Entrevista a Héctor Piccoli a propósito de la publicación de Ensayos de Filosofía Romántica de la Naturaleza, obra que produjo con el fallecido Guillermo Colussi, a quien rinde homenaje.

La editorial Serapis ha publicado a fines del año pasado Ensayos de Filosofía Romántica de la Naturaleza, una colección de textos traducidos del alemán por Guillermo Colussi y Héctor A. Piccoli, a partir de la obra Romantische Naturphilosophie (Filosofía Romántica de la Naturaleza) compilada por Cristoph Bernoulli y Hans Kern, para Eugen Diederichs Verlag, Jena, 1926, con el agregado de unos pocos ensayos no incluidos en dicha obra.

A propósito de esta versión en lengua española de los textos germánicos, mantuvimos la siguiente entrevista con Héctor A. Piccoli:

–Nos gustaría que nos cuentes cómo surge este libro

–Este libro, hasta donde sé un Unikum (un único) en nuestra lengua dentro del campo temático tratado, surge como iniciativa de mi amigo del alma Guillermo C. Colussi, tempranamente desaparecido, un profundo y apasionado conocedor de la filosofía del idealismo alemán y, en general, de la literatura de la Goethezeit (la época de Goethe). A él se debe asimismo la elección de los textos que pueden verse en el índice y de otros más que habría por cierto agregado, de no habérselo impedido la fatalidad.

–En la Nota Editorial que precede al texto del libro se indica que no hay marcas personales de los traductores en cada una de las versiones. ¿Podría decirse que fue un trabajo de co-autoría?

–Absolutamente. El texto resultante fue traducido a dúo en su totalidad y, a posteriori, revisado por Guillermo, hasta donde el tiempo mezquino se lo permitió. El resto se debe al trabajo editorial y a alguna modesta contribución del que suscribe. Fue además un “pre-texto” de reunión sostenida en el tiempo, y a la vez celebración de confraternidad.

–A propósito del romanticismo alemán, te pediríamos una breve reflexión sobre su dimensión y su proyección histórica.

–No es fácil responder a esto en pocas líneas… Intentando sintetizar al máximo, diría: a) en el primer romanticismo, el romanticismo de Jena, teorizante y revulsivo, surge la problematización del concepto secular de “género” literario y una nueva noción de poesía. Las palabras iniciales del programático fragmento 116 afirman: “La poesía romántica es una poesía universal progresiva. Su determinación no es meramente volver a unificar todos los géneros de la poesía separados, y poner en contacto la poesía con la filosofía y la retórica. Ella quiere, y aún debe, ora mezclar, ora amalgamar poesía y prosa, genialidad y crítica, poesía artística y poesía natural, hacer viva y sociable a la poesía y poética a la vida y la sociedad, poetizar el ingenio (…)”; b) la irrupción de lo nocturnal en la escena de la literatura (los Himnos a la noche de Novalis), cuya resonancia puede sentirse incluso en Freud; c) la preocupación por la historia y la filología (sobre todo en el segundo romanticismo o romanticismo de Heidelberg (ej.: los hermanos Grimm); d) la elaboración de un pensamiento y una valoración de “lo nacional”, ya desde Herder (en rigor, pre-romántico, perteneciente al Sturm und Drang); e) como el rasgo quizás más general del romanticismo, un gesto de infinitud (la flor azul de Novalis); f) finalmente, pero no menos importante -ya que se trata del cimiento común sobre el que construyen los autores expuestos en el presente libro- esencialmente, esa idea de armonía, de consonancia, esa presencia constante de pertenencia a una gran unidad, hombre y cosmos.

–Sabemos que el interés de Guillermo Colussi por estos temas y estos autores era algo central en su práctica académica. ¿Podrías referir algo al respecto?

–Sin duda, era lo que lo apasionaba. La pasión abrevaba en un prolijo caudal de lecturas y en una práctica, una actitud reflexiva que lo constituía. Con todo, esos atributos no alcanzan, por sí solos, para consumar la fecundidad de la práctica académica. Se necesita algo más: en su disciplina, meridiana delimitación conceptual y poder de síntesis, dos predicados que confieren a un docente la calidad genuina del maestro. Esa asombrosa claridad y precisión de Guillermo a la hora de transmitir contenidos complejos era la que hacía que, al escucharlo, uno se convirtiera, instantánea y espontáneamente, en su alumno, se tratara de un concepto de Hegel, de la diferencia óntico-ontológica en Heidegger, de la idea de ciencia en el siglo XVIII o de la temporalidad en el romanticismo.

Ese magisterio, textos como estos y sus clases grabadas, constituyen el legado de Guillermo Colussi.

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