Lo conocí en Santa Cruz de la Sierra. Bolivia estaba en plena etapa de recuperación de su dignidad como país y de sus recursos naturales como los hidrocarburos.

Eran los primeros meses del Gobierno de Evo en el 2006. Las transnacionales que habían llegado a Bolivia en tiempos neoliberales, a través de sus voceros mediáticos locales, amenazaban con convertir al país en una isla si es que se nacionalizaba el gas y el petróleo que hasta entonces era de los privados y no del pueblo boliviano.

Evo nunca tuvo miedo. El pueblo lo había elegido con amplia mayoría para enterrar los estragos de los neoliberales autoproclamados administradores eficientes de la cosa pública y sembrar una nueva vida para los bolivianos.

En plena amenaza de los buitres económicos contra Bolivia, escuché decir a Néstor, en un masivo acto que se realizó en un campo deportivo de Santa Cruz de la Sierra: “¡Evo, si se van las transnacionales como están amenazando ante la inminente nacionalización, vengo a decirte que Argentina estará junto a Bolivia para defender su dignidad, su soberanía. Si es necesario, Argentina va a invertir lo que no quieren invertir las transnacionales!”

Néstor demostró, en los hechos, su gran amor por Bolivia.

Nunca dejó de apoyar a Evo en los momentos más difíciles, especialmente al principio de la Revolución Boliviana. Néstor y Chávez, fueron grandes compañeros, solidarios y militantes de la Patria Grande.

Seguramente por eso Evo decía que Néstor y Chávez eran sus hermanos mayores. Pero no sólo con Evo. Néstor también tuvo gestos de hermano latinoamericano con los bolivianos residentes en la Argentina. Fueron varias las veces que permitió la presencia de los ponchos, sombreros, música, danzas de Bolivia en la Casa Rosada. Tan así que se puso el sombrero de los bailarines de morenada boliviana y la bufanda tejida con lana de la andina vicuña. Estuve cerca de Néstor en la inauguración de viviendas junto a las Madres de Plaza de Mayo.

También en la Rosada o en Olivos, escuchando no sólo de gas sino de la Patria Grande que se construye, sobre todo, con sensibilidad, mirándose y abrazándose como hermanos y no como extranjeros.

En la vida y en la política, jamás hay que perder la memoria ni ser ingratos. Néstor y Cristina hicieron mucho por Bolivia, por la Patria Grande.

Al final de cuentas, nada es casual. La historia y la geografía siempre nos unió a bolivianos y argentinos. Muchos líderes de la Revolución de Mayo estudiaron y se hicieron rebeldes al imperialismo colonial en Sucre, la otrora Charcas, Bolivia.

El primer presidente de Argentina fue el boliviano Cornelio Saavedra. La gran Juana Azurduy, luchadora con Belgrano y Güemes, nació en tierras que hoy son del Estado Plurinacional de Bolivia.

Muchos bolivianos residentes en la Argentina se inscribieron para dar su vida en defensa de Las Malvinas argentinas. Néstor está en el corazón de Bolivia.

Y hace 6 años, Evo, con seguridad, sufrió mucho por la partida de un hermano.

*Publicado originalmente en 2016 por Tiempo Argentino, medio recuperado por sus trabajadores y trabajadoras.

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