Yo no sé, no. Terminaba ese enero y con Pedro sólo pensábamos y calculábamos las semanas que faltaban para el Carnaval. A Pedro se le ocurrió -y lo dijo- que cada semana que faltaba era una cuota, entonces para esos cuatro días faltarían 6 cuotas: una de enero, cuatro de febrero y una de marzo. Mientras tanto nuestros viejos (mamá, papá) ya estaban programando los gastos del año en créditos que arrancaban de 6 cuotas para el colegio: delantal zapatos, zapatillas , rompevientos y una corbata. Ese año nos despedimos del moñito con elástico, cuestión que nos alegraba por un lado, pero se venía aprender a hacer el nudo a la corbata. Los demás útiles se compraban con un fiado en la librería del barrio, que era por semanas el pago; eso para nosotros estaba bueno, ya por lo menos pasaría una semana antes de romper el lápiz o perder las pinturitas y tener que escuchar: rompiste el contador(un ábaco de plástico) y todavía no lo pagamos .

En ese año la familia estaba contenta y aliviada, ya se había pagado las última cuota del terreno donde en el próximo año nos mudaríamos, lo cierto es que a pesar del comentario de todos los principios de mes: » hay que pagar esto y aquello», siempre nos quedaba un dinero para algún que otro finde ir a comer pizza a la calle Mendoza o ir al Heraldo o al Rose Marie o a veces al cine del Colegio San José. Al otro año el gitano Juárez desparramada su talento y su alegría en cuotas a todos los equipos de la provincia cómo jugador y cómo DT: Central, Central Córdoba, Unión, Ñul, Colón.

Pasaron unos años y las cuotas de democracia que estaban atrasadas, con la resistencia , la lucha y el regreso del General, en esos primeros años de los 70 se saldaron todas juntas e indexadas con sueños de Liberación.

El otro día, mirando un viejo cartel tipo pizarrón de una tienda del barrio que dice «Créditos desde 18 años», que siempre nos hace pensar que un vaquero y una remera la vamos a pagar en 216 cuotas como mínimo y que en realidad el cartel de refiere a edad del cliente,

Pedro me dice: la verdad que en estos momentos donde se discute en vencimiento como garpar con el FMI, es necesario que zafemos y se podría si vuelven las cuotas históricas esas que son pagables y no te ahorcan, dejándote en en bolsillo la moneda para gastarla sin angustia. Primero aquí adentro, con nuestros pueblos, hay que ir saldando la deuda. Ya habrá tiempo, y si no lo hay nos lo tomamos igual, para esos como el FMI, cuyos créditos nunca aparecieron en nuestros bolsillos.

¡Sumate y ampliá el arco informativo! Por 500 pesos por mes recibí todos los días info destacada de Redacción Rosario por correo electrónico, y los sábados, en tu casa, el semanario El Eslabón. Para suscribirte, contactanos por Whatsapp.

Más notas relacionadas
  • Que no nos agarre la noche

    Yo no sé, no. Estábamos reunidos junto al sendero de bicis, pegado al arco de cilindro que
  • Los árboles cargados

    Yo no sé, no. Manuel llegó esa tarde de marzo hasta la esquina de Riva y Crespo a decirnos
  • Antes que den las diez

    Yo no sé, no. “De ahora en más las mañanas serán frías como las orejas de mi gato”, senten
Más por Hilo Negro
  • Las niñas de Alcáser

    Fantaseábamos con ellas. Nos parecíamos en que éramos tres y teníamos quince años. La hist
  • Que no nos agarre la noche

    Yo no sé, no. Estábamos reunidos junto al sendero de bicis, pegado al arco de cilindro que
  • Una sangrienta puesta en escena

    La presunta “guerra contra el narcotráfico” promueve lo que dice combatir. Es una excusa p
Más en Columnistas

Dejá un comentario

Sugerencia

Las niñas de Alcáser

Fantaseábamos con ellas. Nos parecíamos en que éramos tres y teníamos quince años. La hist