Uno de los testigos de la causa por presunta recopilación ilegal de información por parte de funcionarios del Ministerio de Seguridad provincial admitió que ingresó al Organismo de Investigaciones “por el pullarismo”.
En su declaración en un sumario interno de la dependencia, confesó que junto a otros analistas “con algún tipo de raíz política” pasaron a planta permanente a través de un acuerdo entre el Fiscal General, Jorge Baclini, y el entonces ministro de Seguridad, Maximiliano Pullaro.
La declaración a la que accedió Redacción Rosario corresponde a Laureano Gabriel Brufal, un joven militante radical que trabajó en el Concejo Municipal de Rosario para su presidenta, María Eugenia Schmuck.
Un año antes de ingresar al recientemente creado Organismo de Investigaciones, en 2016, fue el noveno candidato a concejal en las elecciones primarias de 2015 de la lista encabezada por Schmuck, como reveló El Eslabón en su último número en la nota “Testigos protegidos”.
El testimonio de Brufal en el que admite haber ingresado al OI forma parte de un sumario interno iniciado por el titular de esa dependencia, el también radical Víctor Moloeznik, a una empleada por el presunto malestar que sus acciones provocaba en parte del personal.
Esa fue la base utilizada para que, unos meses después, Moloeznik presentara una denuncia por presunto “espionaje ilegal” en la cartera de Seguridad, en la que testimoniaron los mismos boinas blancas, pero en sede judicial.
Si bien los dichos de Brufal ratifican lo publicado por este medio, como señala el dicho judicial, a confesión de parte relevo de prueba.
“Venimos de la política”
En un fragmento de su testimonio, Brufal enfatiza que “hay que aclarar una cosa: los analistas venimos del palo civil, porque algunos -como mi caso- venimos de la política. Otros vienen de alguna relación o un trabajo previo en Fiscalía, como pasante o practicante”.
El empleado del OI cuyo testimonio conforma parte de la base inicial de la causa por “espionaje ilegal”, avanzan en la descripción de las condiciones de su ingreso al OI y señala como su mentor al actual diputado de Juntos por el Cambio, el ex progresista Maximiliano Pullaro.
“Nuestra génesis está vinculada a la política, yo llego a la fiscalía (de delitos) económicos y complejos, que fue el paso previo al Organismo, en agosto de 2016, por el pullarismo”.
Brufal, que ingresó al naciente OI en la misma tanda que Natacha Abello, también asesora en el Concejo Municipal de Schmuck, contó que “después cuando (el fiscal Adrián) Mac Cormack decide prescindir de mis servicios, paso al Organismo de Investigaciones”.
“Ésa es la realidad, y más de uno de los analistas tienen todo algún tipo de raíz política”, admitió.
“Amigo de Cándido”
Más adelante, en la misma declaración del sumario interno, el abogado de la empleada cuyas acciones motivó la apertura del expediente, lo consultó a Brufal sobre otro analista del OI, Facundo Bomboni.
El Eslabón lo sindicó como un hombre de estrecho vínculo con el entonces integrante del Ministerio de Seguridad y actual diputado provincial de la UCR, Juan Cruz Cándido, con quienes compartieron estudios en la Facultad.
“En el caso de Facundo, al menos eso me manifestó él a mí en su momento, era amigo del diputado Juan Cruz Cándido”, declaró Brufal.
El joven explicó en el mismo expediente que “la mayoría de los analistas te puedo decir de dónde viene cada uno, por más que algunos te digan que vienen de un repollo. No, todos sabemos, más o menos, de dónde venimos”.
Que organismos o dependencias judiciales estén integradas por personas que antes tuvieron participación política o cargos en la administración pública no debería asustar a nadie, ni resulta per sé de una gravedad inusitada. Hay casos aquí y allá, transversales a los partidos.
Sin embargo, que esas personas sean utilizadas por sus “jefes partidarios” para armar una causa política disfrazada de investigación judicial, sí es peligroso.
Acuerdo Pullaro-Baclini
En la continuidad de su declaración, Brufal confirma lo publicado hace una semana por El Eslabón: que los primeros empleados del OI dependían, en realidad, del Ministerio de Seguridad, quien los contrataba. Es decir, Pullaro contrataba a los militantes del “pullarismo”.
“La realidad nuestra es que hasta que no fuimos personal técnico criminalista, éramos contratados del Ministerio de Seguridad, le facturamos todos los meses al Ministerio”.
Pero eso cambió: “Hasta que en un momento nos agarran Víctor (Moloeznik) y Débora (Cotichini, ahora denunciada por “espionaje”) y nos dicen: Chicos está la posibilidad de que sean planta del Poder Judicial, a través de la ley del Organismo. Primero tienen que ser planta del Estado. La forma más fácil, ya está hablado entre Pullaro y Baclini, es que sean policías”, dijo Brufal.
Y siguió: “En ese momento éramos todos analistas, no había personal policial de seguridad, era un organismo más chico. Obvio todos dijimos que sí, porque el objetivo estaba en pasar al Poder Judicial”.
La colonización radical de parte del OI y del MPA es admitida, en ese sumario, por uno de sus propios beneficiarios.
Junto a Brufal y Abello, también declararon en el sumario interno Guillermo Nicolás Gallo, Mariano Rodríguez Grancelli, Betiana Odesti, Denise Philipp y Facundo Bomboni, y algunos de ellos replicaron su testimonio en la causa por presunta recopilación ilegal de datos por parte de funcionarios de la gestión de Marcelo Sain en Seguridad.
Té para tres
El vínculo escasamente republicano entre Pullaro, el jefe de los fiscales Baclini y el responsable de la Fiscalía Regional de Santa Fe, Carlos Arietti, también ligado al radicalismo santafesino, quedó expuesto en una causa en la que se intervinieron los teléfonos de un comisario y del ex ministro Pullaro.
Arietti, vale recordarlo, es el superior de los fiscales Ezequiel Hernández y Mariela Jiménez, quienes investigan la denuncia de Moloeznik por presunto “espionaje” desde hace cinco meses, aunque aún no imputaron a los sospechosos ni permitieron a sus abogados defensores acceder a las constancias del legajo. Sí, en cambio, se fueron filtrando detalles a la presan, útiles para construir la idea de una Mossad santafesina.
Aquella causa que dejó expuesto al terceto Baclini-Pullaro-Arietti había derivado en una sospecha de que la cartera de Seguridad “arreglaba” los exámenes de ascensos policiales a partir de un diálogo del ministro con un comisario: “Te vamos a tener que dar las preguntas, viste… como en la escuela…”, dijo Pullaro.
Allí se reveló también un diálogo entre Pullaro y Baclini. El ministro estaba enojado por la detención de un jefe policial, el comisario Adrián Rodríguez que, si bien admitía que estaba sucio, le habían prometido que se realizaría luego de las elecciones de octubre de 2017.
—Pullaro: ¿Qué haces Jorge? Che, ahí me informan que detuvieron a Adrián Rodríguez, el Jefe de la 5ta.
—Baclini: ¿Adrián Rodríguez?
—Pullaro: El jefe de la 5ta, un tipo que fue jefe de La Capital.
—Baclini: Ah, en Capital. No, no sabía nada.
—Pullaro: Che, bueno, no. Qué se yo, ¿eh?
—Baclini: Ahora voy a preguntar. ¿Quién lo detuvo, Apullán?
—Pullaro: Apullán, tengo entendido que es por las Ospe.
—Baclini: Y sí, Arietti yo estuve hablando el otro día y me dijo que tenía, pero que no sabía que lo iban a detener.
—Pullaro: A mí me dijo que tenía, pero que lo iban a detener después de las elecciones a todos. No sé porque han apurado.
—Baclini: Sí. Dejame que lo llamo y te averiguo, te averiguo bien. Averiguo bien y te digo.
Otra escucha de esa causa, de una conversación entre Pullaro y una colaboradora suya, remarca la presunta promesa incumplida por Arietti.
Voz femenina: “No, y no sé… ¿Cómo se cortan? Yo no entiendo, una fiscal se corta en una detención de un policía, sin que sepa Baclini, sin que sea, no sé…tienen ahí un quilombo igual que el nuestro me parece, ¿o no?”.
Pullaro: “A mí me parece que más, la Fiscal no le dice, no le avisa a Arietti, va y detiene. Arietti a mí me había dicho que lo hacían después de las elecciones.”
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