho, eso no cierra”.

“En 2001 decían que había que ajustar y nos estrellaron. En 2018 dijeron que había que ajustar y nos estrellaron. Hoy nos dicen que hay que ajustar. Los personajes son los mismos. Nunca hablan de cómo hacer para que el país facture el doble y crezca con empleo e inclusión”. El repaso corre por cuenta del dirigente de la Unión Industrial Argentina (UIA) y presidente del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE), José Vasco de Mendiguren. A su lado, impasible, Ricardo López Murphy, mira a cámara con cierta sombra de ironía en sus gestos.

El debate entre ambos, en el programa A dos Voces, incluyó una jugada fuerte del Vasco que sacó de la galera, como un conejo, la tapa de Clarín del 20 de marzo de 2001, cuando en medio de un descontento generalizado eyectaron a López Murphy del gobierno de De la Rúa por proponer un feroz ajuste neoliberal. “Ricardo se tiene que acordar”, dijo De Mendiguren blandiendo el diario que tituló ese día “El ajuste se centra en la educación: 3 ministros renuncian”. “Estuviste 14 días, algo mal debes haber hecho”, dijo. Un uppercut hubiera surtido menos efecto.

“Cuando en mi empresa tengo un problema serio, llamó al contador y ya sé que me dice: apagá la luz, suspendé los diarios, no tomés remises, pero así no salgo”, dijo el Vasco y fue inevitable la evocación de ajustar a los de abajo. “Entonces llamo al gerente de producción y veo qué productos tengo que tener y lanzar, cómo tomo un mercado que no tengo, como facturo el doble. Eso, con todo respeto, no se los escucho a los economistas que siempre hablan de los números y del déficit”, fustigó el dirigente textil. 

Un rato antes lo había llamado “el Club del Powerpoint”, por la forma de diseñar soluciones a los problemas. “Es como escuchar al Gordo Valor hablar de catecismo, la verdad es que estoy escuchando cosas alucinantes”, enfatizó, y agregó: “No seamos tan dogmáticos, escuchémonos un poco más, todos cometimos errores”. Y luego mostró otro gráfico evocando el ajuste del 13 por ciento a los jubilados, para no tocar a las AFJP. 

En diálogo con El Eslabón, el presidente del BICE repasó el debate que recalentó las redes. “Todos estos economistas, que parecen estadistas, lo único que saben es proponer en forma permanente ajustar la economía en vez de tener proyectos que la hagan crecer, porque para lograr equilibrio fiscal, se lo hace creciendo”, dijo. 

“Con el ajuste se cae el nivel de actividad, y con esto cae la recaudación y el empleo. Un círculo vicioso al cual nos han llevado muchas veces, desde José Martínez de Hoz, a Domingo Cavallo, Alfonso Prat-Gay. Todos ellos, y los economistas como Espert, Tetaz o Milei, vienen de leer libros, son teóricos. Como le dije a López Murphy: se preparó catorce años para el puesto en el que duró 14 días, porque las medidas que teorizan son imposibles de llevar a la práctica, pero siguen insistiendo, no tienen otro libreto”, explicó.

“Ninguno ha hecho otra cosa en su vida que hablar. Nunca han manejado ni la cooperadora del colegio, creen que es lo mismo jugar a la batalla naval que ir a la guerra”, ironizó. Y dijo que cuando dibujan sus teorías confunden a la gente, le hacen creer en la magia económica pero son irrealizables. “Yo, por el contrario, soy desarrollista de formación, y como empresarios, tenemos una concepción que recuperar es recuperar el poder adquisitivo del salario generando más demanda en la economía, más nivel de actividad”, aseguró.

El escenario así descripto, permite llegar al mentado equilibrio fiscal porque “recauda, cosa que no ocurre cuando se achica la economía. La ecuación es simple, pero parece que no  para las viejas recetas”. 

“Esa matriz productiva que le gusta a López Murphy funcionaba cuando la Argentina tenía cuatro millones de habitantes, entonces podía vender cereales e importar hasta las botas de los gauchos. Pero hoy, con 45 millones, con este modelo primarizado, el país tendría que exportar 30 millones de argentinos, o decir con claridad que el modelo cierra sólo con salarios bajos. No es nuestro modelo”, enfatizó.

“La ganadería y los granos deberíamos exportarlos elaborados, en vez de exportarlos a granel, lo hacemos como biocombustible o transformamos la soja en leche o en proteínas, de eso se trata”, fundamentó el Vasco. “A principios del siglo XX no hacía falta eso porque éramos muy pocos, pero si hoy se sigue exportando de ese modo, no va a bajar el índice del 40 por ciento de pobreza y Argentina va a vivir de default en default, porque los dólares que recibe no le alcanzan para pagar lo que necesita gastar”, comentó.

Para De Mendiguren, la cuestión de fondo es simple. “Argentina le vende al mundo lo que vale poco y le compra lo que vale mucho. Eso no cierra, hay que cambiar la matriz productiva y en eso estamos”.

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